Tras un debate de investidura en el que apenas, siendo benévolos, se hicieron referencias a política de defensa, las palabras de la ministra Robles en su intervención el día de la Pascua Militar sonaron a continuidad. Un hecho confirmado tan solo unos días más tarde. De su intervención del 6 de enero destaca su referencia a la idea de España como esfuerzo común, a los valores constitucionales como patrimonio de todos los españoles y al compromiso y capacidad de adaptación de las Fuerzas Armadas a las condiciones políticas a lo largo de estos más de cuarenta años de régimen constitucional. Esfuerzo común, valores constitucionales y compromiso que fueron las ideas centrales del discurso de Su Majestad el Rey en una intervención que no parecía referirse en exclusiva a “sus compañeros” militares.
Más allá de referencias de carácter más o menos filosófico, pero importantes en estos momentos, la ministra se refirió a la política de defensa como política de estado y a la necesidad de buscar consensos en ese entorno. No está mal cuando carecemos de acuerdos políticos en algunos principios básicos.
De forma más concreta planteó, algunas ideas que parece conveniente destacar. En primer lugar el principio de solidaridad con nuestros aliados, especialmente en el ámbito europeo, con leve referencia a la Alianza Atlántica. Un matiz importante si se compara con las alusiones más directas a la importancia de la OTAN que reflejó Su Majestad en su discurso, en el que aludió directamente a la “vocación transatlántica” y a la necesaria complementariedad de las iniciativas europeas en ese marco.
En segundo lugar se hizo referencia a la importancia de la innovación. Inteligencia artificial, gestión masiva de datos o computación cuántica son ya casi lugares comunes cuando se habla de innovación. Necesariamente desde Defensa se tendrá que actuar de forma coordinada con otros agentes en estas áreas, que se han reforzado con la creación de una Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial en el seno del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital.
Sin duda desde el Ministerio de Defensa y desde la industria mucho se puede aportar en estos campos duales. Se citaron también otros más específicos como el futuro avión de combate, la estrategia espacial o el ámbito específico de la cooperación estructurada permanente europea.
En tercer lugar se habló del necesario esfuerzo de inversión para propiciar la innovación, el desarrollo de capacidades militares y el “refuerzo de la industria nacional de defensa, con la consiguiente e imprescindible creación de cualificados puestos de trabajo”. Un aspecto, este último, condicionado por el marco general de las políticas que desarrolle el gobierno.
La coordinación interministerial, el nivel de financiación para desarrollar programas y la capacidad de creación de empleo parecen las ideas clave en el ámbito de política industrial anunciadas por la ministra. La continuidad en las carteras de industria y ciencia permiten cierto grado de optimismo para el desarrollo de los nuevos programas. La financiación deberá consensuarse con otras fuerzas políticas pero también en el seno del propio gobierno. En este sentido el peso de la política de defensa en el conjunto de las políticas públicas tendrá su impacto en los niveles que finalmente se establezcan y en la capacidad del sector para generar empleo.
La dicotomía entre la parte más técnica del ejecutivo y el sector más ideologizado se observa con preocupación. Hacia donde se incline el fiel de la balanza determinará la evolución del sector industrial de defensa.