​Leopard o respiradores, 'cañones o mantequilla'; el Ejército desarma bulos sobre la inversión en Defensa
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​Leopard o respiradores, 'cañones o mantequilla'; el Ejército desarma bulos sobre la inversión en Defensa

Tierra publica un argumentario para rebatir las críticas a las Fuerzas Armadas y al gasto militar
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En España siempre que surge el debate sobre la necesidad de incrementar la inversión en las Fuerzas Armadas también aparecen una serie de argumentos en contra que suelen repetirse. De sobra conocida es la expresión 'cañones o mantequilla'. También es muy habitual comparar el coste de un vehículo militar como un carro de combate, por ejemplo, con el de un determinado servicio social o material sanitario.

El Ejército de Tierra ha salido al paso de estas afirmaciones en un interesante documento, bajo el epígrafe Las claves del porqué, ante cuestiones relacionadas con la seguridad y defensa y el Ejército, con el que quiere desmontar las recurrentes críticas al gasto militar y también desarmar otras relacionadas con las misiones de las Fuerzas Armadas y su presencia en eventos públicos o aquellas asociadas a las amenazas a la seguridad. Esta publicación -la primera de este tipo- forma parte del proyecto Marca Ejército para transmitir a la sociedad los valores del Ejército de Tierra.

El objetivo de este argumentario es “disponer también de argumentos sólidos y razonados que permitan contrarrestar juicios de valor o afirmaciones carentes de justificación, a menudo recurrentes, que girando en torno a las cuestiones de Seguridad y Defensa pretenden minimizar su importancia, cuando no cuestionar su necesidad”. El Ejército de Tierra matiza además que el documento estará sujeto a una revisión periódica.

Para comenzar, la publicación deja claro que “no existe ningún país que disfrute de desarrollo y bienestar social renunciando a su seguridad” y, por tanto, “cualquier pregunta demagógica sobre la disyuntiva de cañones o mantequilla parte de un escenario falso y viciado por cuanto el gasto en defensa ha de ser considerado como una inversión, que ajustado a las posibilidades económicas del país, así como al contexto geopolítico, amenazas, riesgos y vulnerabilidades de la nación, permitirá acometer y sacar provecho a otros gastos de índole social. Así, sin seguridad, no habrá sanidad, enseñanza pública, pensiones, etc.”.

El manual ofrece argumentos para rebatir afirmaciones como las siguientes: Las inversiones en defensa van en detrimento de las correspondientes a sanidad y educación; La inversión para la adquisición de los nuevos vehículos blindados 8x8 detrae recursos para gasto social; Los gastos en armamento y sistemas de defensa en España son inútiles, pues no se emplean en guerras y llegan a ser obsoletos sin haber sido utilizados realmente; El gasto militar en España es un gasto absurdo si se forma parte de alguna organización defensiva supranacional; o Con el importe de un carro de combate Leopardo podrían adquirirse 440 respiradores.

Frases como esta última, apunta el documento, “son perversas y demagógicas en su formulación, al poner en términos comparativos de igualdad la adquisición de diversos tipos de bienes totalmente dispares que -sin ser uso común- presentan finalidades muy heterogéneas”.

“En términos globales, el gasto en Educación es dos veces y medio mayor que el de Defensa y el gasto sanitario cuatro veces superior; algo similar ocurre con las Ayudas a la Dependencia”, recuerda el Ejército. Buena parte de las inversiones en defensa, añade, también benefician al ámbito civil. “Los proyectos de investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y su aplicación en sistemas de armas y vehículos precisan de inversiones continuadas para experimentar e innovar sobre tales desarrollos tecnológicos. A partir de tales desarrollos en la mayor parte de los casos se crean o se perfeccionan numerosas aplicaciones para usos de carácter civil”.

Respecto a la pertenencia a la OTAN, “sería ilusorio -señala- pensar que un país, por el hecho de pertenecer a una alianza defensiva, puede hacer dejación de sus responsabilidades en lo que respecta a su propia seguridad”. Tierra también defiende la inversión en el programa Vehículo de Combate sobre Ruedas (8x8) Dragón. “Los vehículos protegidos sobre ruedas (BMR) con más de 40 años de vida, están obsoletos y presentan graves carencias de seguridad para las tripulaciones y de eficacia en su empleo en operaciones”, explica.

El argumentario también rebate otras afirmaciones: España no tiene ninguna amenaza directa que la ponga en riesgo de un conflicto que haga necesario tener unas Fuerzas Armadas; el Ejército no puede vencer pandemia, ni evitar catástrofes; Los ejercicios, maniobras y actividades de instrucción militar causan agresiones al medioambiente; o el Ejército no puede participar en procesiones y otras manifestaciones de carácter religioso.

Tierra resalta que “debemos partir de la premisa de que no existe el riesgo cero y esta es la razón por la que los ejércitos existen en casi todos los países del mundo”. Y pone un ejemplo: “Un ejército podría compararse al seguro de una vivienda: se adquiere el mejor que uno puede pagarse con la esperanza de no necesitarlo nunca, pero llegado el caso, cumple con su finalidad al resarcirnos de los daños”.

Puede consultar el documento íntegro y descargarlo a continuación.







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