Los romanos la llamaron Septem Fratres (Siete hermanos) por, según Pomponio Mela, las siete colinas que rodeaban la ciudad. Es Ceuta, una ciudad cuyo plano se extiende por una península y está cerrada al resto de África precisamente por esa orografía que destacaron los romanos en su nombre. Su topografía es determinante, pero entorno también es relevante desde el punto de vista táctico, más allá de sus fronteras se extiende una zona rica de un país pobre, y eso no es bueno. Aún así, se considera una plaza preparada para defenderse ante un ataque militar convencional pero, ante uno hibrido la diplomacia será prioritaria.
La amenaza sobre las Ciudades Autónomas siempre está ahí, a fin de cuentas, Marruecos las reclama como propias, pero esta cuestión está cada vez más en boca de todos, sobre todo en el último año, después de los asaltos marroquíes perpetrados contra las vallas fronterizas y el cambio de postura del Gobierno español respecto al Sáhara Occidental, que podría implicar una próxima retirada de tropas marroquíes de los más de 2.700 kilómetros de muros que conforman el frente del reino alauí en el Sáhara. Esa retirada liberaría una ingente cantidad de tropas marroquíes cuyo nuevo destino es una incógnita aunque, como explica el general Salvador Sánchez Tapia, “cuando tienes un instrumento militar así, la tendencia suele ser darle un empleo”. Y eso podría apuntar a Ceuta (y Melilla). El general Fernando Alejandre, exjemad, también ha advertido del peligro de ese “patio trasero”, si bien él lo extiende más allá de Marruecos y pide que no nos olvidemos de Argelia y de los grupos terroristas integristas que campan más al sur.
Ese cambio de coyuntura que puede derivarse de la cuestión saharaui es un problema potencial, pero hay otro que ya está aquí: la amenaza híbrida, y aquí Marruecos lleva un tiempo poniendo a prueba la frontera española. La cuestión es si Ceuta (y Mellilla) está preparada para defenderse, sobre todo teniendo en cuenta que ambas están fuera del amparo de la OTAN ante una posible agresión por parte de Marruecos.
Las preguntas aquí son dos. La primera es si hay realmente una amenaza y en la respuesta coinciden todos los expertos consultados: “Rotundamente sí”. La segunda es si Ceuta es vulnerable. Y la respuesta es que si hablamos de un ataque convencional no tanto, pero si hablamos de uno híbrido, opción que Marruecos no deja de tantear, las cosas ya no están tan claras.
Respuesta ante un ataque convencional
Vayamos por partes y echemos un vistazo a la situación ante un escenario ataque convencional. Más allá de la citada topografía y posición táctica, Ceuta es una plaza bien preparada. Sus muros guardan más de una docena de carros de combate Leopard 2A4, una decena de blindados Pizarro, un batallón de la Legión en BMR, uno de Regulares en Vamtac, cuatro obuses autopropulsados de 155 o otros tantos de 105, además de una batería aérea de 35 mm y misiles Mistral. También tiene un buque en su puerto, el patrullero P-114.A esto hay que sumar el grupo de misiles Hawk instalado en el Acuartelamiento Cortijo de Buenavista en San Roque (Cádiz) con un alcance de 40 km que les permitiría defender la Ciudad Autónoma desde la Península, un Batallón de Transmisiones en Algeciras que ofrecería inteligencia, la batería de Artillería de Costa nº4 en Cádiz dotada de seis Siac 155 con alcance de 40km (70 con munición guiada) y que está ubicada habitualmente el estrecho y la superioridad aérea garantizada desde las bases de Morón y Albacete.
Todo este material está en manos de profesionales altamente cualificados pertenecientes a las distintas comandancias de la Península por una parte y por otra a la propia Comandancia General de Ceuta (Comgeceu), que se estructura en un Cuartel General y siete Unidades: el Tercio de Alba 2º de la Legión, el Regimiento de Caballería Montesa nº 3, el Regimiento de Artillería Mixto nº 30, el Regimiento de Ingenieros nº 7, la Unidad Logística nº 23, el Grupo de Regulares nº 54 y el Batallón del Cuartel General, además de una Comandancia Marítima.
Pues bien, todo este despliegue es únicamente para frenar un primer embite, porque la defensa de Ceuta es una defensa nacional. Es decir, las unidades destinadas en la plaza solo tendrían que aguantar lo que tardaría la Península en poner sobre el terreno las fuerzas necesarias para repeler un ataque importante. Este concepto es un axioma y el general Jesús Argumosa lo deja claro: “Para España, la defensa de las Ciudades autónomas no es ni un tema local ni un problema regional, sino una cuestión nacional”. En similares términos se expresa el general Sánchez Tapia: “La defensa de las plazas está pensada para aguantar hasta que lleguen los refuerzos de la Península”.
Grande Marlaska en una visita a la valla ceutí.
Escenario de ataque híbrido
Pero ¿qué pasa si no hablamos de un ataque convencional? Pues que aquí la cosa se complica, entramos de lleno en la zona gris y ese mismo nombre deja claro que no hay nada claro. El general Alejandre considera que Marruecos ya está haciendo pruebas para atacar España y ha calificado en una reciente entrevista con infodefensa.com de “intento de intifada” el asalto a la valla de Ceuta de menores lanzados por Marruecos en 2020. Alejandre es muy claro en esto: “No hay que pensar en columnas de carros marroquíes avanzando sobre Ceuta y Melilla. Se pueden sumar otros muchos medios para llegar a calentar la situación de tal forma que el resultado sea muy parecido, sino el mismo”. Y puso como ejemplo los recientes asaltos de subsaharianos a la valla “armados hasta los dientes y habiendo preparado además el modo de enfrentarse a la Guardia Civil”. El general lo comparó con lo ocurrido en Crimea, donde “vimos a hombrecillos de verde que subvirtieron una península, por cierto, bastante grande, igual que vimos a las primaveras árabes subvertir el orden”, y finalizó con dos preguntas al aire: “¿Nos puede pasar a nosotros?, ¿es un ensayo lo del año pasado en Ceuta?”. Él no lo duda y Sánchez Tapia tampoco. “Marruecos ya está haciendo operaciones en la zona gris, utilizando tácticas híbridas”, afirma.
La primera respuesta en este caso pasaría por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, pero en el momento que se considere un ataque híbrido entran en juego las Fuerzas Armadas. El gran problema aquí es el relato, es decir, la coyuntura internacional, la nacional…, en definitiva, el qué dirán si se repele militarmente un ataque civil por mucho ataque que sea. Y esto, no se puede olvidar, no es algo nuevo para Marruecos, es exactamente lo que hizo en la Marcha Verde con la que invadió el Sáhara.