Viene de 'Almte. Urcelay: "Estamos trabajando para que España pueda dotarse con el F-35" (1)'
En la segunda parte de la entrevista a Infodefensa.com, el almirante José Luis Urcelay aborda los principales desafíos que tiene por delante la Armada española y analiza los programas puestos en marcha en la Infantería de Marina para reemplazar los Vehículos de Asalto Anfibio (AAV) en servicio y los veteranos carros de combate M60 A3. Ver vídeo
El segundo AJEMA también ofrece detalles sobre el proceso de obtención del nuevo BAM-IS (Buque de Intervención Subacuática) y acerca de los planes para dotar a los buques de la Fuerza Naval de estaciones de armas remotas RWS y sistemas antimisil.
¿Qué desafíos tiene por delante la Armada española en los próximos años?
Además del cumplimiento de su misión constitucional, el principal desafío para la Armada es continuar siendo un referente de la acción del Estado en la mar, demostrando su relevancia y su capacidad de adaptación al cambio. Para ello, debemos seguir impulsando una alineación de la Armada en dos ejes: el horizontal, con el entorno, y el vertical, que internamente armonice organización, personas y medios con los objetivos a largo plazo y la previsión de recursos disponibles para alcanzarlos. En cuanto al entorno, es fundamental tener un papel relevante en el ámbito marítimo y litoral. Para ello, es necesario que difundamos nuestra actividad, nuestros valores y nuestro compromiso con España y los españoles. Esto es especialmente relevante al referirnos a la comunidad marítima española y europea y se consigue mediante el impulso de nuestra comunicación estratégica.
¿Podría destacar algunos retos?
Entre los desafíos destacan: aprovechar las nuevas tecnologías en lo que llamamos transformación digital para ser lo más eficientes posible, sin perjuicio de la eficacia y la seguridad; mantener al personal motivado, con las mejores aptitudes de liderazgo y técnicamente muy preparado; la necesidad de tener una dirección estratégica en todas las actividades, que deber ser difundida y entendida por la organización, consiguiendo así la alineación de todo el personal en sus objetivos diarios con las estrategias superiores; y, por último, tener una organización con gran capacidad de adaptación a los cambios del entorno, y que responda a la transferencia de responsabilidades hacia el órgano central y la estructura operativa, de manera que se aproveche la eficiencia del sistema, pero sin que baje la eficacia en esas tareas transferidas.
En enero, la Armada ha recibido el BAM Furor, el último contratado de la serie. Además, se habla de un nuevo buque de estas características con capacidad subacuática para reemplazar el Neptuno. ¿Es necesario ampliar la serie?
El programa de los Buques de Acción Marítima (BAM) fue una apuesta estratégica de la Armada con el fin de potenciar un modelo único y potente de buque patrullero oceánico que viniese a sustituir a la gran diversidad de patrulleros existentes, para dar respuesta a las misiones de Seguridad Marítima que tiene encomendadas la Armada. Este innovador proyecto está teniendo gran éxito y, de hecho, se ha tomado de ejemplo por otras marinas. Se trata de las unidades más idóneas para la ejecución de los cometidos de Seguridad Marítima en los espacios marítimos de interés cerca y lejos del territorio nacional. En las operaciones que se determinen, estos buques pueden embarcarán Equipos Operativos de Seguridad de la Fuerza de Infantería de Marina con cometidos específicos de protección de la fuerza y de apoyo a operaciones de interdicción marítima, así como aeronaves tripuladas o pilotadas de forma remota. Actualmente la Armada cuenta con seis BAM, y tenemos previsto seguir incorporando a medio-largo plazo más unidades a la Fuerza de Acción Marítima a medida que se vayan dando de baja los patrulleros de altura clase Vencedora y clase Serviola. El reemplazo del buque de salvamento y rescate Neptuno es un tema que va más allá de las necesidades propias de la Armada. La realidad es que España necesita una plataforma moderna que le proporcione la capacidad de hacer extracciones e intervenciones subacuáticas a gran profundidad y actualmente el buque Neptuno está en su último tercio de vida. Por ello, estamos actualmente inmersos en el proceso de obtención del BAM-IS (Buque de Intervención Subacuática). La plataforma en la que hemos trabajado conserva el nombre de BAM pero incorpora capacidades específicas como son las necesarias para la vigilancia del patrimonio subacuático, además del apoyo y rescate a submarinos siniestrados. En cualquier caso, el BAM-IS no será quien amplíe la serie pues constituye una unidad diferente e independiente de los BAM en versión patrulleros.
En el ámbito de los RPAS, ¿Qué necesidades identifica la Armada?
Los vehículos no tripulados, son un complemento de las aeronaves tripuladas en el sentido de que pueden asumir mayores riesgos, actuar con más discreción y con una mayor permanencia en vuelo. Su entorno de operación abarca multitud de misiones desde ISR (Inteligencia, Vigilancia y Reconocimiento), vigilancia marítima, apoyo a las operaciones anfibias o terrestres, operaciones especiales, evaluación de daños o apoyo a la acción del estado. La Armada necesita disponer de sistemas tácticos de largo alcance que podrían encuadrarse bien en la Clase II, o bien en la categoría Small de la Clase I, y que actualmente se está satisfaciendo con los sistemas Scan Eagle en dotación en la Flotilla de Aeronaves de la Armada. Además, también se prevé dotar de sistemas de menor porte (Clase I Mini y Micro) a ciertas unidades de la Flota como buques y unidades de la Fuerza de Infantería de Marina para que dispongan de esa capacidad de manera orgánica.
