El presidente saliente de Guatemala, Jimmy Morales, recomendó al electo, Alejandro Giammattei, quien asume el cargo el próximo 14 de enero, que mantenga la compra de los dos aviones en entrenamiento/ataque ligero FAdeA IA-63 Pampa III. Giammattei, ya como presidente electo, no se ha pronunciado al respecto de mantener o no la compra de los Pampa III, pero como candidato presidencial se opuso a la transacción, al igual que sus otros contrincantes por la Presidencia de Guatemala.
Morales, quien intentó sin éxito adquirir el pasado 3 de julio dos Pampa III a la Fabrica Argentina de Aviones 'Brigadier San Martín' (Fadea), insistió que esa es “la mejor solución de tecnología, necesidad y economía que Guatemala podría adquirir” y recomendó al futuro presidente llenar el vacío de la “modernización” de las Fuerzas Armadas.
A pesar de que la Corte de Constitucionalidad de Guatemala ordenó a Morales abstenerse de comprar los Pampa III, este aseguró que junto a su equipo tenían “razón” en intentar comprarlos y por ello siguen estudiando otras posibilidades.
Si bien “no se pueden comparar con un F-5 o un F-15, porque son más pequeños”, es el tipo de aeronave que “Guatemala necesita para contrarrestar el ingreso de jets del narcotráfico” a territorio nacional, además de que son más económicos que los otros.
“Un avión Pampa nos cuesta 1.500 dólares una hora de entrenamiento y los otros cuestan de unos 15.000 a 30.000 dólares la hora. Además, no solo era el avión, sino que era el entrenamiento, mantenimiento y repuestos necesarios durante un tiempo prudencial, todo anclado a nuestros radares”, detalló Morales.
La Presidencia argentina había asegurado que las aeronaves adquiridas, que iban a ser entregadas en los próximos meses, serían utilizadas para el entrenamiento de pilotos y el control de fronteras y añadió que la operación se cerró por un monto total de 28 millones de dólares, incluyendo los servicios de entrenamiento de pilotos y mantenimiento.
Estos dos aviones Pampa III, cuya negociación se venía realizando desde enero, serían la primera exportación de este tipo de aeronaves de reconocimiento que realizaba Argentina, pero la compra se detuvo cuando la Contraloría General de Cuentas de Guatemala recomendó al Gobierno no usar ese método, pues no se trataba de una transacción que debía pasar por el aval del Congreso guatemalteco.