Otawa ha dado el pistoletazo de salida oficial a un programa naval valorado en 26.200 millones de dólares canadienses (cerca de 17.700 millones de euros al cambio actual). Sus ministerios de Servicios Públicos y Adquisiciones, de Defensa Nacional y de Innovación, Ciencia y Desarrollo Económico han anunciado el envío de una solicitud de propuesta (fórmula conocida por las siglas en inglés RFP) a distintas empresas para el diseño de su futura flota de buques de combate en superficie, conocido como programa CSC.
El Gobierno de Canadá prevé elegir en el verano de 2017 a la empresa que diseñará el modelo de un buque de guerra que deberá estar basado en un desarrollo ya existente, de acuerdo con el comunicado oficial emitido el pasado jueves. El equipo de diseño seleccionado deberá trabajar junto con el Gobierno del país y la compañía local Irving Shipbuilding Inc en el diseño y la construcción del Combatiente de Superficie Canadiense (CSC, por sus siglas en inglés), como es conocido este proyecto.
Irving Shipbuilding actuará como contratista principal y gestionará todos los contratos asociados a este proyecto al que se le calcula que más de la mitad de sus costes se empleará en los sistemas de combate que equiparán los buques, incluido su correspondiente integración. Las autoridades del país serán las encargadas de elegir al proveedor del diseño y de los sistemas de combate.
El programa contempla la adquisición de quince buques del nuevo tipo para reemplazar a doce fragatas de la clase Halifax y tres destructores Iroquois actualmente operativos en su Marina Real. Para ello se prevén dos versiones del futuro barco: una destinada a la defensa aérea y a las tareas de mando y control de grupo, que sustituirá a los destructores y entrará en servicio en primer lugar, y otra de propósito general que desarrollarán las funciones de las fragatas.
Con la elección de un diseño ya probado se busca reducir los riesgos e impedir que los costes previstos aumenten. A partir de ahí, como recogió Infodefensa.com en mayo de 2015, el diseño será modificado para atender las necesidades requeridas por Canadá.
En la lista de empresas interesadas en este programa se encuentran la firma española Navantia, la francesa DCNS, la estadounidense Lockheed Martin y la británica BAE Systems.
Los astilleros DCNS llevan junto con el Gobierno francés promocionando sus fragatas FREMM en Canadá desde 2012. BAE Systems, por su parte, presentará un diseño basado en el Tipo 26, clase que va a fabricar para el Reino Unido. Mientras que Lockheed Martin competirá para ser el integrador de los sistemas de combate de los nuevos buques. La española Navantia también es una de las empresas en las que Canadá se ha interesado y de hecho figura en la lista corta del concurso, como publicó Infodefensa.com el pasado agosto. Unos días antes la fragata F-105 Cristóbal Colón de la Armada española visitó el puerto canadiense de Halifax, donde las autoridades militares del país pudieron conocer de primera mano el buque más avanzado de la serie F-100.
Mucho antes, en 2013 el embajador canadiense en España, Jon Allen, ya se interesó por el buque español durante la visita que hizo a las instalaciones de Navantia en Ferrol. Un año antes también se interesaron por él los astilleros Irving Shipbuilding.
La firma finalmente elegida podría acabar transfiriendo tecnología a empresas locales para que puedan competir más adelante en futuras licitaciones internacionales.
Este programa ya acumula una década de retraso –en principio contemplaba la entrega del nuevo barco en 2014 o 2015– y según estimaciones del Gobierno podría llevar diez años su diseño y otros veinte para su construcción. La entrada en servicio de la primera unidad, por tanto, se producirá en la década de 2020.
Una auditoría del programa publicada en noviembre de 2013 advierte de que los 26.200 millones de dólares canadienses estimados en principio para su realización no han sido revisados en los últimos años para sumar la evolución de los costes en mano de obra y materiales. De este modo se cuestiona que se pudiesen pagar los quince buques previstos con unos presupuestos estáticos, por lo que o bien el dinero gastado en el proyecto puede ser finalmente superior o la Armada podría reducir el número de barcos previstos.
Fotos: Marina Real de Canadá