La Secretaría de Marina Armada de México (Semar) reconoció que requiere al menos siete Patrullas Oceánicas de Largo Alcance (POLA) para los próximos 20 años, en el marco de su plan de construcción naval que hasta ahora solo se ha materializado en POLA Benito Juárez, incorporada en 2018. Sin embargo, el país no ha destinado recursos para la concreción de su programa naval, por lo que actualmente el proyecto está paralizado.
La Marina detalló -a través de transparencia- que con ocho POLA (incluida la Benito Juárez) se podría incrementar la seguridad marítima del país pues cuatro de ellas se destinarían al océano Pacífico y otras cuatro al Golfo de México y el Mar Caribe.
La POLA Benito Juárez, antes Reformador, es la más poderosa de la flota mexicana y destaca por su modernidad dentro de los buques de gran tamaño con los que cuenta la Marina. La embarcación se botó en 2018 y fue en 2020 cuando se incorporó a las funciones de la Armada Mexicana de manera formal.
La POLA inició su construcción en el sexenio anterior bajo la administración del expresidente Enrique Peña Nieto y en su contrucción participó la empresa Damen. Sin embargo, la presente administración, inmersa en un modelo de austeridad, prioriza la inversión 100% estatal, descartando la participación de una compañía privada.
La Benito Juárez tuvo un costo total de 390,92 millones de euros e incluyó la transferencia tecnológica con Damen Shipyards. De acuerdo con documentos en manos de Infodefensa.com, México solo adquirió la licencia de construcción para esta única embarcación, por lo que no se cuenta con permisos para la construcción de nuevos buques, ya sean POLA, corbetas o fragatas.
La Benito Juárez fue construida en cinco módulos a partir del año 2017: dos se fabricaron en el extranjero y tres en Astillero Nº20 de la Marina, con un total de 1.979.800 horas hombre en México y en el extranjero. Respecto a sus características, presenta una eslora de 107,14 metros, manga de 14,02 metros, desplazamiento de 2.570 toneladas, velocidad máxima de 27 nudos (50 km/hr), su propulsión es una combinación diesel-eléctrica y tiene una autonomía de 21 días en la mar.
México comparte frontera marítima con Estados Unidos, Guatemala, Belice, Cuba y Honduras, su extensión marítima es de 3.149.920 kilómetros cuadrados, es decir, más de la mitad del total del territorio lo componen el mar territorial y las islas, lo que lo convierte el segundo país en el índice de Riqueza Marítima Nacional de América Latina después de Brasil, de acuerdo con el texto Hacia una medición del poder naval en América Latina. Este análisis de los autores Noé Cuervo Vázquez y Marcos Pablo Moloeznik concluye que la riqueza marítima no es consecuente con la cobertura de defensa contra infractores de la ley, pues esta es de 62,9%, la más baja América Latina, que encabezan Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela con una cobertura total de su territorio.
Otro de los datos que revela la investigación es que el índice de defensa del país contra otra flota naval es de 8,6%, la más baja de la región y muy alejada de Argentina, el siguiente en la lista con una cobertura de 41,8% de su territorio marítimo.
El estudio coincide con la Semar: la solución a las necesidades actuales y para mejorar la cobertura es la “continuación de la construcción de los buques patrulla oceánica polivalentes y multipropósito, con la variante de integrar en su armamento sistemas de armas y lanzadores de misiles tanto de superficie-superficie y de superficie-aire, junto a una dotación importante de misiles en cada unidad de superficie”. Así como iniciar un programa propio de construcción de prototipos de misiles como armamento fundamental en las armadas modernas.
México reconoce las necesidades en materia de equipo naval y como muestra el Programa Sectorial de la Secretaría de Marina 2019-2024 que contempla como una de sus prioridades la construcción de 36 buques: dos buques patrulla oceánica, cuatro patrullas costeras, cinco buques patrulla interceptora, un buque de apoyo logístico, cuatro buques y 20 embarcaciones sargaceras. Sin embargo, el plan tenía hasta 2020 un déficit presupuestario de 141 millones de dólares, es decir, el 64,6%.
