La Fuerza de Submarinos de la Armada de Chile, con base en Talcahuano y subordinada al Comando de Operaciones Navales, conmemora este martes 4 de julio su centenario como una fuerza operativa moderna y dotada de tecnología de punta que contribuye al poder naval entregando disuación y protección del territorio nacional e intereses marítimos de Chile en el océano Pacífico.
El 4 de julio de 1917 es izado el pabellón chileno por primera vez en seis submarinos de la clase H en el astillero naval de Boston. Diseñados por Holland Torpedo Boat Company, una empresa de Electric Boat Company, y construidos por Fore River Shipbuilding Company en la ciudad estadounidense de Quince, Maryland, estos submarinos formaban parte de un encargo de diez unidades de la Royal Navy que debido a la condición de neutralidad de Estados Unidos no podían ser entregados. Chile manifestó su interés en comprarlos al Reino Unido y este país los cedió como una manera de compensar por la requisación de dos acorazados y cuatro destructores ordenados por la Armada antes del inicio de la Primera Guerra Mundial.
La flotillas clases H y O
Los submarinos chilenos recibieron los nombres de H1 Guacolda, H2 Tegualda, H3 Rucumilla, H4 Quidora, H5 Fresia y H6 Guale. Estas unidades, que contaban con una dotación de 22 tripulantes, desplazaban 434 toneladas en inmersión, tenían 46 metros de eslora, 4,9 metros de manga y 3,8 metros de calado, alcanzaban una velocidad máxima de 13 nudos y una autonomía de 1.600 millas náuticas. Estaban equipados con cuatro tubos lanzatorpedos de 18 pulgadas y cuatro cunas para cuatro torpedos de recarga,
La flotilla de seis submarinos de la clase H dio inicio a esta fuerza operativa de la Armada que a lo largo de estos cien años ha contado además con los submarinos O´Brien, Simpson y Thomson de la clase O construidos a fines de la década de 1920 por el astilero inglés Vickers Barrows, los SS-22 Thomson (ex USS Springer SS-414) y SS-21 Simpson (ex USS Spot SS-413) de la clase Balao incorporados en 1962 y los SS-22 O´Brien y SS-23 Hyatt de la clase Oberon construidos por el astillero escocés Scott-Lithgow y comisionados en 1976. Esto ha permitido a la institución a lo largo del siglo XX e inicios del siglo XXI ser testigo y protagonista de la evolución de esta arma de gran discreción, autonomía y letalidad.
Clases 209/1400L y Scorpène
En la actualidad, la Armada opera los submarinos de la clase 209/1400L SS-20 Thomson y SS-21 Simpson y los submarinos de la clase Scorpène SS-22 General Carrera y SS-23 General O´Higgins, unidades que a nivel sudamericano están catalogadas como las plataformas mejor equipadas en cuanto a armamento y sensores acústicos.
Los SS-20 Thomson y SS-21 Simpson fueron construidos en los astilleros de Howaldtswerke-Deutsche Werft (hoy parte de ThyssenKrupp Marine Systems) en Kiel, Alemania, y entraron en servicio en 1984. Tienen 59,5 metros de eslora, 6,2 metros de manga y 5,5 metros de calado en superficie. Desplazan 1.390 toneladas y logran una velocidad máxima sumergido de 21,5 nudos. Poseen ocho tubos lanzatorpedos (TLT) que les permiten lanzar torpedos pesados de 533 mm y transportan hasta 14 torpedos Black Shark de Leonardo o SUT Mod 1 de Atlas Elektronic. Estas unidades son los primeros submarinos de la familia 209 en América Latina capaces de disparar misiles antibuque SM-39 de MBDA.
Por su parte, los SS-22 General Carrera y SS-23 General O´Higgins son submarinos diesel-eléctricos de última tecnología que han sido diseñados para desarrollar misiones de guerra antisubmarina, antisuperficie y operaciones especiales. Se caracterizan por su furtividad, persistencia en operaciones y potencia de fuego. Construidos por el consorcio franco-español DCNI/Bazán (hoy Naval Group y Navantia, respectivamente) arribaron al país en 2005 y 2006.
Los submarinos de la clase Scorpène tienen 66,4 metros de eslora, ocho metros de manga total incluyendo hidroplanos, 16,4 metros de puntal total y 5,4 metros de calado medio. Desplazan 1.711 toneladas sumergidos, una velocidad de 21 nudos bajo el mar y una autonomía de 6.500 millas náuticas a 8 nudos en superficie.
