Buque de Protección Marítima (BPM). Este es el nombre que la Armada ha elegido para la variante española de la corbeta de patrulla europea (EPC), un proyecto liderado por tres de los grandes astilleros del continente, Navantia, Fincantieri y Naval Group, en el que participan España, Francia, Italia y Grecia.
En la Armada, este buque sustituirá a partir de 2030 a los cuatro patrulleros Serviola, según el calendario previsto, y también a los veteranos patrulleros Infanta Elena –retirado hace apenas una semana- y el Infanta Cristina. El programa apuesta básicamente por el diseño de un único buque para las cuatro armadas que contará con diferentes versiones o configuraciones de acuerdo con las necesidades de cada país. El punto de partida es una embarcación de 3.500 toneladas de desplazamiento, eslora de 100 metros y cinco metros de calado.
La corbeta desempeñará en líneas generales misiones de vigilancia y seguridad marítima en escenarios de baja intensidad (interdicción marítima, defensa costera, asistencia humanitaria o ante emergencias). En España, la Armada contempla que los BPM puedan además efectuar misiones de escolta limitada de unidades de porte menor, como agrupaciones de cazaminas, mando de grupos de ataque de superficie, así como apoyo al despliegue en tierra de unidades anfibias y de fuerzas de operaciones especiales, según recoge el último número de la revista Red, publicación oficial del Ministerio de Defensa.
La Armada apuesta por volcar en este programa las lecciones aprendidas después de más de una década de operación con los Buques de Acción Marítima (BAM). El primero de la serie, el Meteoro, entró en servicio en 2011. España, al igual que Francia, está interesada en un buque Multiusos de Largo Alcance (LRM, en inglés) con una gran autonomía, hasta 45 días y unas 8.000 millas náuticas, para misiones de larga duración a baja velocidad en zonas muy alejadas de territorio nacional como las operaciones de seguridad marítima en el Golfo de Guinea o de lucha contra la piratería en el Índico.
Principales características
La corbeta llevará sistema de armas y sensores que aportarán capacidad de supervivencia y autodefensa frente amenazas en superficie, aéreas y submarinas, e incorporará tecnologías para hacer frente a la guerra híbrida o las armas de ataque autónomas, conocidas como merodeadoras o loetering, explica en un artículo en la revista el capitán de corbeta Jaime Rodríguez Tortosa, representante español en el proyecto EPC hasta hace muy poco.
El barco, con una tripulación de alrededor de 100 marineros, contará también en popa con una cubierta de vuelo y hangar para un helicóptero ligero o medio y podrá embarcar y operar con sistemas aéreos no tripulados de ala fija o rotatoria. La planta propulsora constará de dos motores eléctricos y otros dos diésel que permitirán alcanzar una velocidad máxima de más de 24 nudos y sostenida de 14 nudos.
Patrulleros en la Armada
Tras la baja del Infanta Elena, este mismo mes, y la próxima retirada del Infanta Cristina el año que viene, la Armada se quedará con una flota de diez patrulleros, los seis Buques de Acción Marítima (BAM) y los cuatro patrulleros Serviola (Atalaya, Centinela, Serviola y Vigía).