El teniente general Karl Müllner, jefe de la Fuerza Aérea alemana (Luftwaffe) dejará el puesto a fines de mayo. Detrás de su salida se encuentra en buena parte el apoyo que ha mostrado a la compra de aviones de combate estadounidenses F-35. Alemania está buscando un sustituto para su actual flota de aviones de combate Tornado y entre los candidatos se ha barajado la opción del F-35, como recogió Infodefensa.com el pasado verano. Sin embargo, el país se encuentra al mismo tiempo planeando el futuro de un nuevo aparato de quinta generación de diseño europeo, por lo que hablar del desarrollo del otro lado del atlántico no parece lo más conveniente para la credibilidad del nuevo proyecto.
Infodefensa.com publicó el mes pasado que Müllner se arriesgaba a ser despedido si volvía a citar el nombre de este caza. El militar evidenció el pasado noviembre que el F-35 es su favorito para suceder al Tornado.
Un grupo de militares alemanes llegó a reunirse el verano pasado con oficiales de Estados Unidos en Bonn para conocer detalles del aparato fabricado por Lockheed Martin de cara a una posible adquisición. El encuentro, del que informó entonces una portavoz oficial, fue solicitado por la propia Fuerza Aérea germana como parte de un “análisis en profundidad de las soluciones disponible en el mercado”.
El apoyo del teniente general Müllner a la opción estadounidense para renovar el inventario alemán choca con los planes que implican al avión europeo Eurofighter Typhoon del actual Ministerio de Defensa, que continúa encabezado por Ursula von der Leyen –acaba de jurar para un nuevo mandato–, informa Jane´s. De ahí que el hasta ahora jefe de la Fuerza Aérea del país se vea en buena medida abocado a abandonar su cargo.
El interés mostrado por el F-35 pilló por sorpresa a muchos ejecutivos del sector europeo de defensa, más atentos a la iniciativa encabezada por Airbus de desarrollar un caza europeo de próxima generación y al acuerdo alcanzado también el pasado julio por la canciller alemana Ángela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron para el desarrollo de un avión de combate de nueva generación.
De ahí que una posible adquisición de un avión militar debía enfrentarse muy probablemente con una importante resistencia política en Alemania, donde además existen sindicatos fuertes y cuenta con un sólido impulso en Europa para desarrollar su propio equipamiento de defensa. Al menos aparentemente cuenta con más posibilidades de éxito la citada compañía europea Airbus, que el pasado junio anunció que ya mantiene contactos con este país, además de España, con vistas al diseño de un futuro avión de combate de una generación posterior a la del Eurofighter.
En la actualidad, cinco países del viejo continente participan en el programa norteamericano del F-35: Gran Bretaña, Italia, Noruega, Países Bajos y Dinamarca. En cambio, otros tres de los grandes, España, Alemania y Francia, deberán iniciar en los próximos años programas de sustitución de modelos de sus actuales flotas de aviones de combate (el F-18 en el caso de España, el Tornado en el de Alemania y el Mirage en Francia), por lo que podrían acabar uniéndose para emprender el desarrollo de una aeronave de nuevo cuño.
Está previsto que Alemania anuncie a mediados de este año si adquirirá algún modelo ya existente o si emprenderá el desarrollo de un nuevo programa para sustituir su actual flota de aviones Tornado.