Equipos de última generación
Entre los equipos de detección que cuentan estos submarinos destaca la suite de sonares TSM2233 MK 2 de Thales que comprende un sonar de casco de frecuencia media con sistema de búsqueda activa/ pasiva; un sonar cilíndrico de largo alcance de detección acústica panorámica en 360º que opera en modo pasivo; un sonar de interceptación de búsqueda activa; un sonar de flanco utilizado para detección pasiva y un sonar de alta resolución pata detección de obstáculos y minas. Para ejecutar el proceso de detección, seguimiento y destrucción de blancos, los Scorpène disponen del Sistema Táctico de Combate Submarino (Subtics) que entrega un avanzado procesamiento de los datos captados por los sensores a bordo y permite generar una imagen de la situación táctica facilitando la planificación y elección de alternativas frente a distintas situaciones qe puede enfrentar un submarino en una situación de combate.
La clase Scorpène cuenta con seis TLT de 533 mm capaces de disparar torpedos pesados, misiles o sembrar minas. El sistema automático de manejo y recarga de los torpedos permite su disparo en salva. Cada submarino puede transportar un máximo de 18 torpedos o misiles o bien 30 minas y al igual que los 209/1400L dispone de torpedos Black Shark de Leonardo, SUT Mod 1 de Atlas Elektronic y misiles antibuque SM-39 de MBDA.
Capacidades probadas
Ambos modelos han demostrado sus capacidades a lo largo de estos años en ejercicios combinados con Armadas de América y Europa. Chile participa desde 2007 en el programa DESI (Diesel Electric Submarine Initiative) organizado por la Armada de Estados Unidos que tiene como finalidad mejorar las capacidades y técnicas de lucha de las unidades navales y aéreas de esa institución frente a submarinos de propulsión convencional a través del empleo de distintas tácticas y tecnología de punta. La Marina de Chile ha participado en siete oportunidades desplegando el SS-21 Simpson en 2007, 2008 y 2012, el SS-20 Thomson en 2010, 2014 y 2016 mientras que el SS-22 Carrera estuvo presente en 2011.
En aguas nacionales, las unidades 209/1400L y Scorpène han participado en los ejercicios Unitas y Teamwork South (TWS). Al respecto, es importante destacar TWS 2007, ya que fue el primer ejercicio internacional en el que participaron el SS-22 Carrera y el SS-23 O´Higgins.
El reemplazo de los 209/1400L
La Fuerza de Submarinos ha iniciado los análisis preliminares del proyecto de reemplazo de los submarinos SS-20 Thomson y SS-21 Simpson de la clase 209/1400L que espera sustituir con una serie de dos submarinos oceánicos a mediados de la próxima década.
Tal como ha publicado INFODEFENSA.COM, la institución está en los estudios preliminares y definición de requerimientos de alto nivel (RAN) para una vez terminada esta etapa llamar a una licitación internacional que permitirá la incorporación de una nueva clase de submarinos dotada de nuevas capacidades y tecnologías para enfrentar con éxito buques, aeronaves, submarinas y minas.
Mientras tanto, este año está previsto el inicio del último refit del submarino SS-20 Thomson. Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar), empresa estrátegica para los submarinos chilenos por contar con las instalaciones e infraestructura de apoyo necesarias para su sostenimiento, efectuará el programa de actualización que en los submarinos de la clase 209/1400L se realiza aproximadamente cada ocho y que tiene una duración promedio de 15 meses, dependiendo principalmente del estado de conservación del material y de las modernizaciones que se efectuarán. Los trabajos contemplan la recuperación completa del casco, motores eléctricos, máquinas diesel, activación y cambio de baterías como también la revisión y recuperación de todos los componentes mecánicos, eléctricos, electrónicos, ópticos e hidráulicos.
Este proceso también se pretende ejecutar en el SS-21 Simpson. Esta unidad recibió el último refit de estas características a comienzos de la década y se extendió más de tres años ya que el dique flotante Young en el que estaba fue alcanzado por el tsunami del 27 de febrero de 2010 que devastó Talcahuano. Este artefacto naval, con el submarino en su interior, quedó montado sobre el muelle Chacabuco. Afortunadamente, el submarino no sufrió grandes daños siendo desvarado el dique tras una inédita y compleja maniobra de ingeniería en julio de 2010. El Simpson concluyó su modernización en junio de 2012.