Una aeronave de alta tecnología para la Industria Aeroespacial mexicana
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Una aeronave de alta tecnología para la Industria Aeroespacial mexicana

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La acción del Estado ha sido uno de los factores más importantes en el desarrollo de la industria aeronáutica. En Brasil, la acción del Gobierno impulsó esta industria creando Embraer que —luego de internacionalizarse— es considerada como el tercer mayor fabricante de aviones en el mundo. 

En España, el Gobierno también ha sido el impulsor en la reconversión industrial de sectores considerados tradicionales hacia otros como el aeroespacial mediante mecanismos específicos. En el caso mexicano, claramente ha sido el Gobierno el actor principal para atraer inversiones,  estimulando la llegada de empresas extranjeras y posteriormente con distintos mecanismos en la creación de instituciones de apoyo para el crecimiento y posicionamiento de esta industria. Un ejemplo de esto es el impulso que se le ha dado a la Feria Aeroespacial (Famex).

Una cuestión que hace peculiar a la industria aeronáutica son las grandes inversiones que demanda la producción de una aeronave y que difícilmente el sector privado, sin el apoyo gubernamental, podría solventar.

El éxito de la industria aeroespacial en países como Brasil o España coincide con la aplicación, durante un largo periodo, de una política industrial para el desarrollo consistente del sector. En ambos casos, el papel del Gobierno ha sido fundamental para generar las condiciones necesarias para el surgimiento de la industria aeronáutica.

En México, las acciones gubernamentales al momento del despegue de la industria aeroespacial, se basaron en una política de atracción de grandes multinacionales y en la implementación de líneas de acción muy acertadas, como la firma de convenios internacionales, el apoyo para la certificación y la participación con empresarios y universidades para crear instituciones de fomento como la Femia, entre otras.

Todo ello propició una dinámica de inversión y entrada de empresas relativamente exitosa. Sin embargo, México no ha conseguido un avance suficiente en la generación de valor agregado. Hay programas con diseños interesantes abiertos a toda la industria a los que pueden recurrir las empresas aeroespaciales y que seguramente ya han sido utilizados por algunas compañías del sector. No obstante, no son coherentes con el reto que involucra escalar en valor agregado en la cadena y lograr que se multiplique la entrada de empresas a la IAE.

Los presupuestos de los programas de apoyo a la innovación y desarrollo empresarial no solo han sido relativamente menores frente a otros países del nivel de México, sino que además han tenido fuertes altibajos, en particular en los últimos dos años. En otras palabras, no hay estabilidad, lo cual genera incertidumbre para las empresas.

Es de destacar que en Brasil y en España se ha aprovechado el mercado interno como un detonador de crecimiento, en especial con la demanda de las compras de Gobierno ligadas al sector de la Defensa, en cambio en México, el crecimiento ha sido el resultado combinado de varios elementos sin que a la fecha cuente con un gran programa industrial, como por ejemplo para la creación de una aeronave de alta tecnología, que sea empleada por las fuerzas armadas mexicanas.

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Por muchos años no hubo una política industrial en México, por el contrario, se dejó todo a los vaivenes del mercado. A diferencia de Brasil y España, la industria aeronáutica no surge para atender el mercado interno, sino que su crecimiento fue producto de la relocalización de las grandes empresas del ramo, lo que ha permitido la integración a las cadenas globales de valor desde el principio. En un claro ejemplo de lo anterior la Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) estima que Boeing tiene 26 proveedores mexicanos, Airbus tiene 36 y Embraer 13.

En Brasil y España el papel del Gobierno y de las Fuerzas Armadas ha sido fundamental. Además de haber logrado dar continuidad y estabilidad a la inversión y al desarrollo tecnológico a lo largo de los años, ha permitido mejorar su posición en los cambios tecnológicos y generar nuevas inversiones con ambiciosos programas de financiamiento y apoyo a la innovación.

También se ha aprovechado el mercado interno como elemento detonador del crecimiento en esta industria, en especial con la demanda de las compras del Gobierno ligadas al sector de la Defensa. En cuanto a las similitudes de la Industria Aeroespacial de México con las de Brasil y España, destaca que se crearon instituciones de formación y capacitación para la aeronáutica, se desarrollaron programas estatales para Pymes, se otorgaron apoyos para la certificación y desarrollo de proveedores nacionales, se firmaron acuerdos internacionales sobre estandarización y normalización de requerimientos de la industria, y se han creado instituciones de fomento para la formación de clústeres a nivel regional y/o nacional para la aeronáutica.

Aunque México se concentra en el mercado de autopartes, participa con el 1.8 % del mercado global después de España e Italia y muy cerca de China. Alrededor del 71 % de las exportaciones de México en este mercado tienen como destino los Estados Unidos, cuyo valor en el 2024 será de 9.400 millones de dólares. En cuanto a las importaciones, se observa una clara dependencia (60 %) respecto de los insumos provenientes de Estados Unidos y Canadá.

Es así como, viendo el desarrollo de industrias aeroespaciales similares a México, podemos concluir que solo falta el gran programa industrial para la creación de una aeronave de alta tecnología para las fuerzas armadas mexicanas. 



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