El Gobierno japonés ha anunciado la presentación ell lunes, 30 de noviembre, de su propuesta para desarrollar y construir la nueva clase de submarinos con la que la Marina Real Australiana pretende reemplazar a los buques del tipo Collins (foto inferior) con los que opera actualmente. Las compañías japonesas Kawasaki Heavy Industries y Mitsubishi Heavy Industries concurren a este programa de entre 8 y 12 buques con su modelo Soryu (imagen superior), del que la armada nipona ya cuenta con varias unidades. Alemania y Francia también compiten por hacerse con este contrato valorado en 50.000 millones de dólares australianos (más de 36.000 millones de dólares estadounidenses).
La propuesta germana, implementada por ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS), se basa en el diseño de su submarino Tipo 214, mientras que la francesa consiste en una versión adaptada de la clase Barracuda de la que se encargaría la constructora naval DCNS. Hasta el momento Japón es la favorita para hacerse con el milmillonario negocio.
El director general para la Reforma de las Adquisiciones del Ministerio de Defensa de ese país, Masaaki Ishikawa, adelantó el mes pasado que su país presentará tres opciones a Canberra, tal y como recogió Infodefensa.com. La primera se basa en la construcción completa de todas las unidades en Australia, la segunda prevé una fabricación mixta en la que los primeros buques se botarían en Japón y el resto en Australia, y la última posibilidad pasa por ensamblarlos todos en Japón. Las autoridades australianas han advertido de que están interesadas en conseguir la mayor participación posible de su país en el proyecto, lo que sitúa a la primera opción como la más realizable.
La inminente presentación de la propuesta nipona ha sido revelada por el diario económico japonés Nikkei Asian Review, que explica que el primer ministro, Shinzo Abe, va a reunirse con su Consejo de Seguridad Nacional para ultimar unos planes que contienen información técnica clasificada.
Hasta hace apenas dos meses Japón mostró un aparente desinterés por el concurso, en gran medida debido a la tradición del país de no exportar grandes armas, tal y como relató Infodefensa.com.
Hace algo más de mes y medio, sin embargo, Ishikawa se encargó de apuntar que su país está dispuesto incluso a formar a centenares de ingenieros australianos en el centro de fabricación de submarinos de Kobe (Japón) como parte de su oferta. Era la primera vez que un alto funcionario del país implicado directamente en este concurso se mostró tan dispuesto a llevarlo adelante en propio suelo australiano.
Por el contrario, sus contrincantes europeos ya habían adelantado que sus ofertas contemplan la construcción íntegra de las naves en el país cliente. Para DCNS, en boca de su vicepresidenta ejecutiva de Desarrollo, Marie-Pierre de Bailliencourt, este programa constituye “verdaderamente una prioridad”. En su estrategia por lograr el contrato, “DCNS se ha estado reuniendo activamente durante los últimos meses con cientos de potenciales proveedores y socios del país”, según explicó en una larga entrevista la alta ejecutiva francesa a Infodefensa.com.
También ha trascendido que TKMS lleva meses cortejando a políticos e industriales de defensa australianos para mejorar su posición ante el futuro contrato, uno de los más importantes de todo el planeta que se negocian a día de hoy en el sector militar.
El proceso dejó fuera anteriormente a la sueca Saab, interesada en ofertar su clase A26, y la española Navantia, que al inicio del proceso llegó a contar con buenas posibilidades con su modelo S-80. Entre los competidores también se contempló un posible desarrollo norteamericano.
Fotos: Armadas de Japón y Australia