El astillero que la constructora naval italiana Fincantieri tiene en la localidad de Riva Trigoso (en la imagen), al noroeste del país, culminó este martes la ceremonia de corte de acero de la sección de popa del futuro buque de apoyo logístico (LSS, por sus siglas en inglés) de la Marina Italiana. Con este acto se inicia oficialmente la construcción de esta nave que medirá 165 metros de eslora y que está previsto entregar en 2019.
La primera sección que ha comenzado a fabricarse pesa en torno a 7.000 toneladas repartidas en 86 metros de longitud por 24 metros de anchura y 16,3 metros de alto. Una vez concluida, dentro de unos meses, este enorme elemento del barco se lanzará al mar para ser transportado hasta el astillero de Muggiano, en la comuna de La Spezia, no muy lejos de donde se fabrica ahora. Allí acabará uniéndose a la sección de proa, que comenzará a fabricarse el próximo martes en los astilleros de Castellammare di Stabia, en la provincia de Nápoles.
El LSS transportará y suministrará a los buques de la flota militar italiana líquidos (combustible diesel, combustible para aviones y agua dulce) y sólidos (repuestos de emergencia, alimentos y municiones) además de servir de taller flotante para reparar y mantener a las demás naves. La embarcación también estará dotada de un hospital totalmente equipado con quirófanos, salas de radiología, análisis y dentista, y espacio para albergar hasta a una docena de pacientes gravemente heridos. En caso de necesidad, la nave podrá alojar hasta ocho módulos residenciales y de atención sanitaria.
También estará preparada para suministrar a tierra desde agua potable hasta 2.500 kw de potencia. Servirá de base de operaciones de rescate con helicópteros y buques especiales. Y, para cuando pueda necesitar extraer elementos del agua, dispondrá de una grúa estabilizada de 30 toneladas.
En cuanto a su capacidad de defensa, únicamente contará con un sistema de mando y control para escenarios tácticos, equipos de comunicaciones y medios de defensa disuasivos, no letales. En todo caso, el buque estará preparado para alojar sistemas de defensa más complejos y para convertirse en una plataforma de inteligencia y guerra electrónica.
En total, en su interior alojará a doscientas personas y podrá alcanzar una velocidad de 20 nudos.
Su construcción se enmarca en el programa de mejora de capacidades de la fuerza naval italiana anunciado el año pasado y que también incluye la puesta a flote de al menos otros siete grandes barcos. El más importante será un nuevo buque anfibio portaaeronaves (LHD) de unos 200 metros de eslora. El resto del plan contempla media docena de patrulleras multipropósito (PPA) de 129 metros y la opción de construir cuatro más. El proyecto supone una inversión aproximada de 5.400 millones de euros.
Fincantieri creó en octubre del año pasado una unión temporal de empresas (RTI, por sus siglas en italiano) junto a la multinacional tecnológica Finmeccanica para la producción del buque de apoyo logístico que acaba de comenzar y la de los patrulleros.
El acuerdo fue suscrito con la Organización Conjunta de Cooperación en materia de Armamento (OCCAR) –entidad intergubernamental de la que forman parte Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia y Reino Unido–. Estos primeros siete buques del programa, dejando a un lado el LHD, están valorados en casi 3.500 millones de euros, de los que unos 2.300 millones serán pagados a Fincantieri y otros 1.200 millones irán a parar a Finmeccanica.