Marco Antonio Chamon, presidente de la Agencia Espacial Brasileña (AEB), institución responsable de coordinar el programa espacial del país, ha anunciado un vuelo del cohete VS-50 para 2024. Este proyecto nace de una asociación binacional entre el Instituto de Aeronáutica y Espacio (IAE) de Brasil y la Agencia Espacial Alemana (DLR).
Brasil (IAE) fue responsable del desarrollo de los motores S50 y S44 y del sistema de navegación de apoyo. También se encargó de la infraestructura de lanzamiento y seguridad de vuelo y de gestionar la documentación del proyecto.
Por su parte, Alemania (DLR) se encargó del desarrollo y cualificación de los demás sistemas.
El cohete brasileño, denominado VS-50, es un vehículo suborbital; es decir, no alcanza una órbita y permanece en ella, sino que vuela durante unos minutos en el umbral de la atmósfera, a 100 kilómetros sobre el nivel del mar, y luego regresa.
Este vuelo suborbital es suficiente para realizar experimentos en microgravedad, pero los datos generados, si el cohete y su carga útil completan la misión, podrían validar la construcción del Vehículo Lanzador de Microsatélites (VLM-1), que en teoría utilizaría el mismo tipo de motor que el cohete VS-50.
Una amarga realidad para el Programa Espacial Brasileño, ya que el VLM-1 supone un descenso en prestaciones de vuelo, autonomía y carga útil respecto al difunto proyecto VLS, el cohete multietapa que explotó en su torre de integración/lanzamiento en el Centro Espacial de Alcântara, en Maranhão, el 22 de agosto de 2003, causando la muerte de más de 20 científicos, técnicos e ingenieros.
Veinte años después, la Agencia Espacial Brasileña y el Programa Espacial Brasileño acumulan muchos y variados retrasos, deficiencias de gestión, dificultades en la adquisición de elementos tecnológicamente controlados y un enorme déficit de inversión, especialmente por parte del Estado brasileño, que no dota a la Fuerza Aérea Brasileña, institución clave en este dispositivo, de recursos adecuados y de una previsibilidad presupuestaria acorde con las necesidades del sector.
Brasil se ha quedado atrás en el desarrollo de un programa espacial mantenido por el Estado, hasta el punto de verse obligado a pagar por un lugar para lanzar un satélite brasileño utilizando un cohete indio.