(Infodefensa.com) Nuria Fernández, Madrid – El presidente de la asociación de empresas TEDAE, Julián García Vargas, ha incidido en que se debe hablar de “una industria de Defensa europea para una Política de Defensa europea”.
En una amplia entrevista concedida a Infodefensa.com días antes de la celebración del próximo Consejo Europeo, los días 19 y 20 de diciembre, García Vargas ha incidido en que el encuentro no se centrará en la industria de defensa, sino que abordará la Política Común de Seguridad y Defensa, y que el sector industrial será solo uno de los aspectos a discutir.
¿Por qué es tan importante para el sector de Defensa el próximo Consejo Europeo de Jefes de Estado y Presidentes?
Lo primero que hay que decir es que el Consejo no es para hablar de industria de Defensa, sino para revitalizar la Política Común de Seguridad y Defensa, y en este sentido, el documento que debe tener más relevancia es el informe de la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton. Aquí hay que tener en cuenta dos factores nuevos. El primero es que hace 20 años los norteamericanos veían la defensa de Europa como una amenaza de debilitamiento de la Alianza; hoy, en cambio, reclaman que los europeos tengan una política de defensa propia porque quieren repartir sus esfuerzos entre Asia, Europa y el resto del mundo. El segundo factor es el de los riesgos que han surgido para Europa en los últimos años y cuya evolución futura es difícil de prever, como las llamadas Primeras Árabes u otros conflictos que han surgido en África. Por lo tanto, hay razones suficientes para celebrar un Consejo Europeo que hable de Política de Defensa.
¿Qué aporta el documento de la Alta Representante que ha mencionado?
Aporta dos aspectos que tienen interés y que, si se trabaja sobre ellos, el Consejo puede resultar un éxito. El primere es que insiste en que Europa debería tener autonomía en el campo de la Defensa, especialmente en relación a los riesgos. Por primera vez, además, habla de riesgos más concretos, como los conflictos del Sahel y Oriente Medio, y otro tipo de riesgos, como la emigración o el tráfico de drogas.
El segundo aspecto que trata, más importante, es el llamado Comprenhensive Approach. Insisto en que si se trabaja bien sobre este tema puede dar a Europa muchísima proyección en lo que persigue en su documento la señora Ashton: que Europa sea un actor en la Seguridad Internacional y proyecte seguridad a su alrededor. Lo que pretende el Comprenhensive Approach es abordar los temas de seguridad de una manera amplia e integral. En el documento se habla de que, además de los medios de Defensa, hay que tener en cuenta la diplomacia, la cooperación entre Cuerpos de Seguridad, y otros medios como la Cooperación al Desarrollo. Por tanto, la forma de influir Europa en temas de seguridad no es sólo a través de medios militares, sino desde un enfoque civil, policial y militar. Esto, sin ser una novedad absoluta, sí aporta cierto carácter novedoso.
Si en el Consejo Europeo se ahonda en estos conceptos y se acuerda una voluntad de avanzar decididamente y con plazos en este terreno, se puede dar un paso importante.
¿Y sería suficiente?
No. Está bien, pero es insuficiente. Para poder avanzar en una Política de Defensa hay que avanzar en algunos aspectos sobre los que ya se viene trabajando desde hace tiempo. Se tiene experiencia en unidades europeas multinacionales, con el Eurocuerpo o la Euromarfor, pero hay que seguir dando pasos, por ejemplo, en un planeamiento militar en paralelo de todos los países. Todos debemos ir avanzando hacia una cierta especialización por países, tanto en medios como en misiones. Es decir, se trata de ir un poco más lejos de lo que se ha ido hasta ahora a través de la OTAN.
¿Qué papel jugará la industria en el Consejo Europeo?
La industria es el tercer aspecto que se tratará en el Consejo Europeo, pero se debe hablar de industria de Defensa europea para una Política de Defensa europea. Si el Consejo pasa de puntillas los temas mencionados anteriormente para debatir sobre la industria, no saldrá bien.
La Comisión, hasta hace pocos años, no tenía ninguna competencia en materia de Defensa, ya que ésta entraba en el terreno intergubernamental. Muy poco a poco se ha ido metiendo a través del concepto de mercado único, lo que le permitió conseguir que se publicaran las Directivas de contratación. Ahora da un paso más, y además de regular el mercado quiere regular la oferta. Un observador imparcial pensaría que es competencia a la EDA, pero, como ha habido una cierta inacción de la EDA, la Comisión ha aprovechado para ocupar su terreno. El problema es que la Comisión tiene medios, personal y ambición, pero no tiene ninguna experiencia en esta materia. Por lo tanto, corremos el riesgo de que, sólo con el concepto de mercado único, entre a actuar en un territorio industrial muy especial. Los Gobiernos no pueden aceptar unas reglas de mercado único que favorecen a los más fuertes y que pueden debilitar a los países medianos o pequeños en cuanto a la disposición de medios que tienen relación con la autonomía operativa y la libertad de actuación.
En definitiva, si no están equilibradas las propuestas de la Alta Representante, con la ayuda de la EDA, y de la Comisión, el resultado del Consejo no será satisfactorio.
¿Cómo pueden los países salvaguardar su soberanía ante esta iniciativa de la Comisión?
El campo de la Defensa sigue siendo intergubernamental, no es un terreno de la Comisión. Cualquier país que sea celoso de su libertad de actuación tiene que disponer de una serie de recursos que le garanticen la autonomía en cuanto a la utilización y mantenimiento de los medios que adquiera. En consecuencia, habrá una serie de tecnologías que cualquier Gobierno considere críticas o estratégicas para sus intereses, como por ejemplo las de inteligencia. Además, lógicamente, cada país intentará preservar las áreas en las que ha adquirido una especialización y en las que tiene más éxito en el comercio internacional.