A orillas del mar Negro, muy cerca de la ciudad rumana de Constanza, se encuentra la base aérea Mihail Kogalniceanu. Aquí, en la otra punta de Europa, está el destacamento Paznic del Ejército del Aire español, formado por seis cazas de combate Eurofighter y 130 militares. Desde el pasado 1 de febrero, y hasta el próximo 31 de marzo, este contingente forma parte de la misión de Policía Aérea de la OTAN, responsable de la protección del espacio aéreo de Rumanía de las posibles incursiones de aeronaves rusas. Esta es la primera vez que España envía cazas a esta operación de naturaleza defensiva impulsada por la Alianza Atlántica en 2014, tras la anexión de Crimea por parte de Rusia.
El jefe del destacamento, el teniente coronel José Enrique Hernández Medel, explica en una entrevista a Infodefensa.com que hasta la fecha los aviones españoles han efectuado "más de 200 misiones, la mayoría de entrenamiento, para practicar el procedimiento de tango scramble (ejercicios que ponen a prueba la respuesta de la unidad) o para adiestrarse con las fuerzas rumanas". Los alfa scramble, es decir, las misiones reales, "han sido muy pocas, menos de diez". "Como toda misión que empieza de cero, ha tenido sus retos, pero todo ha ido muy bien. Ya hemos pasado el ecuador, y estamos pensando en el repliegue".
Paznic significa guardián en rumano, un guiño a la nación anfitriona. Este es el precisamente el cometido de los Eurofighter, vigilar y patrullar. Su principal misión es identificar e interceptar, llegado el caso, a las aeronaves que no cumple con las reglas del juego: intentan entrar en el espacio aérea aliado, vuelan sin transpondedor y plan de vuelo, o no hablan por la radio. Una de estas misiones reales se produjo el pasado 4 de marzo. En esta ocasión, los cazas españoles interceptaron a dos casos Su-30 rusos. "Estamos listos para lo que haga falta", destaca Hernández, quien recuerda que "la OTAN lleva 60 años defendiendo el espacio aéreo, la defensa colectiva es una de sus piedras angulares y está basada en la solidaridad".
La misión de Policía Aérea tiene como objetivo reforzar las capacidades de la Fuerza Aérea rumana, que tiene sus propios cazas. El nombre de lo deja claro, Policía Aérea Reforzada (EAP, por sus siglas en inglés). Todo el control de la operación se realiza desde el Centro de Operaciones Aéreas Combinadas de Torrejón (CAOC TJ), en Madrid, encargado de la vigilancia del espacio aéreo del flanco sur de la Alianza.
El jefe del destacamento español subraya que la relación con las fuerzas rumanas es muy estrecha. "Estamos realizando bastantes misiones de entrenamiento con los rumanos, con sus F16 y Mig 21. Siempre tenemos que aprender de otras plataformas, es bueno salir y ver otras tácticas y procedimientos. Además de misiones de aire-aire, también entrenamos misiones aire-suelo, con JTAC rumanos y el Hawk rumano, igualmente buscando mejoras de nuestras tácticas y viendo escenarios diferentes".
Los Eurofighter españoles además han tenido tiempo para participar en dos ejercicios internacionales en el Mar Negro, Poseidón y Sea Shield. En el primero actuaron junto con cazas Rafale del portaviones francés Charles de Gaulle y los F-16 rumanos.
Esta misión es muy similar a la que existe en las repúblicas bálticas- Estonia, Letonia y Lituania- donde el Ejército del Aire ha estado ya en varias ocasiones y regresará también con Eurofighter el próximo mes de mayo. En ambos casos, Rusia está en el punto de mira. "La policía aérea es la misma salimos, identificamos y luego interceptamos. El escenario es diferente. Creo que el mar Negro es más complejo y la geopolítica es más inestable. Forma parte del escenario. Nosotros nos limitamos a las misiones de la policía aérea. En el norte está Kaliningrado y aquí está Crimea. Cada uno tiene su peculiaridad", especifica el teniente coronel.
No obstante, Hernández subraya que la misión "no responde a una amenaza concreta, la presencia en Rumania es una garantía visible de nuestra unidad y del firme compromiso de España con la OTAN y sus aliados".
El destacamento Paznic es a todos los efectos una pequeña base española en suelo rumano. El grueso del contingente está compuesto por personal, cazas de combate y material del Ala 11 con base en Morón de la Frontera (Sevilla).
Está formado por una sección de operaciones aérea, con pilotos y áreas de tácticas, inteligencia y guerra electrónica; una sección de mantenimiento, responsable de la reparaciones y revisiones; una sección de apoyo, con un equipo de protección de la fuerza y personal logístico; una sección de comunicaciones, para estar en contacto con territorio nacional y las fuerzas rumanas; y una sección de sanidad, vital en mitad de una pandemia. En total, unos 130 militares.
El jefe del destacamento subraya que un despliegue de estas características implica muchas horas de planificación y cuidar hasta el más mínimo detalle. "La misión de policía aérea está muy entrenada, es la misma en España. El despliegue en sí es un reto, hay que tener capacidad para desplegar aviones con su armamento real". Todo está calculado. En esta ocasión, los cazas volaron desde España e hicieron un repostaje en vuelo con la fuerza aérea italiana a mitad de camino, una parte del material y de los equipos llegó en contenedores por vía marítima y otra viajó en camiones por tierra, y el armamento de los Eurofighter se trasladó por avión.
En este punto, Hernández resalta que "el Ejército del Aire tiene la capacidad intrínseca de ser expedicionario, lo mismo desplegamos en el Mar Negro, en el Báltico, o el ejercicio Ocean Sky en Canarias". El Ala 11, añade, ha revisado sus procedimientos de operación, planes de despliegue, las maniobras de despegue y aterrizaje e incluso ha trabajado en el simulador de la unidad con el escenario en el que iba a actuar en Rumanía. "Para toda unidad este es un reto demandante".
"Al final, siempre se aprende, el aviador que no esté dispuesto a aprender todos los días, no vale para esto", concluye el teniente coronel.