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México deja la defensa de su espacio aéreo en manos de los T-6C
Dada la falta de presupuesto —y por ende de mantenimiento— de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM), la defensa aérea ha quedado a cargo de los aviones multipropósito T-6C Texan II. Se trata de más de 50 aeronaves que equipan a seis escuadrones aéreos —del 201 al 205—, además del Escuadrón Aéreo 402.
Estos escuadrones están ubicados en zonas estratégicas de México, por ejemplo el 201 se encuentra en la isla de Cozumel en el caribe mexicano; el Escuadrón 202 se encuentra ubicado en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas), cerca de la frontera con Guatemala; el Escuadrón 203 opera en la Baja California en la ciudad de Ensenada; el Escuadrón 204 opera desde la ciudad de Hermosillo (Sonora); y el Escuadrón 205 opera en la Base Aérea Militar (BAM) número 11 de Santa Gertrudis en Chihuahua. Por su parte, el Escuadrón Aéreo 402 ópera en la zona del Istmo de Tehuantepec desde la BAM N° 2 en Ixtepec Oaxaca.
El tema del Escuadrón Aéreo 402 es especial porque era el otro escuadrón jet de la FAM. Estuvo equipado con reactores Lockheed T-33 que fueron desactivados en el 2007, y a la fecha no han podido ser reemplazados por otro jet de capacidades superiores. En su lugar, ha sido equipado —en una especie de transición— por el T-6C Texan.
Avion T-6C Texan II de la Fuerza Aérea Mexicana. Firma JAQC
La Comandancia del Centro Nacional de Vigilancia y Protección del Espacio Aéreo (Cenavi) monitorea diariamente y en tiempo real un aproximado de 1.200 operaciones aéreas. Puede detectar aeronaves en vuelo con el equipo de identificación apagado y que no se apegan al plan de vuelo autorizado, modificando su ruta, como asi también las que ingresan o abandonan el país de forma ilícita.
En tales circunstancias entran en acción los T-6C, que ubican su objetivo, lo identifican y se coordinan con las tropas terrestres desplegadas en todo el territorio nacional. El resultado es la detección y seguimiento de las aeronaves ilícitas, por medio de los radares que monitorean su trayectoria. Al persistir en su desplazamiento se inicia su intercepción para obligarlas a descender en un lugar apropiado donde las tropas terrestres aseguran y verifican la procedencia de los tripulantes, su carga y la misma aeronave.
En días pasados se llevó a cabo el ejercicio Amalgam Eagle. En la ocasión, aviones F-16 de la USAF practicaron el seguimiento e intercepción de una aeronave que ingresó sin permiso al espacio aéreo mexicano. Al llegar a la frontera, los F-16 delegaron en los T-6C continuar el seguimiento de la aeronave. Desde hace un par de años, los aviones supersónicos F-5E/F del Escuadrón Aéreo 401 ya no participan en este ejercicio, probablemente por ser muy pocos lo que aún están operativos por falta de mantenimiento, aunque también sus sistemas de aviónica le impiden interactuar adecuadamente con otros sistemas.
Otro factor a considerar es que los T-6C asumieron la defensa del espacio aéreo mexicano porque son relativamente nuevos. Algunos sólo tienen algunos años en servicio, lo que permite que sus horas de mantenimiento sean menores, permitiéndoles tener más disponibilidad para apoyar estas tareas de intercepción y defensa del espacio aéreo.
Otro punto a tomar en cuenta, es que al menos hoy existen equipos de armamento en un número indeterminado que permiten artillar a los T-6C con ametralladoras o lanzacohetes, como se ha visto en los aviones del Escuadrón Aéreo 205 en prácticas con fuego real durante los ejercicios de Defensa Nacional en el Centro Nacional de Adiestramiento de Santa Gertrudis (Chihuahua) .
Mientras México no decida reactivar sus aviones F-5E en un mayor número o integre un caza de capacidades superiores, los T-6C estarán a cargo la defensa del espacio aéreo .