El proyecto pretende ofrecer un impulso a la industria naval mexicana, pero de acuerdo con información obtenida a través de la Plataforma Nacional de Transparencia, el presupuesto que se requiere para concluir la construcción de los buques es de 4.737 millones de pesos (219 millones de dólares), pero, en 2019, el déficit fue de 1.546 millones (71,5 millones de dólares) y de 1.517 millones (70,2 millones), en 2020.
Además, hasta el 24 de agosto de 2020, se han construido seis embarcaciones sargaceras con capacidad para recolectar 80 toneladas de sargazo por día. Estas seis naves están equipadas con una grúa de 50 toneladas, bandas transportadoras para sargazo, sistema de recolección y sistema de lavado de este tipo de algas. Las embarcaciones presentan 15 metros de eslora, 5,4 metros de manga y alcanzan una velocidad máxima de seis nudos.
Al haber construido solo seis embarcaciones aún quedan pendientes 30, por lo que se tendrían que construir 7,5 embarcaciones cada año entre 2021 y 2024 para cumplir con los plazos estipulados. A pesar de esto, y aunque para 2021 se tiene previsto un incremento de 5,41% del presupuesto, no se tiene contemplada la construcción de nuevos buques, ya que el dinero se destinará a la Operación de Capitanías de Puerto y Asuntos Marítimos.
Este plan es uno de los más ambiciosos, al menos en términos monetarios, de las Fuerzas Armadas de México y responde a la carencia de buques y embarcaciones para brindar una mejor cobertura marítima durante las operaciones de seguridad y auxilio en aguas internacionales.
Durante el sexenio anterior (2012-2018), se construyeron 14 embarcaciones. La más grande y representativa es el buque ARM Montes Azules BAL-01, con 99,8 metros de eslora, 15,24 metros de manga, cinco cañones Bofors de 40mm, velocidad de 12 nudos, autonomía de 60 días y tripulación de 89 personas.
Además, se realizaron tres embarcaciones clase Oaxaca, ocho clase Tenochtitlán y dos clase Polaris II, todos ellos construidos en astilleros mexicanos y con mano de obra, en su mayoría, nacional. En total, en las 14 embarcaciones se invirtieron cerca 4.000 millones de pesos (185 millones de dólares), una suma similar al presupuesto que se tiene previsto para las 36 embarcaciones que se quieren construir actualmente.
Durante el sexenio de Peña Nieto también se inició la construcción de la POLA Benito Juárez, aunque no se considera en el listado pues inició sus operaciones de manera formal en la presente administración.
La Semar ha destacado que los astilleros de México presentan un estado de abandono y atraso tecnológico pero, pese a ello, aún no se tiene previsto un presupuesto para su renovación, incluso, el proyecto de rehabilitación de astilleros y centros de reparaciones navales se encuentra registrado dentro de aquellos que no tienen asignación de recursos para 2021, es decir, aún cuando se reconoce su utilidad y necesidad igual que en la construcción de barcos, no existe dinero suficiente dentro de la Secretaría de Marina para la inversión en astilleros.
En el país existen cinco astilleros ubicados en ambos litorales: en el golfo, el Astillero de Marina (Astimar) 1, ubicado en Tampico; y Astimar 3, en Coatzacoalcos (Veracruz). Mientras que en el pacífico se ubica el Astimar 6, en Guaymas (Sonora); Astimar 18, en Acapulco (Guerrero); y Astimar 20, en Salina Cruz (Oaxaca). Este último es el más productivo, con capacidad para 25.000 toneladas.
Además, la Semar tiene cinco Centros de Reparación Naval, seis Grupos de Apoyo a Unidades a Flote y tres Talleres Generales y de Mantenimiento, en los que se ofrece servicio a unidades de dependencias como Pemex y a unidades civiles.