Un Bell-407GX de la Fuerza Aérea mexicana se estrella en Guerrero

La Fuerza Aérea mexicana (FAM) no puede recuperarse de la racha de pérdidas récord que ha visto durante el año 2017, incluso a una semana de haber realizado un congreso de seguridad aérea, acaba de darse a conocer en un escueto comunicado de prensa que otra aeronave, en esta ocasión un helicóptero Bell 407GX del Escuadrón Aéreo 111, basado en Zapopan Jalisco, se había estrellado a 29 kilómetros al noreste de la capital del estado de Guerrero, Chilpancingo, mientras realizaba tareas de fumigación, lamentándose la muerte de su piloto, un teniente piloto aviador.

Aunque es justo aclarar que un accidente por desperfectos mecánicos ocurrido a una máquina prácticamente nueva y pilotada por algunos de los mejores pilotos de helicoptero de la FAM es poco habitual, y aunque la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sólo mencionó que la aeronave se precipitó a tierra y no abundó más en el tema; personal del Gobierno del Estado de Guerrero sí comentó que había sospechas de que la caída de la aeronave pudo ser a causa de cables tendidos para proteger las rutas de acceso a los plantíos ilegales. Lo que naturalmente abrió la puerta a especulaciones en los canales extraoficiales sobre un posible derribo por a causa de líneas de metal tendidos entre las cañadas y valles de la serranía, una amenaza constante y latente que los helicópteristas fumigadores de la FAM deben enfrentar.

Aunque las aeronaves Bell 206 y Bell 407GX del EA111 ya antes habían sido objeto de agresiones y accidentes, es la primera vez que se reporta la pérdida de una de estas aeronaves y su tripulación mientras realizaban sus funciones de fumigación. Esta es la aeronave número ocho y la doceava vida que la FAM pierde a bordo de sus aeronaves en el año 2017, entre otros incidentes menos graves.