La Audiencia Provincial de Coblenza (oeste de Alemania) ha dado la razón al fabricante de armas de fuego Heckler & Koch (H&K) en el contencioso que le enfrenta al Gobierno germano a cuenta de las presuntas deficiencias detectadas en los fusiles G36. El tribunal ha rechazado la petición del ministerio de Defensa alemán de una indemnización por 4.000 armas al concluir que el modelo no presenta desperfectos según las obligaciones contractuales.
La corte de justicia local concluye que el Ejército, por tanto, “no tiene derecho a un reembolso”, según ha informado la cadena estatal Deutsche Welle.
El departamento encabezado por la ministra Ursula von der Leyen afirmó el año pasado que El fusil de asalto G36 –fabricado en la localidad alemana de Oberndorf y en servicio como en las fuerzas armadas de España, Lituania, Arabia Saudí y Uruguay, además de en Alemania, entre otros– estaba presentando alguna complicación. En un comunicado divulgado a finales de marzo de 2015, y recogido por Infodefensa.com, el ministerio de Defensa anunció que los resultados preliminares que realizó sobre la eficacia del arma mostraban un “problema de precisión” del fusil, sobre todo a altas temperaturas.
Hace ahora un año, en septiembre de 2015, la propia ministra se encargó de revelar que las fuerzas armadas (conocidas como Bundeswehr) dejarían de emplear este fusil de asalto para sustituirlo desde 2019 por un arma de “nueva generación”. Von der Leyen apuntó que Alemania abriría un concurso a nivel europeo para encontrar el reemplazo de 167.000 G36. La medida llegó apenas unos días después de que H&K solicitase en Coblenza una decisión judicial sobre este asunto “alegando que esos defectos no existen”, como finalmente ha concluido el tribunal.
La adquisición de esta arma por parte de la Bundeswehr ya fue detenida en el verano de 2014 como medida de precaución en paralelo al inicio de la investigación a consecuencia de unos informes que reflejaban fallos de precisión de los fusiles a altas temperaturas; si bien previamente se había concluido que no se debieron al arma, sino a lotes de munición individuales.
Las sospechas sobre los fallos del G36 se iniciaron tras la muerte de tres paracaidistas alemanes el Viernes Santo de 2010 en las afueras de la base de Kunduz, en Afganistán. Allí un grupo de 32 militares mantuvieron durante nueve horas un combate a vida o muerte hasta que el sobrecalentamiento de sus fusiles de asalto les obligó a retirarse. En el camino de vuelta un blindado pisó una mina causando el fallecimiento de tres de los militares de la Bundeswehr.
Lo que la investigación oficial avanzó en marzo de 2015 es que el motivo de los problemas que podrían afectar al G36 parecía encontrarse en el polímero compuesto del que están hechos sus cañones, que incluso a solo 23 grados comenzarían a ablandarse, por lo que no pueden mantenerse rectos. El G36 cuenta con muchos componentes de plástico que le dotan de una mayor ligereza, por encima de la de competidores como el francés Famas o el americano Colt AR-15.
Por su parte, el fabricante respondió entonces a las acusaciones del ministerio culpándole, a su vez, de haber colocado una cubierta protectora de estaño a los cañones del fusil antes de su uso en el campo, lo que originaría el sobrecalentamiento del arma.
Los G36 utilizan un calibre de 5.56 x 45 milímetros que pueden disparar tanto en ráfagas como en tiros uno a uno. Todos sus componentes principales, excepto el tubo y la recámara, están fabricados en plástico negro de alta calidad. Para facilitar su transporte y uso en entornos cerrados su culata es retráctil. El arma cuenta con una mira réflex y otra óptica con una ampliación x3, lo que permite al tirador tanto disparar a objetivos inesperados con acierto en muy poco tiempo como eliminar otros a mayores distancias.
El G36 sustituyó a los G3, fabricados en su momento por Heckler & Koch, en colaboración con la empresa estatal española Cetme.
Fotografías: Ginés Soriano Forte / Infodefensa.com