Ya está en marcha el operativo para el despliegue por primera vez de los drones Predator B del Ejército del Aire y del Espacio en el aeródromo militar de Lanzarote. Un avión de transporte A400M ha hecho el trayecto que separa la base aérea de Talavera La Real (Badajoz), donde tiene su base este RPAS, y el aeródromo canario con material de dos drones y una estación de control en su bodega de carga.
El material de este primer envío ha sido paletizado durante las últimas semanas por personal del Ala 23 de Talavera. En los preparativos también ha colaborado personal y maquinaria del Segundo Escuadrón de Apoyo al Despliegue Aéreo (Seada). El Ejército del Aire tiene previsto hacer otros dos vuelos más.
El despliegue temporal en Lanzarote es uno de los hitos pendientes del programa para alcanzar la capacidad operativa final (FOC, por sus siglas en inglés), prevista para el próximo año. Este aeródromo ha sido seleccionado como la base secundaria de operaciones del Predator B.
Estos drones, como publicó Infodefensa.com, participarán el próximo mes de noviembre en el ejercicio Sirio 22, las mayores maniobras anuales de adiestramiento avanzado de las unidades operativas de la Fuerza Aérea, que este año tendrá lugar en Canarias.
Operación desde Lanzarote
Los drones Predator B serán operados, tanto desde el propio aeródromo, como desde la base de Talavera la Real. El despegue y el aterrizaje se efectuará desde la base canaria, donde se trasladarán dos de las tres GCS (estaciones de control en tierra), más dos antenas para el lanzamiento y recuperación de la aeronave. La tercera GCS y la antena satelital se quedarán en Talavera.
Los pilotos harán despegar el avión desde Lanzarote con el apoyo de las citadas antenas y después transferirán el vuelo a otros pilotos situados en la base extremeña que operarán la aeronave a través del enlace satelital. En la maniobra de aterrizaje, los pilotos seguirán el proceso inverso; Talavera entregará de nuevo 'los mandos' del avión a Lanzarote.
El aeródromo canario ha sido preparado en los últimos años para acoger a los equipos responsables de la operación de estos sistemas remotamente tripulados. El Ejército del Aire y del Espacio ha dotado a esta base de torres especiales para instalar las antenas que hacen posible el aterrizaje y despegue seguros y ha construido canalizaciones que permiten la operación del sistema, de acuerdo con los más estrictos estándares de seguridad.