La ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, pasó la semana pasada el rubicón de los cien días de gestión marcados por la revelación del dictamen del Consejo de Estado que apuntaba, por unanimidad, al Ministerio de Defensa como responsable de la tragedia del Yak-42, acaecida el 26 de mayo de 2003.
Me consta que dicho dictamen ya era conocido por el anterior equipo ministerial -fue aprobado el 20 de octubre- por lo que se entiende que no se hizo público antes para que el nuevo ministro (o ministra) de Defensa asumiera el giro político requerido y que hasta ahora no se había producido por los anteriores ministros del PP (Federico Trillo fundamentalmente, pero también Pedro Morenés).
La gestión de este caso por parte de Cospedal ha sido bien acogida, sin desgaste político alguno: pidió perdón "en nombre del Estado" en el Congreso de los Diputados, recibió a la Asociación de Víctimas del Yak-42 (también el presidente del Gobierno lo hizo) y prometió ofrecer toda la información a su alcance para esclarecer aún más las circunstancias de la mayor tragedia militar española de los últimos tiempos por la que fallecieron 62 militares.
Al exministro socialista José Bono incluso llegó a requerirle, vía burofax, toda la información que aseguró aún tenía, tal y como reflejó en una entrevista. Bono aún calla sobre su respuesta a la ministra.
Cercana en el trato con los militares y menos técnica que su predecesor, la ministra ha visitado ya las misiones militares en el Mediterráneo, Irak, Malí, Senegal, República Centroafricana y Gabón. Aún resta por definir la responsabilidad operacional que España quiere acometer en un área tan sensible como el Sahel. Sobre la mesa tiene una petición francesa para un mayor apoyo al despliegue galo en el Sahel (Operación Barkhane).
Con el apoyo del Congreso sí se ha aprobado el refuerzo del contingente en Irak con el envío de otros 125 efectivos y 25 agentes de la Guardia Civil. En la cumbre de ministros de Defensa de la OTAN Cospedal aseguró que España renovará la misión de la batería Patriot en Turquía al menos hasta finales de año (el actual mandato expira en julio) y anunció el estreno de los carros de combate Leopardo 2E y blindados Pizarro en una misión exterior: en Letonia, a partir de finales de mayo o principios de junio y dentro del batallón multinacional que liderará Canadá.
En la misma cumbre, Cospedal reiteró el compromiso del Gobierno español de elevar hasta el 2 por ciento de inversión del PIB en defensa y se congratuló por que la OTAN haya atendido la demanda de los países del Sur para establecer un centro de vigilancia y alerta sobre la actividad yihadista en el norte de África.
Esta nueva visión de la Alianza Atlántica hacia el sur podría generar nuevas estructuras de mando operacional en las cuales España participaría. En este apartado Cospedal no dudó: "España quiere mantener las estructuras de mando de la Alianza Atlántica en España y, si es posible, reforzarlas y aumentarlas". Hagan sus análisis, pero el cuartel general terrestre de alta disponibilidad de Bétera (Valencia) tendría "papeletas" para poder asumir ese refuerzo.
Una vez reafirmada por Mariano Rajoy como su 'número 2' en el PP -este hecho también ha marcado sus prolijos cien días-, se espera que Cospedal acometa un relevo de la cúpula militar: se ha tomado su tiempo para conocer a los candidatos, dando por seguro como lo ha hecho que el próximo jefe de Estado Mayor de la Defensa pertenecerá al Ejército de Tierra, tal y como tocaba en ese turno rotatorio no escrito en ningún documento.
Este relevo del Jemad, y también de la jefes de Tierra, Armada y Aire, no puede demorarse mucho más. Se es consciente de ello también dentro del Ministerio de Defensa. Aunque aún se analizan posibles candidatos.
En el 'debe' de la ministra Cospedal nos encontramos su escasa proyección que aún ha manifestado por los temas industriales. Claro está que en cien días no se puede abordar todo, pero este será uno de los puntos que deberá encarar una vez resuelta la gran incógnita: habrá nuevos presupuestos o se prorrogarán dando una incertidumbre nada deseable a la legislatura.
Cospedal quiere "reformar" el Presupuesto de Defensa, y asumir como propio las partidas que ahora se cuelan vía Ministerio de Industria. También prepara un proyecto de ley que, negociado con el resto de grupos parlamentarios, alumbre una ley de sostenibilidad y mantenimiento de las Fuerzas Armadas.
En Europa algo se mueve. Alemania llega a acuerdos con Noruega para construir submarinos, compartir aviones de transporte Hércules con Francia o de reabastecimiento con Holanda y Luxemburgo. Cada vez se habla más de una fusión de astilleros para construir un 'Airbus naval'. ¿Tiene España una estrategia industrial en este capítulo?
El futuro de programas como el submarino S-80 (el silencio administrativo es la peor de las noticias en este proyecto, me temo), la venta de los 13 aviones A400M que se deben exportar tras su renuncia por el anterior equipo ministerial, el impulso a los programas de las fragatas F-110 (Navantia e Indra) y el vehículo 8x8 (General Dynamics Santa Bárbara Sistemas, Indra y Sapa), la firma del contrato de las cinco corbetas saudíes o la adquisición o alquiler de aviones de reabastecimiento A330 MRTT, son asuntos que tampoco pueden esperar en los próximos meses.
Como vemos los cien primeros días de Cospedal han dado para mostrar el impulso político que la nueva ministra ofrece a la política de Defensa. "Un estilo diferente al anterior ministro, Pedro Morenés", como reconocen en el Paseo de la Castellana 109. El nuevo tiempo lo requiere. Es hora de poner a la Defensa a la altura de otras políticas que todos consideramos prioritarias y, sobre todo, que los cuatro principales partidos políticos se involucren pues harán falta consensos.