OPV para Uruguay: la primera víctima de la guerra es la verdad

El dramaturgo griego Esquilo señala acertadamente en sus trabajos que la primera víctima de la guerra es la verdad. Esa verdad que es sacrificada en pos de obtener algunos ‘clicks’ adicionales, tergiversada para obtener un minuto más de gloria. Esa gloria efímera que dan los medios de comunicación, que te mantienen por unos segundos en la memoria de la gente, para luego desvanecerse detrás del siguiente titular amarillista.

La compra de buques de patrulla oceánica por parte del Gobierno de Uruguay ha sido el corazón de la guerra de desinformación originada tanto por intereses corporativos, como también personales. La lucha por tener el minuto de gloria de algunos militares navales retirados —o al borde de retirarse— que, en contra de la propia institución o del mando superior, abrazaron los micrófonos de cualquier medio de comunicación que les brindara un minuto para intentar hundir el proceso de compra o en su defecto, al mando político y superior de la Armada. 

A esto se le suman los ataques corporativos, desde proveedores que no pudieron participar de la compra y que ahora cuestionan hasta las comas del contrato entre Cardama y Uruguay, como así también otros astilleros que vieron sus proyectos naufragar y ocupan páginas enteras de diarios en Uruguay. Absolutamente ninguno de estos intereses velaron ni velan por el bien de la Armada o el país, sino únicamente los intereses propios.

El ultimo capitulo de este drama griego, fue publicado recientemente en el diario uruguayo El Observador, sin firma de autor, donde se dice que un grupo anónimo —y sin especificar cantidad— de oficiales retirados de la Armada de Uruguay, solventó la compra de un informe de situación financiera del astillero español Francisco Cardama para evaluar su solidez. 

Si bien no trascendió el informe completo, algunos detalles fueron publicados por El Observador, brindando en general una imagen negativa de la empresa. Es importante resaltar que, de los referidos oficiales retirados, uno sólo se identificó, el capitán de navío Fernando Rodriguez, mientras que los otros se mantuvieron en el anonimato alegando temor a ser sancionados o que se les adjudiquen intenciones político-partidarias. 

Merece la pena preguntarse si mantener ese anonimato, precisamente, no aumenta las dudas sobre su intencionalidad, porque si su meta era proteger las arcas públicas, nada deberían temer y ese informe debería haber sido presentado al mando correspondiente. Sin embargo, optaron por la prensa pública como medio de hacer conocer parcialmente esta información. 

¿Quién es Dun and Bradstreet?

La compañía norteamericana D&B provee información comercial, financiera y análisis de empresas en forma global. Buena parte de esta información es obtenida a través de lo que las propias empresas suministran o mediante fuente abierta. Cualquier empresa puede solicitar la emisión de un Duns que es un número de identificación único, para luego obtener una calificación de crédito. 

La información de crédito contenida en sus informes puede ser corregida simplemente comunicándose con la empresa y proveyendo la información relevante para tal fin. Sus reportes no son un auditoria financiera de las empresas sino un análisis de la información disponible, en general de otras fuentes o fuente abierta, sobre la cual se forma un perfil particular de la compañía.

Para verificar los datos contenidos en el supuesto informe ordenado por este grupo de oficiales retirados, personalmente me comuniqué con la empresa D&B y solicité adquirir el perfil de la compañía. Luego de pagar 482.99 dólares, en apenas cinco minutos me fue enviado a mi email personal (figura 1). El agente de la compañía que me lo envió me pidió que si veía algún dato incorrecto por favor sometiera un requerimiento para realizar las correcciones necesarias. 

Tan sencillo como eso. Los referidos oficiales no pidieron una auditoria, no hicieron inteligencia, no se preocuparon por buscar información, simplemente juntaron un poco menos de 500 dólares y compraron algo que pudiesen utilizar en contra del proyecto.

