Uno de los proyectos más ambiciosos de Latinoamérica es sin duda la denominada Patrullera Oceánica de Largo Alcance (POLA), que forma parte del proceso de modernización que ha puesto en marcha Armada de México. Si alguien sabe de este programa y de lo que necesita la Armada mexicana para ser una flota del siglo XXI es el almirante José Antonio Sierra Rodríguez, actual director general de Construcciones Navales de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar) y uno de los grandes artífices de ese cambio en el que está inmersa la Armada. Un futuro que no solo pasa por grandes programas de construcción naval, sino por toda una cadena de bienestar que ha llevado trabajo y desarrollo a las comunidades que participan en la construcción de las patrulleras oceánicas y costeras mexicanas. La charla ha sido tan interesante que la entrevista resultante ha tenido que ser dividida por su extensión en dos partes de las que a continuación se reproduce la primera.
¿Cuál ha sido el nivel de la transferencia de conocimiento derivada a la POLA?
Hemos aprendido mucho del personal técnico de Damen, hasta de cómo administrar un proyecto, una cosa es cómo hacerlo y otra cosa es cómo administrarlo para que vaya en tiempo y en costos. El personal de Damen ha estado abierto hacia nosotros, todo lo que cuestionamos y preguntamos se han abierto y nos lo han dicho.
¿Hasta que punto es eficaz el trasvase de conocimientos?
Lo aprendido en este barco ya lo aplicamos en las dos últimas oceánicas que construimos: la Jalisco y la Tabasco.
¿Puede poner algún ejemplo?
Por ejemplo tratamientos de soldadura: si no se lleva un buen control en la difusión del calor al momento de soldar, se transmite mucho calor en ciertas zonas. Ese calor transmite esfuerzos hacia las planchas y si no se dispersa, los barcos se ven como si tuvieran costillas. El personal de Damen nos enseñó cómo diseminar ese calor para que los esfuerzos de las planchas no fueran muy concentrados. En otras cuestiones técnicas, como para poner un plafón, en México usábamos el nivel de manguera. Damen trajo unos aparatos láser que marca el nivel alrededor del cuarto. Otros procesos como tendido de cables y procesos de construcción que en cierta forma no utilizábamos o que teníamos idea de cómo se hacían. También está el tema de la línea de ejes y la soldadura de arbotantes al casco usando resistencias que calientan toda la pieza y que hace que la soldadura sea más controlada con menor esfuerzo. Eso y técnicas de pintura y una serie de cuestiones que fuimos aprendiendo.
¿Y los proveedores locales, cómo se han visto beneficiados por la POLA?
Tenemos a los astilleros y lo que está alrededor es la industria naval mexicana, que si bien tiene capacidades, no tiene mercado porque casi no hay construcción en México. Cuando inicio el proyecto POLA se dio la coincidencia con unos remolcadores para Pemex y los proyectos de las patrulleras oceánicas. No se hacía acero calidad naval en México, así que platicamos con Altos Hornos de México, (AHM) y les planteamos la necesidad de fabricarlo. Para estos proyectos compramos alrededor de 10.000 toneladas de acero, por lo tanto, a AHM ya le salía redituable hacer una línea de producción de plancha de acero de calidad naval para vendernos primero a nosotros y, ahora, AHM ya está incursionando en el mercado internacional.
¿Y los proveedores especializados?
Hemos hablado en México con Condumex y con Tamsa sobre tubería especializada para buques; ellos nos han dicho que tienen toda la disposición, pero comentan "¿vamos a poner una línea de producción de cable calidad naval para 300 o 500 metros?" eso no es muy redituable. Entonces lo que hemos tratado de hacer es ver con todos los que tienen construcción (naval) en algún momento para ponernos de acuerdo y crear estándares de cables entre nosotros, para entonces, poder ir con las empresas para proponer, incentivar y motivar a la industria naval a que invierta.
¿Hubo problemas con las certificaciones?
Hay mucho equipo y material que sí se produce en México, pero desgraciadamente no tienen el certificado de clase. Existen empresas que producen materiales en México como lámparas, pero tienen que enviar su producto a sus matrices en EEUU, que sí están certificadas, para luego poder vendérnoslas a nosotros. Esto es a causa del volumen y el costo de la certificación para ellos. Es un requisito para un buque, que todo en el barco este certificado.
¿Y la cadena de bienestar ¿qué pasa en lo social?
Siempre me había quejado con los señores secretarios de que en Salina Cruz capacitamos personal electricista, soldador y que al tiempo se nos van. Recuerdo que el almirante Saynez (exsecretario de Marina) me decía "¿qué te preocupa? le estás haciendo un bien a México, esa persona capacitada no va a estar haciendo ilícitos porque ya tiene una capacitación. Tú sigue capacitando personal, no lo veas como el proyecto nada más, sino velo como un proyecto de nación, estas dando oficio y beneficio a muchas familias". Hay muchos trabajadores que se iniciaron en el astillero y ahora ya son independientes en base a la capacitación inicial que recibieron en el astillero. Yo estimo que del proyecto, el beneficio en un 60% fue ajeno a la Semar. En cuanto a capacitación de personal, derrama económica en la zona y la industria naval auxiliar, esas áreas creo que salieron más beneficiadas al final, que lo que saldremos nosotros en cuanto al beneficio del barco.
¿Cuánto hay de mexicano en la POLA?
Yo estimo que en este proyecto como era el inicial y desconocíamos en algún momento las especificaciones y debido al tiempo que era un factor importante, estimo que tenemos un 20% de integración nacional. Pero empezamos igual con unas patrulleras costeras que hicimos con Damen; en un principio teníamos un 20% de integración nacional, ahora ya tenemos un 60% nacional y un 40% de integración extranjera.
¿A qué aspiran a corto plazo?
En un futuro, todo lo que es acero pintura, madera, cables no militares, plafones y acabados, ya existe en México, pero primero hay que conocer las especificaciones para determinar que un producto mexicano sí puede sustituir a otro para no bajar la calidad. Estimo que si se llega a concretar una segunda, tercera o cuarta, poco a poco a la integración nacional vaya aumentando y la integración extranjera disminuirá.
¿El objetivo final es un producto 100% mexicano?
Los dos módulos hechos en Holanda, el departamento de máquinas y el puente, son los que más complejidad tienen, ahí en cierta forma la transferencia de tecnología tenía que ser mayor. En aquel entonces, no teníamos tanto personal calificado. Ahora tenemos personal que estuvo durante la construcción de ambos módulos en Holanda, así que ya tenemos personal involucrado directamente en esa construcción, así que estimamos que si hay una segunda o tercera sin compromiso de tiempo, podríamos desarrollarla 100% en México.
¿Con toda esta experiencia, se puede pensar en más de estos buques a futuro?
La necesidad de la Semar es la de tener no sólo una de estas embarcaciones, sino que la idea original contempla cuatro en el Pacifico y cuatro en el Golfo. Si bien el área de construcciones fabrica los buques, el Estado Mayor de la Armada es el que ve las necesidades de operación. Y la necesidad que nos ha pasado son cuatro en el Golfo y cuatro en el Pacífico, aquí la cuestión es económica, pero el requerimiento táctico que tenemos es de cuatro y cuarto.
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