El pasado 2 de septiembre, Día del Ejército de Nicaragua, 41o aniversario de su fundación, se registró la millonaria compra del 25% de las acciones del Banco de Finanzas (BDF), que estaban en poder del Instituto de Previsión Social Militar (IPSM), por parte del Grupo ASSA de Panamá. Con esta transacción, el Banco de Finanzas se desvincula de cualquier posible multa del Gobierno de Estados Unidos, que en mayo pasado sancionó al jefe del Ejército de Nicaragua, general de Ejército Julio Avilés.
La operación, que fue previamente autorizada por la Superintendencia de Bancos de Nicaragua, consolida al Grupo ASSA, con presencia regional en su línea de seguros, que lidera el empresario panameño Stanley Motta, con negocios también en la aerolínea panameña COPA y en tiendas libres, entre otros, como dueño mayoritario del BDF, al controlar 80 % de las acciones del banco.
Con la salida del IPSM, parte del Ejército de Nicaragua (en realidad Fuerzas Armadas nicaraguenses), el restante 20 % se mantiene en manos de diversos grupos de accionistas individuales, entre los que se encuentran también algunos directivos del BDF. La compraventa de las acciones del IPSM en el BDF, se estima en unos 19 millones dólares que pasarán a formar parte del patrimonio del Ejército de Nicaragua.
El IPSM tiene inversiones en la Bolsa de Valores Internacional de Nueva York, así como en el sector inmobiliario, turismo, comercio, construcción, y otros, de forma directa y en alianza con inversionistas nacionales y regionales.
Al 31 de diciembre de 2018, el BDF, considerado por su tamaño el cuarto banco de Nicaragua, poseía activos por 681,9 millones de dólares, que se habían reducido a 582,7 millones de dólares al 31 de marzo de 2020, según un informe de Fitch Ratings de junio pasado, que le otorgó una calificación “estable”, debido, básicamente, a su relación accionaria con el Grupo ASSA.
Las inversiones del panameño Grupo ASSA en Nicaragua, que además del BDF incluyen la compañía de seguros ASSA, representan el 27 % de las ganancias del grupo.