Berlín ha encargado 35 aviones de combate F-35 a Lockheed Martin, e incluso se ha planteado la adquisición de ocho más para fortalecer sus capacidades aéreas. Pero esto último se apuntó el año pasado, cuando Donald Trump aún no había accedido a la presidencia de Estados Unidos y ni tan siquiera había ganado las elecciones. Ahora, en Alemania, como en otros países europeos clientes del caza de quinta generación, crece el temor a que el creciente desencuentro con Washington pueda llevar a dejar los aparatos inservibles ante la posible existencia de un “interruptor de apagado”. Este riesgo, del que no se ha confirmado que sea real, se suma más cierto peligro de que, ante un desencuentro, los F-35 de un país tuviesen que quedarse en tierra en un momento dado si Estados Unidos dejase de suministrar sus correspondientes repuestos y de realizar las necesarias actualizaciones.
Ante estas amenazas, comienzan a aparecer voces sugiriendo la conveniencia de replantearse el programa de adquisición de las aeronaves. La cabecera alemana Bild, que es el diario de mayor tirada en Europa, recogió hace unos días las declaraciones del ex embajador en Estados Unidos y ex presidente de la Fundación de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Wolfgang Ischinger, advirtiendo: “Si tenemos que temer que Estados Unidos pueda hacer con los futuros F-35 alemanes lo que está haciendo actualmente con Ucrania, podríamos plantearnos rescindir el contrato”.
Junto al prestigioso ex diplomático, algunos diputados locales han apuntado que Alemania quizá debería haber seguido los pasos de Emiratos Árabes Unidos con el F-35, del que descartó su compra prevista por las imposiciones de Washington para que el avión no alcanzase todas sus capacidades al servicio del país del golfo Pérsico, y de ese modo no estuviesen a la altura de las unidades entregadas a Israel.
En el caso de Alemania, “tenemos que mirar con lupa y tener cuidado”, ha apuntado al Bild el ex militar y miembro del partido gubernamental CDU Ingo Gädechens, sobre este punto. “Si gastamos tanto dinero en un sistema de armas como el F-35, también debemos ser capaces de decidir por nosotros mismos cómo utilizarlo”.
Acuerdo con Rheinmetall
Si se cumple el cronograma previsto, la Luftwaffe (fuerza aérea alemana) recibirá su primer F-35A en EEUU a lo largo del año 2026, y el aparato llegará al fin a Alemania al año siguiente, 2027.
El país centroeuropeo pasó en unos pocos años de prescindir del jefe de la Luftwaffe por expresar su preferencia por el F-35, cuando el avión estadounidense estaba vetado por las autoridades alemanas, a adquirirlo e incluso acordar la fabricación de algunas de sus partes en suelo germano. Las compañías estadounidenses Lockheed Martin, como líder del programa (más caro de la historia militar) y Northrop Grumman, el socio principal, suscribieron hace dos años una carta de intenciones con la compañía alemana Rheinmetall para que ésta se encargue de los fuselajes centrales del F-35.
Hace unos meses, antes de la victoria de Trump en EEUU, Berlín eligió que sus futuros F-35 se ensamblen en suelo norteamericano, y no en Europa, donde existe una línea de montaje final en Cameri, Italia.