Dentro del objetivo de autonomía estratégica para Europa y de la construcción de una base tecnológica e industrial de defensa europea (Edtib), las funciones de los contratistas principales y las pyme son claramente diferentes pero, en cualquier caso igualmente importantes.
El objetivo del documento que se introduce en esta líneas, es describir estas funciones en la cadena de suministro de contratistas principales y pyme y proponer una política con respecto a la financiación de la UE sobre futuros programas europeos de equipamiento de defensa, programas de investigación y tecnología, programas de investigación y desarrollo e incluso programas de adquisición. Todo ello según lo propuesto -o en fase de consideración actualmente-, por la Comisión Europea a través de una financiación directa de la UE o un fondo de defensa europeo. Esta política podría ser útil en el marco de las actuales propuestas sobre la consolidación de la industria de defensa europea.
Durante años, dado que no había deseo de autonomía en el sector de la defensa a nivel europeo, la idea de crear herramientas europeas para dicha autonomía -a saber, financiación de la Unión Europea además de financiación de las Naciones para proyectos de I+D (cooperativa) de defensa- era teóricamente apropiado, pero no se reconocía su necesidad y la voluntad política no parecía discurrir por este sendero.
Sin embargo, los programas de satélites civiles europeos (Galileo) y de lanzadores espaciales (Ariane) ya han demostrado que cuando se comparte el deseo de autonomía a nivel europeo, se pueden tomar decisiones adecuadas y obtener los fondos europeos de I+D y de producción y, que las herramientas y agencias de gestión pueden gestionar con éxito los programas.
En términos de las relaciones entre contratistas principales y pymes, la orientación al cliente, es decir, el valor en uso, debe ser el objetivo principal de toda la cadena de suministro. En este sentido, los cambios o la volatilidad de la demanda implican modificaciones dentro de toda la cadena, que debe responder de forma fluida, interactiva y multidimensional. ¿Cómo se logra este tipo de respuesta a un coste relativamente bajo para toda la cadena de suministro? Hay dos factores que parecen ser importantes para lograr este objetivo. El primero se refiere a la demanda y, el segundo, a los diferentes tipos de contratos.
Desde la perspectiva de la demanda, los equipos y servicios requeridos por los sistemas de defensa de las naciones deberían combinarse. Es decir, la demanda debe agruparse para que los costes de la cadena de suministro se reduzcan al mínimo –poolingdemand-. Además, dado que las cadenas son cada vez más globales, habría una tendencia natural hacia la reducción de costes. En la actualidad, la participación transfronteriza de las pymes sigue siendo escasa y, sin embargo, puede ser condición necesaria para una colaboración europea más profunda. En este sentido, el FED -Fondo Europeo de Defensa-, puede favorecer esta evolución teniendo en cuenta las reglas de eficiencia de la relación entre el contratista principal y pyme. Adicionalmente, la demanda debe ser estable y poseer un alto grado de certeza para reducir los riesgos asociados a la volatilidad que se generan en las cadenas de suministro.
En cuanto al tipo de contratos, es necesario tener en cuenta que las empresas manufactureras se encuentran inmersas en un proceso de servitización de sus actividades. Este aspecto es de especial importancia en la industria de defensa, ya que el ciclo de vida de los sistemas de armas es muy extenso y requiere de servicios de mantenimiento continuos. El denominado Contrato de Servicios Basado en Resultados (OBC) permite al cliente pagar solo cuando las empresas han entregado los resultados -outcomes-, en lugar de simplemente haber realizado actividades o tareas. Obviamente, esta perspectiva requiere cambios en el comportamiento de las empresas y en la cadena de suministro, ya que la relación con el cliente (MoD) debe ser muy fluida en un proceso de co-creación en el que la proporción de responsabilidades y riesgos entre ambos puede cambiar significativamente.
Tal y como reconoce la UE, las pymes son agentes clave en el crecimiento económico y la innovación y su desarrollo es de gran importancia en el contexto de la industria de la defensa. En este sentido, es necesario profundizar en las líneas de financiación de I+D ad hoc para las pymes, aumentando tanto su participación en programas europeos, incluso generando un programa de colaboración tecnológica transfronteriza en defensa, únicamente para pymes, distinguiéndolos de los orientados a las grandes empresas, que en su mayoría reciben fondos del gobierno para su propia I+D y que, por tanto reciben un trato discriminatorio positivo a su favor.
Finalmente, dependiendo del tipo de tecnologías y del mercado al que se dirigen, algunas pymes específicas pueden necesitar algún tipo de financiación de I+T para preparar tecnologías futuras antes del lanzamiento de nuevos programas. Esto significa que la financiación del gobierno debería proporcionarse directamente a estas pyme varios años antes de que la tecnología prevista pueda madurar lo suficiente como para ser utilizada en un programa de I+D. Para la financiación de I+T, también se puede prever la celebración de un contrato con un contratista principal que incluya pagos directos a subcontratistas específicos. Este tipo de soluciones prepararían adecuadamente a las pymes para el futuro
La política industrial de defensa, como cualquier otra política industrial, debe combinar varios aspectos para alcanzar sus objetivos de empleo, innovación, comercio internacional, inversión, etc. Sin embargo, la complejidad de esta política es mayor debido a una variedad de factores, incluyendo las cuestiones de seguridad, la necesidad de cooperación internacional y la perspectiva de construir fuerzas armadas europeas competitivas, cuyo objetivo final es la autonomía estratégica de la UE, como se menciona en la Estrategia global para la política exterior y de seguridad de la Unión Europea.
Para alcanzar ese objetivo, la UE tendrá que financiar futuros proyectos europeos de inversión en defensa, investigación y tecnología (R&T), -como ya lanzaron la Comisión Europea y la Agencia Europea de Defensa (EDA) con la Acción Preparatoria-, y la Investigación y Desarrollo (I+D), incluso programas de adquisición posteriores, tal como está siendo considerado actualmente por la Comisión. En este contexto, los aspectos relacionados con la cadena de suministro son de especial importancia, ya que una gran parte de las capacidades de las fuerzas armadas de los países dependen de ellas, al igual que la seguridad de los ciudadanos europeos.