Personal del Instituto Antártico Chileno (Inach) en conjunto con la dotación de la base naval antártica Arturo Prat de la Armada de Chile instalaron una estación meteorológica equipada con sensores permanentes que entregará datos ambientales en tiempo real desde el continente blanco a la comunidad de manera pública y gratuita.
Según la Armada de Chile, la presencia de esta red del programa de sensores latitudinales (PSL) del Inach busca aprovechar las características de laboratorio natural de la península antártica para registrar a largo plazo, mediciones de variables atmosféricas con estaciones equipadas con sensores acondicionados para las características del continente blanco.
Esta iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación de Chile permitirá entender de mejor manera la dinámica de los ecosistemas antárticos a través de los datos recopilados por estos sensores y, a su vez, hacer frente al cambio climático global por medio de información y evidencia científica.
Presencia antártica
La Armada de Chile fue la primera institución de la Defensa Nacional en contar con una base antártica permanente. El 6 de febrero de 1947 se inauguró la Estación Meteorológica y Radiotelegráfica Soberanía, la que un año después sería rebautizada Arturo Prat.
El personal asignado a esta destinación ha efectuado por décadas tareas de exploración, meteorología y soberanía además de misiones de control de tráfico marítimo, apoyo a proyectos científicos y protección del ecosistema antártico.
La institución dispone también de la Gobernación Marítima Antártica de Bahía Fildes creada el 5 de enero de 1987. El recinto original fue ampliado en 2005 y posteriormente se implementó una nueva infraestructura que fue inaugurada por la institución en abril de 2009. La gobernación fue destruida por un incendio en julio de 2018 y fue reemplazada por una instalación modular.
Esta repartición de la Armada de Chile contribuye a salvaguardar la vida humana en el mar, ayuda a preservar el medio ambiente acuático, combate la contaminación marina, entrega información metereológica y proporciona un apoyo fundamental para la actividad científica en la Antártica.