Sin mucho ruido, sin declaraciones del Ministro de Defensa, sin comunicados oficiales, apenas con unas tímidas declaraciones del Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Alberto Zanelli durante una entrevista, la Fuerza Aérea Uruguaya desactivó, al menos momentáneamente, al Escuadrón Aéreo Nº 1 (Ataque).
La noticia llega luego de que la última aeronave FAdeA (Ex-FMA) IA-58 Pucará en servicio presentase problemas en su planta motriz, por lo que ha quedado fuera de servicio, uniéndose al resto de la flota del mismo tipo. La grave situación de la fuerza es algo que cada día se palpita más y no es algo que resulte una novedad. Mantener en vuelo los Pucará, con problemas estructurales y de motores hace lustros, se había tornado una tarea monumental y últimamente ya se contaba con la aeronave en filas únicamente en forma simbólica pues una sola estaba volando y con algunas limitaciones operativas.
Desde el Gobierno no se ha mencionado absolutamente nada en forma oficial y la perdida de capacidades de la Fuerza Aérea pasa desapercibida sin que exista un plan de recambio o modernización. Años perdidos de negociaciones y posibles adquisiciones que nunca fructificaron llevaron a la situación actual de la que es muy difícil salir. Agregar cualquier sistema de armas, nuevo o de segunda mano, implicará la formación de técnicos y pilotos, generar una nueva cadena logística y un largo proceso de adaptación a una nueva aeronave.
Ofertas por Embraer Super Tucano y Tucano, Pilatus PC-7 MkII y otros han quedado por el camino, siempre con la excusa a medias de falta de recursos y de la no conveniencia del posible negocio o donación. La situación con los Cessna A37B Dragonfly del Escuadrón Aéreo Nº 2 (Caza) no es para nada mejor, con apenas un puñado de aeronaves en orden de vuelo y la certeza de que en un año o menos, también quedaran totalmente radiados de servicio por falta de repuestos.
Un muerte anunciada
Lentamente, el país está asistiendo a la muerte del ala de combate de la Fuerza Aérea Uruguaya, anunciada con mucha antelación y alimentada incesantemente por la falta de interés de todo el espectro político y la situación, de no generarse un cambio conceptual importante, parece irreversible. Con el mismo tímido tono, el comandante en jefe de la FAU manifestaba que a la fuerza solo le interesaban aeronaves nuevas para renovar la flota y que solo aceptaría una solución del tipo stop-gap en forma de leasing. La pregunta sería que país estaría dispuesto a vender aeronaves a un precio muy económico, financiadas a muchos años, a tasas de interés preferenciales, que sean baratas de operar, que tengan todas las capacidades que la FAU puso en sus varios requerimientos y que además ofrezcan en leasing aeronaves mientras se entregan las definitivas.
Lamentablemente, todo indica que la mezcla de indiferencia política sumada a las grandes expectativas que mantiene la jefatura de la FAU (sin ningún tipo de respaldo económico) son la mezcla ideal para que finalmente la fuerza termine siendo únicamente conformada por aeronaves de transporte y helicópteros. La esperanza del sector está en que, a corto plazo, el Gobierno reaccione y provea los fondos necesarios para recuperar las capacidades perdidas.
Foto: FAU