La OTAN tiene ya una hoja de ruta para la próxima década, el conocido a partir de ahora como Concepto de Madrid. El documento, de 12 páginas, dividido en un prefacio y cuatro partes (con 49 puntos en total), reconoce a Rusia como la principal amenaza para la Alianza, junto con el terrorismo; refuerza el concepto de defensa 360 grados y, por primera vez, pone el foco en el Sahel como una región de interés estratégico.
El refuerzo de la cooperación y la relación con los países del flanco sur es una de las cuestiones en las que España ha insistido en los últimos meses y, finalmente, aparece claramente reflejado en la última versión de la estrategia para la próxima década. "El vecindario sur de la OTAN, particularmente las regiones de Medio Oriente, África del Norte y el Sahel, enfrentan problemas interconectados desafíos de seguridad, demográficos, económicos y político. Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de organizaciones no estatales, grupos armados, incluidas las organizaciones terroristas. También permite la interferencia desestabilizadora y coercitiva de competidores estratégicos.", destaca el punto 11.
“Trabajaremos con socios para abordar amenazas y desafíos de seguridad compartidos en regiones de interés estratégico para la Alianza, incluidas las regiones de Oriente Medio y el Norte de África y el Sahel”, añade el 45.
El concepto pone el acento en tres puntos: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis y seguridad cooperativa. De todos, el primero es el más importante. La redacción ha estado marcada por la invasión rusa de Ucrania, algo que queda claro en la primera parte del texto. “La Federación Rusa es la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los aliados y a la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica”.
También por primera vez la Alianza aborda su relación con China a la que considera “desafío sistémico”. Esta denominación ha generado un debate interno entre los aliados, si bien, la Unión Europea ya utiliza términos similares como rival sistémico o competidor. “Trabajaremos juntos de manera responsable, como aliados, para abordar los desafíos sistémicos planteados por la República Popular China a la seguridad euroatlántica y garantizar la capacidad duradera de la OTAN para garantizar la defensa y la seguridad de los aliados”, remarca el concepto.
Integridad territorial “de los aliados” y no “aliada”
España también ha logrado, subrayan fuentes del Gobierno, que la Alianza recupere y de una mayor relevancia a términos como soberanía e integridad territorial, que quedaron en un segundo plano en el concepto de Lisboa de 2010. “Si bien la OTAN es una alianza defensiva, nadie debería dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y el territorio integridad de todos los aliados y prevalecer contra cualquier agresor”, establece el apartado 20 del nuevo concepto.
De esta forma, la Alianza pasa de hablar de “integridad territorial aliada” a “integridad territorial de los aliados”, un cambio que el Ejecutivo considera más “preciso”, en pleno debate sobre sí Ceuta y Melilla están o no bajo el paraguas de la OTAN.
A priori este cambio, colocaría a ambas dentro del marco de protección aliado, y evitaría las interpretaciones del Tratado de Washington, al dejar claro que se trata del territorio recogido en la constitución de cada estado miembro. Sin embargo, el documento no cita expresamente a ninguna de las dos ciudades autónomas, como tampoco menciona de otros territorios en principio fuera del tratado como Hawai o los departamentos franceses de ultramar.
Financiación común
Los aliados también han acordado en la cumbre un refuerzo del presupuesto propio de la OTAN, dividido en tres patas; civil, militar e inversiones en seguridad. Esta es una de las peticiones del secretario general, Jens Stoltenberg, en los últimos años. El compromiso de los países miembros es aumentar de forma progresiva la financiación de aquí a 2030; hasta un 10% anual en el caso de las divisiones civil y militar, y hasta un 25% anual en el ámbito de las inversiones.