La liturgia es importante. El desarrollo del Foro Infodefensa celebrado el pasado 27 de enero en el Congreso nos parece relevante en esta España en la que el debate sosegado está demasiado ausente. Es importante destacar la participación de diputados del PSOE y PP, junto con representantes sindicales, Fuerzas Armadas, mundo académico e industria, que debatieron sobre la financiación de nuestra defensa de forma constructiva a pesar de las discrepancias. El debate se abrió a otros aspectos como el planeamiento de la defensa, la colaboración industrial en el marco europeo y la conciencia de defensa de la sociedad española.
La financiación de la defensa requiere acuerdos políticos. Unos acuerdos que no debería ser muy difícil de alcanzar a tenor de lo planteado por los representantes de los dos grandes partidos nacionales, que mostraron una sensibilidad especial hacia las necesidades de nuestros soldados en operaciones, a los que, en definitiva, nos debemos. Parece que hay acuerdo en que el nivel de presupuesto no es adecuado a los compromisos y necesidades de España. No se trata solo de cantidad, sino también de “calidad” en el sentido de si los dineros se reciben en tiempo y forma, y si la legislación española permite otras formas de abordar el problema.
Los condicionantes impuestos a los gestores por los plazos de ejecución del presupuesto, la problemática de la gestión de los créditos del fondo de contingencia y las limitaciones de un presupuesto lastrado por el pago de compromisos son elementos que afectan a la manera de atender a las necesidades de los Ejércitos. Se recordó que seguimos pagando letras de programas finalizados hace años mientras nos hipotecamos para la próxima década. A día de hoy ya tenemos comprometidos pagos por casi 6.500 millones de euros entre 2031 y 2035. No debemos estar cómodos ante esta situación y algo debería hacerse para resolver los problemas que el modelo de financiación produce.
No se trata de encajar en el cuadrante contable cuando se pueden hacer los pagos. La ejecución del presupuesto no debe convertirse en un fin puesto que es un medio para atender a las políticas a las que se destinan las diferentes partidas. En este sentido, se habló de la necesidad de supervisar la ejecución del presupuesto y a establecer políticas específicas en aspectos relacionados con otras cuestiones como el ciclo de vida de los sistemas.
En los últimos 30 años, la tendencia del presupuesto de defensa español ha sido de caída, mientras que el esfuerzo operativo ha sido creciente. Esta reflexión llevó al debate sobre el esfuerzo sobre PIB que España hace en defensa, y a plantear si en términos globales de cara a nuestros aliados debe reflejarse no solo el esfuerzo económico e incluir también factores como contribución operativa o aportación de capacidades. Esto nos lleva a la necesidad de explicar convenientemente la diferencia entre el criterio nacional y el que se utiliza en la Alianza y a revisar los discursos que se utilizan dentro y fuera de España.
La necesidad de acomodar los ciclos de planeamiento de la defensa con los presupuestarios fue objeto de debate. No parece que la legislación española lo permita, pero como se dijo desde la tribuna ¿se puede arreglar? Se citaron los casos de las leyes de programación de algunos países, sobre todo de Francia, y se citó la experiencia propia de la ley de dotaciones, que recordemos se remonta a la década de 1960 y que se ligó a las previsiones de evolución de la economía nacional.
Como se dijo “la rueda está inventada”, sin embargo, no nos parece que el modelo francés sea la única opción, ni siquiera la más conveniente, para conseguir la necesaria estabilidad presupuestaria. En cualquier caso, parece claro que el nivel de presupuesto y la falta de legislación apropiada nos coloca en desventaja a la hora de participar en programas internacionales y afectan directamente al peso internacional de España.
En este ámbito se planteó la necesidad de abrir el proceso de planeamiento y favorecer el diálogo entre planificadores de la defensa y las empresas. Se afirmó que la industria adolece de un mecanismo de interlocución con las Fuerzas Armadas. Quizás sea demasiado tajante. Los mecanismos existen, pero hay que formalizarlos y hacerlos más fluidos. Hay experiencias que han trasladado las necesidades generales o sectoriales, aunque quizás haya que dar un paso más y revisar como abordamos las necesidades de adquisición y sostenimiento de sistemas y establecer políticas por familias de sistemas o capacidades. Una aproximación que, con matices, se hace desde el Ejército para el desarrollo de la Fuerza 2035. El problema estriba en que mientras el mercado interior no crezca, las posibilidades son muy limitadas. Esto añade valor a la colaboración público privada y a la implicación en la financiación de proyectos de otros actores públicos, y también por qué no privados.
El campo de actuación es estrecho, pero hay margen para mejorar la colaboración con la industria. El sector industrial de defensa es muy relevante, como subrayó el representante de UGT, para alcanzar el objetivo político de que el sector industrial español alcance el 20% del PIB. Merece la pena subrayar esto, sobre todo, por quién lo dijo. Aunque no se profundizó en cómo hacerlo, el futuro de la industria parece estar ligado a ganar escala industrial para abordar en mejores condiciones la participación en consorcios europeos. En las iniciativas más recientes el protagonismo español ha sido evidente, aunque está condicionado nuevamente por las limitadas posibilidades que impone el presupuesto de defensa. En el campo europeo tendremos que competir y cooperar. Sabemos hacer ambas cosas y podemos ser más competitivos en el exterior si se recibe apoyo adecuado. La mención a la necesidad de hacer “lobby” en las instituciones internacionales merece una reflexión.
Los españoles nos sentimos orgullosos de nuestras Fuerzas Armadas. También de nuestra industria. Efectivamente es necesario explicar el valor de la defensa a la ciudadanía. El ejemplo de Kabul que se citó en la jornada es solo uno de los muchos que muestran como la eficacia operativa tiene un coste. Eso hay que explicarlo. Si damos la impresión de que es gratis no se valorará. En cualquier caso, el problema es de conciencia de defensa y también de conciencia nacional.
La jornada cerró una semana repleta de noticias relevantes para las Fuerzas Armadas y la industria, que necesitan recursos adecuados, para lo que es necesario como se dijo, consenso político, liderazgo y organización. La situación internacional nos recuerda, en palabras de otro de los ponentes, que en la guerra todos los días son lunes. No nos podemos dormir ni acomodarnos a una situación que entre todos podemos mejorar en beneficio de España.