Figura 1 Firma: Gabriel Porfilio

El informe sobre el Astillero Francisco Cardama

El informe crediticio de la compañía norteamericana presenta la información financiera disponible del Astillero Francisco Cardama y hace referencia a auditorias que fueron reportadas por la empresa con sus resultados, balances financieros presentados y un análisis de riesgo basado en criterios generales de D&B. 

Los datos sobresalientes que se expresaron en la nota de El Observador, únicamente destacan el riesgo de fallo de la compañía, que es establecido como alto, como así también el riesgo de atraso en sus pagos a proveedores, que también aparece como alto. En ambos casos El Observador los identifica como riesgos de quiebra, mientras que uno es el riesgo de incumplimiento de pagos y el otro de pagos atrasados. 

Es importante aclarar que el modelo de negocios de los astilleros, que no es considerado en este análisis superficial provisto por D&B, lleva precisamente a que, en algunos momentos, el pago a proveedores aparezca como retrasado. Esta situación se debe a que el astillero, si bien concentra el total del contrato, funciona como un intermediario entre el cliente y los demás proveedores necesarios para la construcción del buque. 

Por ejemplo, en el caso de Cardama, proveedores de motores, armamento o electrónica, reciben pagos de Cardama, que a su vez debe esperar a que Uruguay realice los correspondientes créditos. Es así que existe un desfasaje entre el tiempo de pago del cliente, que en general es cuando ciertos hitos de la construcción se alcanzan y el pago a los proveedores, que es luego de la recepción de ese dinero. A esto se suman potenciales atrasos en los pagos de los clientes, que no se ven reflejados en su análisis financieros pero que dejan expuesto al astillero pues es el responsable de pagar al proveedor.

Es importante remarcar que D&B en su evaluación de riesgo recalca que todos los negocios en este sector de la industria española son considerados de alto riesgo, por lo que es válido asumir que la graduación de riesgo responde más bien a una situación general y no particular.

Sin embargo, el mismo reporte, otorga en la solidez financiera de la empresa una calificación alta 2A (ver Figura 2) con un patrimonio total de 43 millones de dólares y neto de 9.2 millones de dólares a finales de 2022. En comparación con otras 2.678 empresas del mismo rubro, Cardama presentó una solidez financiera superior al 96 % de ellas e igual al 3.03 %, con apenas un 0.97 % por encima (Figura 3). 

Asimismo, destaca que la última auditoria reportada, realizada en 2021 por la compañía Wican Consultores y Auditores SLP resultó favorable. Paralelamente, se informa que en el ámbito judicial, la empresa nunca ha tenido causas legales ni publicas ni privadas

Figura 2 Firma: D&B

Figura 3 Firma: D&B

Conclusiones

Este informe, de menos de 500 dólares, presenta información basada en datos y clasificaciones que realiza D&B basado en la información pública disponible y utilizando una paramétrica diseñada para medir el riesgo basada en datos generales de la industria. En ese sentido, si bien este sector de la industria tiene, por su naturaleza, características de alto riesgo como lo indica el reporte, que el astillero español esté ubicado en el 3 % superior de compañías del rubro con mayor solidez financiera, sin duda provee un manto de tranquilidad para Uruguay. 

Adicionalmente, en las próximas semanas, representantes de Francisco Cardama viajarán a Uruguay a ultimar los detalles de la firma de los contratos y seguramente estarán dispuestos a proveer toda la información financiera de la empresa que disponga el gobierno de Uruguay. El contrato contará con el asesoramiento del estudio de abogados Delpiazzo de Uruguay —reconocido por su larga trayectoria en el ámbito de contrataciones públicas— y la clasificación de la sociedad clasificadora Lloyd’s Register. 

Con toda esta información, queda claro que este burdo intento de generar prensa amarillista, de afectar a la institución y a sus jerarquias, es simplemente un golpe bajo más que se suma a las previos ataques que se han recibido desde todos los fuentes y que no hacen más que reforzar esa frase de Esquilo que se mantiene válida en el tiempo: "La verdad es la primera víctima de la guerra".