El presidente de Chile, Sebastián Piñera, encabezó la ceremonia que conmemoró el martes 8 de enero los 40 años de la firma del Acta de Montevideo que sentó las bases para poner fin al conflicto del Beagle que casi genera una guerra con Argentina por la soberanía de varias islas e islotes y espacios marítimos adyacentes en una zona de gran valor estratégico situada entre los océanos Atlántico y Pacífico.
El acto tuvo como finalidad efectuar un sentido reconocimiento al esfuerzo de los soldados, marinos y aviadores que durante ese período fueron desplegados a lo largo de la frontera para defender a Chile ante una eventual agresión bélica del país vecino.
La actividad se efectuó en el canal Beagle en la cubierta de vuelo del patrullero oceánico OPV-81 Piloto Pardo y contó con la asistencia del ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero; el ministro de Defensa Nacional, Alberto Espina; los comandantes en jefe del Ejército, Armada y Fuerza Aérea; autoridades regionales y militares además de 30 veteranos de las Fuerzas Armadas que fueron condecorados por su desempeño militar en esa crisis.
Piñera recordó el complejo momento que vivieron Chile y Argentina por diferencias limítrofes en el sur del continente en 1978 y valoró el papel de las Fuerzas Armadas que fue fundamental para disuadir cualquier intento de invasión argentina al territorio nacional.
El jefe de Estado reconoció en su discurso el rol del papa Juan Pablo II cuya gestión alejó el fantasma de la guerra que se cernía en la zona en vísperas de la Navidad de 1978 y permitió que ambos países se sentaran a negociar concluyendo el diferendo con el Tratado de Paz y Amistad de 1984.
Tras una década sin avances concretos en la solución definitiva del diferendo existente por la delimitación de la traza de la boca oriental del canal Beagle y la soberanía de las islas Nueva, Picton y Lennox, además del espacio marítimo adayacente, Chile decidió el 11 de diciembre de 1967 invocar el arbitraje de la corona británica en virtud de lo establecido en los Pactos de Mayo de 1902 que contemplaban este mecanismo de solución.
Pese a la reticencia inicial de Argentina, ambos países firmaron el 22 de julio de 1971 el compromiso arbitral que dejó el asunto en manos del Reino Unido. Se formó un tribunal arbitral integrado por 5 magistrados de la Corte Internacional de Justicia previamente elegidos por los dos países en pugna y se acordó que estos jueces tendrían que redactar una Decisión que incluyera el trazado del límite definitivo, resolver cada punto en disputa y establecer las razones en las que se fundaba esta solución. En su calidad de árbitro, Reino Unido estaba facultado para aprobar o rechazar la Decisión, la que se constituiría en sentencia si era aprobada. La Corte Arbitral eligió la ciudad de Ginebra, Suiza, como el lugar en el que se realizarían las sesiones.
Tras finalizar en octubre de 1976 la etapa de los alegatos orales, el Tribunal comenzó sus deliberaciones y entregó al gobierno británico el resultado el 18 de febrero de 1977. El Laudo Arbitral fue comunicado a Argentina y Chile el 2 de mayo de 1977 y fijó el límite marítimo en la mitad del canal garantizando a ambas partes la libre navegación a los puertos de la zona. De acuerdo a la sentencia todas las islas, islotes, arrecifes, bancos y bajíos situados al norte del límite pertenecen a Argentina quedando bajo su soberanía la isla Gabble y los islotes Beccases, mientras que aquellos situados al sur son de Chile quedando de esta manera bajo su poder las islas Picton, Nueva y Lennox así como sus islotes adyacentes, entre ellos, el Snipe. El fallo era inapelable y su cumplimiento quedaba confiado al "Honor" de ambas naciones.
El 25 de enero de 1978 Argentina declaró nulo el fallo aduciendo que el Laudo Arbitral "no reúne las condiciones de validez exigidas por el Derecho de Gentes para ser tenidas por tales". Al día siguiente Chile rechazaba la postura argentina y solicitaba a la Corte Arbitral que resolviera esta situación, declarando el Tribunal el 8 de marzo de 1978 que el Laudo era válido y que la petición de nulidad de Argentina era "inadmisible". La Junta Militar de Argentina siguió adelante con su postura de desconocimiento del fallo e inició preparativos bélicos a gran escala para tomar posesión de las islas otorgadas a Chile e invadir su territorio continental, si fuese necesario, confiando en su mayor poder militar.
A medida que las negociaciones diplomáticas fallaban y la presión militar argentina aumentaba, Chile comenzó el despliegue del Ejército y Carabineros a lo largo de la extensa frontera terrestre común. Al Cuerpo de Infantería de Marina (CIM) de la Armada de Chile se le asignó a partir de 1977 la misión de proteger y rechazar cualquier intento de invasión a las islas Picton, Nueva, Lennox, Navarino, Wollaston y Hornos, estableciendo Puestos de Vigías y Señales (PVS) en toda el área circundante.
La Escuadra Nacional, principal fuerza operativa de la Armada de Chile, a contar del 20 de diciembre de 1978 entró en estado de máxima alerta de combate ante la proximidad de un ataque a la zona en disputa. Argentina había planificado a través de una acción militar denominada Operativo Soberanía la invasión de las islas el 22 de diciembre. Ambas fuerzas navales estuvieron a punto de enfrentarse la madrugada de ese día, lo que afortunadamente no sucedió al aceptar la Junta Militar de Argentina, a solo horas del comienzo del Operativo Soberanía, la mediación del papa Juan Pablo II. La Flota de Mar Argentina (Flomar), que navegaba en formación de ataque en el cabo de Hornos en medio de un fuerte temporal, retornó a la isla de los Estados tras recibir la orden de suspender la invasión de las islas.
Los cancilleres de Argentina y Chile se reunieron en Uruguay y suscribieron el 8 de enero de 1979 el Acta de Montevideo por el cual aceptan y solicitan a la Santa Sede que actúe como mediador en la búsqueda de una solución al diferendo del Beagle y se comprometen a no recurrir a la fuerza en sus relaciones mutuas, retornar a la situación militar existente al principio de 1977 y a abstenerse de adoptar medidas que puedan alterar la armonía en cualquier sector.
Tras cinco años de negociaciones, finalmente el 29 de noviembre de 1984 ambos países suscriben en la Ciudad del Vaticano el Tratado de Paz y Amistad que fija, en términos similares al Laudo Arbitral de 1977, el dominio de las islas ubicadas en la mitad norte del canal Beagle a Argentina y las situadas hacia el sur a Chile, reconociéndole a este país de manera implícita la soberanía de las islas que se encuentran hacia el sur y sudeste hasta el Cabo de Hornos. Argentina, por su parte, es beneficiada con la mayor parte del territorio marítimo en disputa proyectado hacia el Atlántico.