La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina realizó los primeros estudios para instalar dos sistemas de antenas de reflector parabólico en la Base Antártica Conjunta Belgrano II. En concreto, se llevaron a cabo análisis del suelo para que, en las próximas campañas, se avance con el anclaje de las estructuras que servirán de base a las antenas. El informe técnico que resulte de esos trabajos se va a incorporar en la licitación que se prevé relanzar en 2022 para construir las bases durante la próxima Campaña Antártica de Verano 2022-2023.
Durante el estudio, se planificaron perforaciones de hasta dos metros de profundidad donde se van a instar las antenas, como así también, diferentes ensayos y ejecución de anclajes para medir la resistencia de la roca y la resistividad eléctrica del terreno.
Al respecto, jefe de Unidad de Estaciones Terrenas de la Conae, Gustavo Rébola, explicó que a diferencia de los métodos tradicionales de anclajes, que utilizan un bloque de hormigón, el objetivo esta vez es fijar las estructuras que van a sostener a las antenas directamente sobre la roca con el fin de optimizar el uso de recursos, simplificar las tareas y producir un menor impacto ambiental. Rébola ya había visitado el lugar durante la campaña antártica 2019/2020 para evaluar sus características y determinar si reunía las condiciones técnicas necesarias para avanzar en el proyecto.
Tercera estación terrena
Junto con las estaciones terrenas de Córdoba (ETC) y de Tierra del Fuego (ETTdF), esta sería la tercera estación terrena de la Conae con capacidades de TT&C.
Su ubicación en la base argentina más cercana al Polo Sur y la tercera más austral de las bases permanentes a nivel mundial no es al azar. "Cuanto más cerca del Polo Sur ubiquemos las antenas, más veces podemos observar por día a nuestros satélites", explicó Rébola.
"Por ejemplo, los Saocom 1A y 1B dan unas 15 vueltas al planeta por día, de las cuales desde la Estación Terrena de Córdoba los podemos ver cuatro veces, en Tierra del Fuego, en cambio, los podemos ver siete veces y en Belgrano II los veríamos las 15 veces", detalló el científico argentino.