El avión de combate Rafale ya lleva casi 30 años en los cielos, desde que su primer prototipo comenzó a volar, y la mitad de este tiempo en servicio en la Fuerza Aérea Francesa. Se le ha calificado de caro, frente a competidores como el Gripen de la sueca Saab, que muy probablemente por este motivo resultó ganador en concursos como los convocados por Brasil, para la compra inicial de 36 unidades, y Suiza, donde la adquisición de 22 aviones ha sido finalmente rechazada en referéndum de sus ciudadanos. Y, como colofón, se le ha afeado el hecho de contar con un único cliente, Francia, que a finales de los años ochenta optó por este desarrollo propio liderado por Dassault Aviation y salirse del proyecto Eurofighter, con el que desde entonces pasó a competir. Mientras este último partía con cuatro clientes en origen, sus cuatro socios –Alemania, España, Italia y Reino Unido–, el Rafale se planteó a la medida de las necesidades francesas. El avión resultaba así más complicado de ajustarse a requisitos de otros países que, por añadidura, se podrían mostrar más confiados de contar con un modelo compartido por más fuerzas aéreas.
Pese a todo, el Rafale logró imponerse en la India en enero de 2012 al caza Eurofighter, que a su vez también cuenta como clientes con Arabia Saudi, Austria y Omán. El precio, en este caso, pudo jugar a favor del desarrollo francés para ser elegido favorito en el programa de compra de 126 aeronaves por unos 10.000 millones de dólares. Entre su haber también sumó la integración de un radar AESA (Activa Electronically Scanned Array) del que el Eurofighter, al que llegó a considerarse como favorito en el proceso, carecía en aquel momento.
La buena noticia alimentó en Francia la confianza de poder lograr otro hito internacional: ganar el suministro de 36 cazas a Brasil, el mayor contrato de este tipo en Latinoamérica. El Rafale partía con la gran ventaja de contar con la complacencia del mismísimo presidente Lula da Silva, que llegó a mostrar su preferencia por el avión francés en vísperas de una visita del entonces presidente galo Nicolás Sarkozy.
A la hora de la verdad, y pese a las expectativas que llevaron a finales de 2013 a otro presidente francés, François Hollande, a visitar Brasil acompañado del máximo responsable de Dassault para tratar esta compra, apenas una semana después el ministro de Defensa brasileño anunció que se decantaban por el Gripen-NG, del que destacaba su “rendimiento, la transferencia de tecnología y los costes tanto de adquisición como de mantenimiento”.
Entre tanto la India parecía ir dando largas para no acabar de firmar el contrato aún pendiente por sus 126 cazas previstos. La confianza en un avión con un único cliente para el que se ha desarrollado a medida parecía perder enteros. Eurofighter volvió a presionar tratando de recuperar el favor indio, y Rusia se sumó al combate ofreciendo desarrollos conjuntos en una estrategia en la que muchos han visto un intento de vengarse de Francia por los dos portahelicópteros que este país no le entrega por el papel de Moscú en el conflicto de Ucrania.
Egipto sorprende y da el primer paso
Las autoridades indias continuaban posponiendo su decisión final mientras los responsables del Rafale mantenían sus dedos cruzados por no perder al que se apuntaba como su primer cliente internacional, cuando sorpresivamente otro país, Egipto, se decantaba en firme por este avión. El pasado febrero Hollande anunció que el Cairo había cerrado una operación valorada en 5.000 millones de euros por la compra de 24 cazas Rafale, además de una fragata Fremm y misiles aire-aire. Aquí estaba al fin el primer cliente internacional. Un par de meses después, la India, tras tres años de espera, anunció que adquirirá 36 unidades en un contrato al margen de los 126 previstos, lo que alimenta las expectativas francesas de acabar vendiendo a ese país al menos 162 aviones.
Los vientos del mercado internacional parecen haber soplado al fin a favor del aparato francés, que ve alimentadas sus esperanzas de animar a otros posibles compradores, entre los que destacan países de Oriente Medio –Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar–. Venezuela, entre otros, también se muestra interesada por este avión que fue utilizado por primera vez en combate durante la campaña de la OTAN que derrocó al dictador libio Muamar el Gadafi en 2011. Este 2015, por tanto, casi 30 años después de que despegase el primer prototipo, las exportaciones del Rafale levantan al fin el vuelo. Sólo queda ver cómo pueden haber influido estas compras en el ánimo de otros potenciales clientes. Los próximos meses dirán.