Sí, tenemos problemas y muchos, pero aún con ellos México es un gran país y sus Fuerzas Armadas (FFAA) son la prueba. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Fuerza Aérea Mexicana, la Secretaría de Marina Armada (Semar) y la recién creada Guardia Nacional superan año a año su principal desafío: la falta de presupuesto, agravada incluso más con la austeridad republicana.
Pero la falta de dinero no es el único obstáculo, también lo son la lucha contra el crimen organizado -y las bajas que esta deja-; la suma de tareas como la construcción de un aeropuerto, hospitales y trenes; el hacer frente a la Covid-19 u otros desastres naturales; y, por su puesto, la corrupción de la cual parecía que, parafraseando al presidente Andrés Manuel López Obrador, pasaban por el lodo sin manchar el plumaje. Por desgracia, tras conocer el caso de Salvador Cienfuegos, extitular de la Sedena juzgado en Estados Unidos por permitir actividades de narcotraficantes, parece que esto no es tan así.
La industria, un valor a destacar
Pese a todo ello, el país tiene a la milicia número 34 en la lista Global Firepower, que evalúa a 133 naciones de todo el mundo. Nada mal para un país que destina tan solo 0,5% de su Producto Interno Bruto a la defensa. Además, es el segundo lugar en América Latina después de Brasil. Respecto al equipamiento aéreo, naval, terrestre y satelital, las FFAA han sabido adecuarse aún con las bajas y la falta de recuperación de herramientas.
Nada de ello sería posible sin la industria establecida en México, que se ha mantenido firme y dispuesta a colaborar con el país. Cómo muestra, las entrevistas que realizó Infodefensa.com como parte del especial que hoy publica, y de las que participaron empresas de la talla de Thales, Indra, Naval Group, ITP Aero, entre otras. Todas dispuestas, cada una desde su rubro, en colaborar con tecnología, proyectos y capacitación. La disposición responde a la confianza en el país y eso solo se puede pagar con apertura, al menos para conocer las múltiples posibilidades.
Las FFAA son indispensables, como lo es su total disponibilidad (sobre todo en tiempos de crisis) con la industria, pero también con la sociedad y con -todos- los medios de comunicación: ofrecer entrevistas, proporcionar información sin pretextos (veda electoral, burocracia, Covid-19, “se traspapeló”, “lo estamos checando”) también es indispensable. Por suerte tenemos los sistemas de transparencia, retardados pero útiles. Con ellos, y con la energía que requiere este sector apasionante, seguiremos informando.