No quiero dejar de lado la Infantería de Marina. La unidad está en pleno proceso de modernización de sus Piraña. ¿Hay planes para la renovación de los vehículos de asalto anfibio (AAV)?
La Fuerza Infantería de Marina es un elemento fundamental de nuestras Fuerzas Armadas. Es una herramienta única y polivalente cuya integración con el resto de las fuerzas navales constituye la capacidad anfibia de la Armada. En un entorno estratégico caracterizado por la progresiva relevancia de la mar y la 'litoralización' de los conflictos, es imprescindible disponer de una robusta capacidad anfibia expedicionaria. Esta capacidad, que no es reemplazable por ninguna otra disponible en las Fuerzas Armadas, le permite a nuestro país contribuir, a través de la Acción Conjunta, a la Defensa Nacional y ser capaz de proyectar estabilidad allá donde sea necesario. Los Vehículos Anfibios Acorazados (AAV) son el único medio existente en las Fuerzas Armadas que proporcionan la capacidad de efectuar el movimiento buque-costa de una fuerza de desembarco, aportando simultáneamente a una unidad de infantería ligera una adecuada movilidad, protección y potencia de fuego. Si bien el valor añadido en la guerra anfibia es evidente, como único vector de desembarco con estas características de protección y potencia de fuego, también constituyen un elemento indispensable en las operaciones terrestres, al ofrecer la capacidad de mecanizar unidades ligeras en acciones concretas. Precisamente, en escenarios asimétricos es donde este grado de protección adicional y esta mayor flexibilidad marcan una diferencia relevante. Así, las AAV han sido empleadas con profusión por el USMC en diversos escenarios terrestres como Irak, por ejemplo. Para su renovación la Armada tiene previsto adquirir las primeras 11 unidades entre 2021 y 2022, y ocho unidades más antes de 2026.
También hay que reemplazar los vetustos M-60 A3, ¿Cómo marcha este programa?
Para el relevo de los M-60 A3 se está trabajando en la adquisición de vehículos de combate sobre ruedas que monten una torre cañón. Se trata de un concepto denominado Mobile Gun System (MGS) cuya plataforma 8x8 podría ser el Piraña V, en línea con el programa 8x8 del Ejército de Tierra. Los escenarios actuales se caracterizan por un predominio de la amenaza asimétrica que se puede combinar en determinadas áreas y momentos con situaciones de combate convencional de perfiles variables. La mayor agilidad del MGS frente a los carros de combate convencionales permite alcanzar un equilibrio entre la disponibilidad y sostenibilidad propias de fuerzas ligeras que permiten un despliegue y reacción inmediata, y la potencia de combate de medios pesados que ofrecen una fuerza decisiva. Además, estos medios son también son muy eficaces en el entorno urbano, donde permiten la neutralización de barricadas, muros y otros obstáculos.
La Armada ha puesto en marcha un programa para dotar a sus buques de estaciones por control remoto (RWS) y, además MBDA y Navantia, trabajan en una versión del sistema de defensa aérea Simbad RC, ¿es una prioridad dotar a los buques con sistemas de defensa cercana?
En la actualidad, han proliferado las amenazas con las que un buque se puede encontrar en sus despliegues y operaciones. Amenazas que se materializan en dos ámbitos muy concretos: la amenaza asimétrica y los sistemas de misiles anti-buque. Por ello es necesario incorporar, entre otras cosas, los medios imprescindibles de autoprotección activa de las unidades. Para hacer frente a estos dos ámbitos de la amenaza, se han iniciado dos líneas de acción paralelas: la primera es la adquisición de sistemas RWS (Remote Weapon System) para combatir la amenaza asimétrica, para lo cual recientemente se ha iniciado la licitación del correspondiente acuerdo marco. La segunda es la obtención de sistemas antimisil para escoltas y unidades valiosas de la Armada, que se encuentra hoy en día en la fase de definición de requisitos, y del que, como usted bien apunta, el sistema ofrecido por Navantia Sistemas y MBDA es uno de los posibles candidatos.
En el ámbito de la enseñanza, ¿Cuál es la asignatura pendiente?
Los años transcurridos tras la promulgación de la Ley de la Carrera Militar han supuesto un periodo de oportunidad, a la vez que un momento de evolución y exigencia para la enseñanza. Los resultados obtenidos tanto en Oficiales como en Suboficiales son excelentes. En el caso de Tropa y Marinería se ha apostado por un modelo de obtención de una titulación de formación profesional de Grado Medio acorde con su especialidad fundamental. Esto es ahora nuestro mayor reto en este terreno que, en estrecha colaboración con el Ministerio de Defensa, está en pleno proceso de planificación y desarrollo. Nuestra preferencia es un modelo de educación presencial y progresiva en el que el marinero o soldado adquiere la formación necesaria para obtención de la titulación de Grado Medio durante el desarrollo de su trabajo dentro de la Armada.