El Gobierno noruego está a punto de elegir tipo de buques compondrán su futura clase de submarinos con los que sustituirá a sus actuales Ula. La noticia está previsto que se de a conocer con probabilidad dentro de uno o dos meses. El país optó el pasado abril por la francesa Direction des Constructions Navales Services (DCNS) y la alemana ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) como únicos candidatos posibles. La compañía sueca Saab Kockums, desarrolladora de la clase A26, quedó anteriormente descartada. La elección del ganador final se espera que tenga lugar a mediados de 2018. Lo que ahora, en la primera mitad de 2017, se va a presentar al parlamento del país es qué tipo de compra se va a realizar, incluido el marco presupuestario necesario para el proyecto.
Los diseños que ofrecen las preseleccionadas DCNS (en la imagen) y TKMS, que son las mayores constructoras en Europa occidental de este tipo de naves, serán el punto de partida para los futuros sumergibles noruegos. Al adoptar un desarrollo ya existente, Oslo persigue evitar riesgos, como la incertidumbre en los costes finales.
Las fuerzas noruegas buscan mejorar sus capacidades navales con las nuevas naves, especialmente en su área oceánica septentrional. Con este mismo objetivo el país acaba de anunciar la compra de cinco aviones P-8A Poseidon, como publicó a principios de mes Infodefensa.com. Estos aparatos han sido definidos por la ministra de Defensa, Ine Marie Eriksen Søreide, como “una formidable herramienta para la vigilancia de nuestros vastos espacios marítimos del norte”.
Los futuros submarinos complementarán esa misión. Los planes de Noruega pasan por la adquisición de cuatro unidades de la empresa ganadora para sustituir a los seis de la clase Ula con los que cuenta ahora.
El presidente y consejero delegado de DCNS, Hervé Guillou, sintetizó la dura competición prevista contra su contrincante alemán para hacerse con este contrato al apuntar un contundente “lucharemos como perros”.
Noruega decidió en 2014 estudiar distintas opciones para la adquisición de nuevos sumergibles, después de siete años planificando el futuro de su arma submarina. Entre ellas se ha contemplado la remodelación de sus actuales naves de la clase Ula y la fabricación de unos buques nuevos que los sustituyan.
Los submarinos Ula iniciaron su servicio al país entre los años 1989 y 1992, y cuentan con una vida útil de treinta años, por lo que a mediados de 2020 se espera que puedan ser reemplazados. En concreto, de acuerdo con Defense News, la primera entrega está previsto que tenga lugar entre los años 2025 y 2026 y las siguientes deberán continuar hasta 2030.
Anteriormente, el Ministerio de Defensa de Noruega adelantó que, si el proyecto sigue adelante, se necesitará más de una década para su desarrollo. Sólo tras la firma del contrato, calculó, habrá que esperar unos siete años para comenzar a entregar las naves, que continuarán a un ratio previsto de una por año.
La construcción de nuevas naves, que es una decisión en manos del Parlamento noruego, deberá tener lugar en los astilleros del país, que ya cuentan con una amplia experiencia en las tecnologías empleadas en estos sistemas. De este modo se busca que el proyecto beneficie también a su industria, que logrará unas nuevas capacidades con las que competir en el mercado internacional.
Imagen: DCNS