El Ministerio de Defensa italiano ya cuenta con el primer caza de quinta generación capaz de realizar despegues en corto y aterrizar verticalmente fabricado fuera de Estados Unidos. El nuevo F-35B es la décima aeronave fabricada en la planta que Leonardo y Lockheed Martin operan en la localidad italiana de Cameri. Las otras nueve se corresponden con la variante F-35A, diseñada para el despegue y aterrizaje convencional.
El aparato Stovl (siglas en inglés en las que se hace referencia a su capacidad de despegar en espacios cortos y de aterrizar como un helicóptero) ha sido íntegramente ensamblado en Italia. El avión será certificado en la Estación Aérea Naval de Patuxent River, en el estado norteamericano de Maryland, antes de incorporarse definitivamente a la Armada italiana, donde operará desde portaaviones.
Con la fabricación de este primer F-35B fuera de Estados Unidos la planta de ensamblaje final y revisión (FACO) de Cameri, donde trabajan 800 profesionales, "ha demostrado las capacidades y la calidad de la industria aeroespacial italiana y sus propias capacidades como centro de excelencia para el F-35 en Europa", de acuerdo con el comunicado emitido por el Ministerio de Defensa transalpino.
Además de los F-35 encargados por Italia, la planta de Cameri también tiene programado el ensamblaje de 29 F-35A para la Fuerza Aérea de los Países Bajos y se encarga de la producción de 835 juegos de cajas de ala para los F-35A de todo el programa completo, en el que están implicados nueve países (Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia, Holanda, Australia, Dinamarca, Noruega, Turquía y Canadá.
Las tres variantes desarrolladas de este avión están diferenciadas por las letras A, B y C. El F-35A, el más ligero y ágil de los tres, está preparado para el despegue y el aterrizaje convencional (CTOL) en pistas habituales, y con él se prevé sustituir a los aviones F-16 y A-10.
La versión F-35B es la planteada para despegues cortos y aterrizajes verticales (Stovl) y, en caso de necesidad, es capaz de despegar verticalmente (VTO). Esta variante sustituirá a los cazas Harrier, como los que en una versión más antigua que los actuales empleó Gran Bretaña desde portaaeronaves en la Guerra de las Malvinas y actualmente utiliza España desplegados desde su buque LHD Juan Carlos I, además de Italia y Estados unidos.
Finalmente, el F-35C es una variante naval preparada para operar en grandes portaaviones, desde donde despega con ayuda de catapultas y aterriza en un corto espacio gracias a su resistente tren de aterrizaje y al gancho trasero con el que atrapa un cable de frenado anclado al buque. El F-35C, que está diseñado con alas de mayor tamaño y plegables, está pensado para sustituir al caza naval Boeing F/A-18 Super Hornet.
La USAF prevé recibir por sí sola 1.763 aviones F-35A, lo que le convierte en el mayor cliente de este programa, el proyecto militar más caro de la historia. En total está prevista la fabricación de 2.500 unidades en sus tres variantes (A, B y C). De momento ya se han construido 265 F-35 para distintos clientes.