La compañía italiana Fincantieri ha alcanzado un acuerdo preliminar para hacerse con entre un 45 y un 49 por ciento de los astilleros STX France, que continuarán en un 33 por ciento en manos del Gobierno francés. Parte de la prensa gala ha llegado a definir esta operación, que lleva meses gestándose, como la creación de un “Airbus de la industria naval”.
La idea va en la línea de las declaraciones realizadas el pasado octubre por el consejero delegado de la firma transalpina, Giuseppe Bono, en las que alentaba a la creación de un gran astillero europeo, al estilo de lo que el grupo Airbus supone para la industria aeronáutica continental.
En todo caso, como publicó Infodefensa.com, Bono se refería a un acuerdo de mucho mayor calado en el que en primer lugar exhortaba a la francesa DCNS para una unión que también apelaba a los otros cuatro grandes astilleros con capacidad de construcción militar del continente: BAE Systems (Reino Unido), ThyssenKrupp Marine (Alemania), Navantia (España) y Damen (Países Bajos).
Sin embargo, la adquisición de buena parte de STX France, filial de la surcoreana STX Chaebol Corporation con astilleros en Saint Nazaire, parece lejos de conformar una fórmula similar a la del consorcio aeroespacial europeo. En todo caso supone la creación de un gigante de la construcción naval en el que, además de la italiana Fincantieri, estará implicado el Gobierno francés, que conservará su tercio de la compañía, y DCNS (en un 62 por ciento en manos del Estado galo y en un 35 por ciento propiedad de Thales), que se espera que cuente con el 12 por ciento de las acciones.
Si bien el negocio de STX France se centra en la construcción de cruceros, la entrada de DCNS en la copropiedad de la compañía busca “garantizar la preservación de los intereses militares de Francia”. El resto del accionariado será de la italiana Fondazione CR, de acuerdo con ItalyEurope24.
La fuente calcula que el nuevo “competidor global” alcanza un volumen de negocios de 5.500 millones de euros y da trabajo a más de 26.000 personas. Estas cifras le permitirán enfrentarse a grandes actores del sector, especialmente a los surcoreanos y chinos.
El acuerdo fue anunciado el jueves por el viceministro de Industria francés, Christophe Sirugue. En él se contempla que el Gobierno de su país mantendrá durante 20 años el derecho de veto para determinadas contingencias. Entre ellas se citan la reorganización significativa del negocio en sí o en sus prácticas de asesoramiento y consultoría, la transferencia de propiedad intelectual o de conocimientos técnicos, las decisiones relativas a asociaciones o adquisiciones fuera de Europa y las estrategias que vayan en contra de los intereses nacionales en términos de defensa.