Recientemente, el Gobierno español enfatizó al presentar el Plan Estratégico sobre Drones que el sector ha experimentado una extraordinaria evolución y su continuo desarrollo tecnológico apunta a un crecimiento explosivo en los próximos años. A mediados de la próxima década, el mercado de los drones superará, según distintos cálculos, los 20.000 millones de euros anuales. En la Unión Europea se estima que existe ya un parque de entre 1 y 1,5 millones de drones de uso civil con incrementos en número de unidades del 100 por ciento anual en los últimos años, contabilizando drones de uso profesional, seguridad, defensa y recreativo.
Aunque solo fuera por estas perspectivas, España debe estar destinada a protagonizar su desarrollo, en especial, en aquellos aspectos de mayor valor añadido y empleo de calidad. Si en décadas pasadas, las empresas españolas despuntaron por ser pioneras a nivel internacional en sectores como la energía eólica, las infraestructuras o el tren de alta velocidad, ahora se enfrentan al reto de encontrar otros motores tecnológicos de futuro y creo firmemente que uno de ellos puede ser el de vehículos no tripulados (RPAS).
Estoy convencido de que las aplicaciones civiles experimentarán un crecimiento importante con respecto avance la regulación y su puesta en práctica y, por otra parte, el mercado militar y de seguridad continuará representando un volumen importante, estimado en aproximadamente un tercio de este total.
La demanda militar, que tradicionalmente ha sido motor en el desarrollo tecnológico del mercado de drones en particular y de la robótica en general, continuará actuando como un impulsor en el desarrollo de tecnologías críticas. Desde el punto de vista industrial, el reto es que las empresas europeas -y españolas, en concreto- ganen terreno a compañías estadounidenses e israelíes que presionan por liderarlo. Según estadísticas oficiales, en la actualidad en la Unión Europea existen cerca de 200 fabricantes de drones de uso profesional.
En los últimos años, la Comisión Europea, la Agencia Europea de Defensa y a través de diferentes iniciativas de cooperación internacional se ha tomado conciencia de la importancia que tiene para la defensa de Europea dispones de capacidad autónoma en estos sistemas.
Europa carece actualmente de un foro específico sobre Sistemas Autónomos o Remotamente Tripulados aplicados a Seguridad y Defensa que permita reunir a todos los actores para intercambiar conocimiento, experiencias y puntos de vista sobre una tecnología de vital importancia. Por eso ha sido significativo que la celebración la semana pasad en León de una cita de estas características, bautizada como Unvex Defence & Security, y que tras cinco ediciones se ha convertido en un lugar de referencia a nivel europeo como el evento anual más importantes especializado en RPAS.
Organizada privadamente pero con un amplio apoyo institucional, en especial del Ministerio del Defensa, se centró este año exclusivamente en las aplicaciones de sistemas remotamente tripulados para Seguridad y Defensa. La cita acogió equipos, componentes y servicios, así como la demostración de más de 16 RPAS.
Mirando de nuevo al futuro, hay que reiterar que es necesario ampliar las iniciativas de apoyo a la creación y desarrollo de empresas españolas punteras. Al mismo tiempo y como el propio Gobierno español ha reconocido públicamente, es imprescindible desarrollar campañas de divulgación del uso de esta tecnología con el fin de dar a conocer su potencialidad y ventajas. No olvidemos que los sistemas RPAS con aplicaciones a la defensa y la seguridad conforman en este contexto un sector estratégico importantísimo que ganará peso de cara a garantizar nuestra seguridad y crecimiento económico, ya que será uno de los motores de las nuevas tecnologías del siglo XXI. Esperemos, entonces, que España no llegue tarde.
*Artículo publicado el 29 de mayo en el diario El Economista