Apenas nueve miembros europeos de la OTAN cumplen ya con el objetivo de alcanzar en 2024 un gasto militar equivalente al 2% de sus economías, comprometido en 2014. Pero la tendencia general es la de seguir incrementándolos hasta acercarse a esa cuota. En 2020, pese a la crisis originada por la pandemia, los países europeos de la Alianza Atlántica han empleado en conjunto el 1,64% del PIB en defensa, frente al 1,25% con el que partieron en 2020. De acuerdo con El balance militar 2021, que el jueves presentó el británico Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, “las agudas percepciones de amenazas en Europa han ayudado a impulsar el gasto europeo en defensa, después de la toma de Crimea por parte de Rusia en 2014 y su participación en el conflicto en el este de Ucrania”
En este contexto, pese a que la economía de estos países se contrajo un promedio del 7% durante el último ejercicio, sus gastos en defensa para el próximo ejercicio parecen experimentar un cierto incremento, como los registrados en Francia, Alemania, Reino Unido y España para apoyar a los proveedores locales del sector ante las consecuencias económicas de la pandemia.
En la introducción que hace el editor al informe se destaca que durante el último año se ha puesto a prueba la cohesión europea y de la OTAN, “por los continuos desacuerdos transatlánticos sobre cuestiones que incluyen el gasto en defensa, la escalada de tensiones entre los miembros de la OTAN Grecia y Turquía y los efectos aún en curso de la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea”.
Sobre la contribución de la UE a la OTAN, en la que el entonces presidente de EEUU, Donald Trump, ha continuado presionado durante 2020 (a Alemania la tildó de “delincuente” en este tema), “es poco probable que el objetivo de Washington cambie con la nueva Administración, incluso si hay un cambio de tono y un deseo tanto en Washington como en las capitales europeas de reparar las relaciones”. Después de todo, recuerda el texto, las llamadas para que Europa contribuyese más a la OTAN se iniciaron mucho antes de que Trump asumiese el cargo.
Por otra parte, el papel geopolítico más activo al que aspiraba la UE se ha visto empañado por “el resultado de las discusiones en julio de 2020 sobre su presupuesto plurianual”. En ella se redujeron las partidas inicialmente previstas para la financiación del Fondo Europeo de Defensa, para los proyectos de movilidad militar y para el Fondo Europeo para la Paz, que respectivamente han menguado casi en un 40%, un 75% y poco más de un 45%.