Dos de las grandes firmas de defensa de España, Airbus Defence and Space y Navantia, trabajarán codo con codo en el desarrollo de una versión naval del dron Sirtap con capacidad para aterrizar y despegar en la cubierta de vuelo del LHD Juan Carlos I.
Ambas compañías han sellado la alianza a bordo del buque insignia español, en presencia de representantes de la Armada y con una maqueta del Sirtap de fondo en la cubierta de vuelo. La puesta de largo del proyecto es difícilmente mejorable. Como dice el refrán, vale más una imagen que mil palabras. La mera presencia del futuro RPAS en el LHD Juan Carlos I ya impone y hace volar la imaginación, aunque, de momento tampoco hay que echar las campanas al vuelo. Todavía queda mucho camino por recorrer para ver el Sirtap despegar por la rampa del buque.
El acuerdo viene a confirmar, por si no estaba claro todavía, la apuesta de la Armada por embarcar en su portaaeronaves drones tácticos de grandes dimensiones -hasta clase III, con un peso por encima de los 600 kg-, capaces de actuar en un amplio abanico de misiones. Una decisión motivada en gran medida por la incertidumbre que rodea al programa para sustituir a los veteranos cazabombarderos Harrier y el interés, o más bien la necesidad, desde el punto de vista operativo y doctrinal, de mantener el ala fija embarcada.
El ejemplo turco
La Armada sigue los pasos, de esta forma, de la Marina turca, en un momento además de excelentes relaciones en material de defensa entre ambos países. Turquía va un paso por delante con los primeros vuelos ya de su dron de combate Bayraktar TB3, de mayor envergadura que un Harrier, en el TCG Anadolu, una copia del LHD Juan Carlos I, diseñado por Navantia y construido por el astillero turco Sedef.
Las pruebas de la Marina turca demuestran de momento que es posible operar con drones en una cubierta de reducidas dimensiones -comparado con un portaaviones- y muestra el camino a seguir. La Armada, y también la industria, incluso podrían acelerar los estudios con las lecciones aprendidas turcas sobre el proceso de implantación.
Por distintos motivos, ni España ni Turquía han adquirido de momento el F-35B de la estadounidense Lockheed Martin, en principio la solución más lógica para sus actuales LHD. En el caso turco, Washington dio marcha atrás y vetó la operación tras la compra por parte de Ankara de sistemas antiaéreos rusos. Aquí, en España, la decisión sobre la compra del F-35B, en una operación que también podría incluir el F-35A al Ejército del Aire y del Espacio, no termina de concretarse, a pesar de que la Armada ha insistido en que el caza norteamericano representa la única alternativa hoy por hoy al Harrier.
Pero volviendo a los sistemas no tripulados, Turquía no es la única que ha embarcado drones en sus buques. La Royal Navy también ha evaluado a bordo de su portaaviones Prince of Wales el sistema remotamente no tripulado Mojave, con capacidad de despegue y aterrizaje en pistas cortas, de la estadounidense General Atomics. Un dron, por cierto, muy similar al Predator B del Ejército del Aire y del Espacio.
Dos nuevos LHD
La apuesta por un ala fija embarcada con drones también da sentido al plan de construcción naval de la Armada para los próximos años que contempla dos nuevos buques portaaeronaves (LHD) con unas características por definir todavía.
La decisión de embarcar RPAS no conlleva en ningún caso una renuncia al F-35B. Pero en Defensa, el planeamiento de capacidades suele hacerse a medio y largo plazo. A los cazas Harrier le quedan unos cinco años en servicio como mucho y toca empezar a evaluar las alternativas más allá del caza estadounidense de quinta generación. En una reciente entrevista a Infodefensa.com, el jefe de la División de Planes de la Armada, almirante Enrique Núñez de Prado, señalaba como una prioritaria la capacidad de operar drones clase III a bordo de los buques, al tiempo que destacaba que la preferencia por los cazas tripulados frente a los UAV.
Su reflexión en este punto es interesante: "Entre el ala fija tripulada y la remotamente tripulada preferimos la primera, porque esta última no ofrece por el momento las mismas capacidades y limitará por tanto la capacidad expedicionaria de la Armada y su capacidad de influir, en situaciones de crisis, sobre lo que ocurre en tierra. No se trata solo de operaciones de proyección del poder naval sobre tierra, sino también de la capacidad de influir entre los países de mayor peso específico del mundo, de pertenecer a un selecto grupo donde se toman las decisiones más importantes en el dominio marítimo".
La presencia de la Armada en la firma entre Airbus y Navantia y el escenario elegido no son casuales. El proyecto tiene el visto bueno del posible usuario final y demuestra además que está al menos en fase de estudio su implantación, así como las ventajas operacionales de su empleo desde buques. El Sirtap será utilizado en principio misiones ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento) en el Ejército de Tierra y el Ejército del Aire y del Espacio, pero no hay que olvidar que el programa contempla dotar de armamento al UAV más adelante, lo que abre la puerta a misiones de patrulla marítima o apoyo aéreo a la Infantería de Marina.
Por último, y no menos importante, el proyecto, de llegar a buen puerto en tiempo y forma, supondría un hito para la industria de defensa española y también aportaría soberanía estratégica en un campo, el de los drones, que jugará papel protagonista en los conflictos futuros. No hay que olvidar que tanto el LHD Juan Carlos I y sus previsibles evoluciones como el Sirtap son desarrollos Made in Spain.