Termina 2019 y también el primer año de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de México, pero no termina su luna de miel con las Fuerzas Armadas o al menos eso parece.
La milicia ha retomado protagonismo en el gobierno actual la muestra más tangible de ello es que el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Luis Cresencio Sandoval, ha sido el funcionario con mayor número de participaciones en las conferencias matutinas del presidente, de un total de 254 el general ha participado en 43, mientras que el secretario de Marina, José Rafel Ojeda, también se encuentra en el top con 41 participaciones.
Su presencia, por su puesto, deriva de que ellos son parte del gabinete de seguridad en un país en el que matan a 100 personas cada día, pero también porque el presidente les tiene confianza y es tal que ha dejado en sus manos proyectos de infraestructura prioritaria como el aeropuerto de Santa Lucia que será civil y militar.
La Sedena tendrá que construir el próximo año la mitad de este aeropuerto en un tiempo récord, con la menor cantidad de recursos, pero sobre todo con la responsabilidad de que quede tan bien que no quede duda de que fue la mejor decisión y que todos olvidemos el sueño de Texcoco, que, aunque hiper inflado, pondría al país en el mapa de la aeronáutica internacional.
Como si faltara un giño el aeropuerto llevará el nombre Felipe Ángeles, que de artillero de llegó a general y fue importante compañero de Francisco Villa durante la Revolución.
También los militares se encargan de sembrar millones de árboles en el país, cacao, café, canela, hule, pimienta gorda, guanábana, caoba y cedro, son algunos de los ejemplares que contempla el plantío del programa Sembrando Vida, uno de los emblemas del presidente.
Quizá López Obrador quiere aprovechar las capacidades y elementos de la milicia que hasta antes de su llegada hacían un desfile por aquí y un operativo por allá pero ahora “le hacen de todo” y es que son hasta choferes en el transporte de hidrocarburos para evitar el robo que aquí los mexicas llamamos huachicol.
Pero no todo ha sido una cama de rosas durante este primer año, el general en retiro Carlos Gaytán Ochoa, acudió a un desayuno realizado en una instalación de la Secretaría de Defensa en el que también estaba presente Luis Cresencio Sandoval, así sin más ni más dijo que los militares se sentían ofendidos por las decisiones estratégicas que no han convencido a todos.
Sus palabras hubieran sido la simple opinión de un militar de la vieja guardia seguramente alineado con el régimen anterior sino las hubiera expresado a unos días después de que el ejército liberara en un operativo fallido a Ovidio Guzmán López, El Ratón o Ratón Nuevo, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán, (el cual por cierto ni en un primer momento ni a la distancia dejó alguna “renuncia” por motivos personales).
Ya después los secretarios de Marina y de la Sedena se encargaron de reiterar y reiterar su lealtad y compromiso, pero la espina quedó ahí tan en el corazón que el presidente salió a decir palabras impronunciables para otros presidentes: “No hay condiciones para un golpe de estado en México”.
Recuerdo esa conferencia de prensa en Palacio Nacional ni siquiera los reporteros queríamos pronunciarlas… en fin creo que es mejor así, sin tapujos, hablar de un golpe de estado es indeseable para cualquier nación, pero si para evitarlo se tiene que hablar de ello, que se hable.
La Marina y la Sedena enfrentan grandes responsabilidades, pero aún no es claro que recibirán a cambio, el presidente prometió aumento de sueldo y mejores condiciones, pero eso lo tendremos que ver.