Cambio de sede de Famex, un capricho que deja mal parado a México

Solo un capricho y del más alto nivel explica la decisión del cambio de sede de la Feria Aeroespacial México (Famex), que ya no se realizará en Querétaro sino en la Base Militar Nº 1 en Santa Lucía, ahí donde se contruye y se quiere presumir el nuevo aeropuerto Felipe Ángeles.

El Covid-19 fue la principal excusa del gobierno de Querétaro, del Comité Organizador y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), sin embargo, tanto Querétaro como el Estado de México se mantienen en semáforo epidemiológico naranja, es decir, en riesgo alto de contagio.

Otro pretexto fue que la Base Aérea Militar Nº 1 cuenta con “amplios espacios abiertos que permiten la sana distancia, así como, realizar los protocolos sanitarios recomendados por autoridades de salud nacionales e internacionales de manera más eficiente”, ello aún cuando en Querétaro Famex contaría con un recinto ferial de siete pabellones en una superficie de 21.000 metros cuadrados y un área de exhibición de aeronaves y vehículos de 79.000 metros cuadrados.

También se alegó que en Santa Lucia se cumplirían mejor los protocolos sanitarios y, con ello, se ensució la memoria del general de ala Rodolfo Rodríguez Quezada, quien fue, hasta unos días antes de su muerte, presidente del Comité Organizador y aseguró en repetidas ocasiones que el evento tendría garantías sanitarias con múltiples medidas de seguridad.

La que escribé habló directamente con Rodríguez Quesada y entusiasmado decía que el evento sería un ejemplo en la organización de eventos masivos durante la pandemia y explicaba las maravillas que ofrecia Querétaro en comparación con otros destinos, particularmente, porque en el Estado existe uno de los principales aeroclusters del país con 100 industrias del ámbito aeroespacial y entre las empresas instaladas se encucentran Airbus y Bombardier.

En aquella ocasión también hablamos del país invitado a Famex: Estados Unidos, que tendría representación diplomática, de aeronaves, empresas, instituciones educativas, los aeroclusters más importantes, así como con 15 estados de la Unión Americana, empresas y cámaras empresariales, entre ellas, la Greater Houston Partner que reúne a 450 empresas dedicadas al sector aeroespacial y de defensa que tendrá un pabellón de 96 metros cuadrados.

Con el cambio de sede hoy la realidad es otra, la delegación tuvo que cambiar los planes lo que seguramente mermará su presencia, pero no solo ellos se verán afectados, también toda la implementación logística del evento que pretendía reunir a 30.000 personas y a décenas de toneladas en herramientas aeronáuticas de exhibición.

Cual boda de pueblo, en Querétaro se queradon vestidos y alborotados. Adíós a la derrama económica con la caída en las reservas hoteleras, restauranteras, de servicios; adiós también a la exposición internacional de su aerocluster y a las posibles inversiones en él.

Además, Querétaro y los socios (quienes desaparecieron de un momento a otro de la página de Internet del evento) invirtieron 15 millones de pesos (750.000 dólares) para los preparativos en el Aeropuerto Internacional de Querétaro, con el monto se tenía contemplada la construcción de una calle de rodaje y una plataforma para la exhibición de las aeronaves.

De acuerdo con información obtenida con fuentes castrenses la noticia del cambio de sede llegó de último momento y ni siquiera los altos mandos la conocían, claro, coinciden que llegó de Palacio Nacional y tiene como objetivo que los asistentes sean testigos de los avances en la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y de los Museos Militar de Aviación y del Mamut a cambio de las “incomodidades” que genere el cambio se ofrecerán dos espectáculos aéreos adicionales el 23 y el 25 de septiembre.

La administración de Andrés Manuel López Obrador, o él mismo, ha llegado lejos con los caprichos en el sector Defensa en el país y como muestra la rifa/venta del avión presidencial, las múltiples actividades asignadas al Ejército y a venta de herramientas aeronáuticas aún cuando el país apena scubre 30% de su territorio, pero el cambio de sede a 20 días del evento es un salvajada que deja a México como un país informal y sin palabra.