La guerra electrónica es una de esas capacidades militares de las que no se habla mucho -a veces es mejor- pero que al final pueden marcar la diferencia en las operaciones. El jefe del Regimiento de Guerra Electrónica nº31 del Ejército de Tierra, coronel Miguel Ángel San Segundo, explica en una entrevista a Infodefensa.com la importancia de contar con equipos avanzados en este ámbito y aborda las lecciones aprendidas en este campo a raíz de la guerra en Ucrania.
A modo de introducción, ¿qué es la guerra electrónica?
La guerra electrónica es un conjunto de capacidades orientadas a la vigilancia, localización y escucha en el espectro electromagnético y a actuar sobre él con acciones de perturbación. Estas acciones se engloban en lo que se conoce actualmente como dominio ciberespacial, que está adquiriendo una mayor trascendencia día a día, como demuestran las operaciones en la guerra de Ucrania.
¿Cómo funciona esta unidad? ¿qué estructura orgánica y capacidades tiene el regimiento?
El Regimiento de Guerra Electrónica nº 31 está focalizado en el entorno táctico y operacional. Además de capacidades de guerra electrónica tenemos capacidades de ciberdefensa militar orientada a este tipo de entornos. El regimiento apoya a unidades tipo brigada y grupo de combate con unos equipos móviles con capacidades similares a las unidades a las que da apoyo y otras capacidades de escalón superior (división y cuerpo de ejército) que tienen por objetivo completar las capacidades de unidades de primera línea y con ellas poder desarrollar el resto del ámbito operacional y táctico.
¿En qué misiones participa esta unidad?
La unidad está desplegada en distintas zonas de operaciones. Estamos trabajando con capacidades de ciberdefensa y guerra electrónica en la operación de Presencia Avanzada Reforzada de la OTAN en Letonia. También desde febrero de este año en la operación en Eslovaquia y además damos protección en el entorno ciberespacial al contingente español desplegado en la misión de la Naciones Unidas en Líbano (Unifil). Nuestro trabajo es intenso.
Desde principios de la década pasada hemos estado casi permanentemente desplegados en distintos teatros de operaciones, que incluyen a República Centroafricana, Mali, Atalanta o Afganistán. Tenemos una experiencia y bagaje que demuestra que nuestra capacidad es necesaria y que sabemos hacer nuestro trabajo bien.
¿Qué desafíos tiene la unidad para los próximos años?
El escenario tecnológico paralelo a la guerra de Ucrania demuestra que los desarrollos en el ámbito de la guerra electrónica avanzan rápido. Este es uno de los principales retos con dos derivadas. Por un lado, la exigente formación del personal para de una forma clara afrontar esos cometidos y, por otro lado, disponer de un equipamiento y un desarrollo tecnológico acorde con estos desarrollos. El Ejército de Tierra ha desarrollado un plan de acción de guerra electrónica dentro del concepto Ejército 2035 con una serie de puntos e hitos que permitan disponer de las capacidades de una fuerza avanzada en ese entorno temporal.
Ya ha hablado de la guerra en Ucrania, ¿qué lecciones aprendidas están sacando de este conflicto?
La guerra de Ucrania lo único que ha hecho es poner la atención en una capacidad que por sus características y el desarrollo de otros conflictos –con una clara descompensación tecnológica entre adversarios- no tenía tanta trascendencia. En este escenario –Ucrania- existe una equiparación de capacidades entre los dos adversarios y por eso la guerra electrónica está siendo un colaborador necesario para obtener al menos la superioridad local en determinados entornos para el desarrollo de las operaciones y la maniobra. En ese sentido, al igual que se piden a los aliados otras capacidades, también se está pidiendo capacidades en guerra electrónica. Existen infinidad de foros y expertos que trasladan imágenes de lo que ocurre que demuestran la importancia de estos medios, como elemento necesario para una superioridad al menos local.
Nos podría dar algún ejemplo de las acciones en el ámbito de la guerra electrónica en la guerra de Ucrania
Sí, en fuentes abiertas es posible ver a diario el desarrollo de acciones dirigidas a la denegación de la señal GPS. Al final, es uno de los tres elementos fundamentales de la guerra de navegación; la señal de sincronismo, la señal de GPS y la navegación; necesarias para que todos los sensores del campo de batalla trabajen de forma coordinada. Este es un claro ejemplo. Hasta ahora no se había desarrollado. Siendo conocido, no se había visto la importancia de tener elementos suficientes para contrarrestarlo. También se está hablando sobre cómo Rusia está siendo capaz neutralizar la señal GPS para que municiones guiadas no tengan la eficacia que deberían tener.
Otra de las capacidades del regimiento es la ciberdefensa
En 2018, el Ejército de Tierra impulsó esta capacidad orientada al desarrollo o implementación de redes tácticas. Básicamente, cualquier red que necesita una acreditación de seguridad precisa no solo de las capacidades naturales de ciberseguridad del desarrollador de la red, sino también unas capacidades de ciberdefensa. Hay alguien enfocado en garantizar la seguridad de sus medios y alguien que aporta una capa adicional que es la ciberdefensa. El principal cometido es proporcionar ese plus de seguridad, de capacidad de ciberdefensa, a este tipo de redes para su acreditación en entornos nacionales o multinacionales.
Y luego está la capacidad de perturbación...
Hablábamos de capacidades de escucha, localización e interceptación del espectro electromagnético, pero la segunda derivada es la capacidad de perturbar el espectro electromagnético; es decir, generar un ruido que dificulte las comunicaciones del adversario. La forma de hacer eso es emitir a gran potencia; lo que genera algo parecido a un faro en la noche. Esto también te hace visible al adversario; eres un objetivo. Ese doble juego de saber lo que pasa y querer influir sobre ello; es el doble juego de la guerra electrónica. Lo realmente complicado es la segunda parte, la perturbación de la señal del adversario, puesto que pasas a ser automáticamente un objetivo a batir. En la guerra de Ucrania, por ejemplo, hay soluciones de perturbadores inatendidos de bajo coste; de forma que, si son localizados y abatidos, la relación entre coste, desarrollo y tiempo de empleo merece la pena.
¿Por qué es importante realmente la guerra electrónica? ¿Hasta qué punto es fundamental tener una capacidad de este tipo?
Hay que pensar que cualquier sistema de armas precisa hoy en día el uso del espectro electromagnético. La sensorización cada vez mayor del campo de batalla precisa del uso de este espectro. Y es aquí, en ese mayor uso, donde las unidades de guerra electrónica somos capaces de obtener más información, orientada a completar otro tipo de información, y, con ello, contribuir a obtener una situación de ventaja, no tanto en una amplia zona de terreno, pero sí, de forma localizada y temporal, que contribuya a obtener esa diferencia positiva hacia nuestro lado frente a un adversario. La guerra electrónica puede marcar la diferencia en un momento concreto para desarrollar una maniobra ofensiva o defensiva con ventaja.