Honduras tiene que hacer frente al narcotráfico y el tráfico de armas con una flota de pequeñas dimensiones que el Gobierno pretende ampliar con la adquisicón de un nuevo buque, en este caso un OPV, a sumar al BDA ya negociado con el astillero colombiano Cotecmar. Todo apunta a que este segundo barco también saldrá de la empresa colombiana.
La adquisición se desprende de los análisis realizados durante la conferencia internacional Warships & OPV Latam 2016, celebrada a principios de julio en Lima (Perú), por el capitán de Navío Héctor Tercero López, quien en su intervención señaló las principales amenazas a las que se enfrenta su institución y los recursos a su disposición para el desarrollo de misiones.
Según explicó el capitán de Navío, la visión a futuro de la Fuerza Naval hondureña incluye un programa de adquisiciones para mejorar las capacidades de patrullaje y soporte a la población local. Para ello se ha previsto la compra de por lo menos un Buque de Patrulla Oceánica OPV para el patrullaje de la Zona Económica Exclusiva y de un Buque de Apoyo Logístico y Cabotaje BAL-C, nuevo armamento y sistemas de radares, así como mejoras en los programas de capacitación del personal mediante la modernización de laboratorios y la implementación de aulas virtuales.
Como ya adelantó Infodefensa.com, el buque de apoyo logístico a comprar será el Buque de Desembarco Anfibio (BDA) del astillero estatal colombiano Cotecmar y probablemente el OPV a adquirir sea un OPV-80, para fortalecer la asociación con el fabricante del BDA, Cotecmar, que los construye bajo licencia de Fassmer.
Los tráficos ilegales son las principales amenazas
Para Honduras, las actividades de pesca ilegal y la sobre explotación de recursos marinos afectan seriamente el desempeño de la economía nacional, por lo que la Armada hondureña debe asignar recursos para su control. No obstante las dimensiones de la problemática de la pesca, probablemente, la principal amenaza que tienen que enfrentar es el tráfico ilegal de drogas, actividad que utiliza al país centroamericano como zona de tránsito hacia los grandes mercados ubicados al norte del continente. Otra actividad recurrente es el tráfico de personas desde Cuba hacia la costa este de Honduras.
Tal vez a causa del narcotráfico, sumado al crimen organizado, el tráfico de armamento se ha convertido en otro de los desafíos que la Fuerza Nacional de Honduras debe de abordar, en parte debido a su particular posición en América Central, a su cercanía a Colombia, que la convierten en paso obligado de los protagonistas de actividades criminales, por aire, mar y tierra. El capitán Tercero López agregó a la vulnerabilidad de la costa caribeña como otro factor, por la escasez de poblaciones en la zona y por las pocas vías de acceso.
La presencia de islotes y cayos despoblados suma una dimensión adicional a la problemática, al funcionar como puntos de descanso y reabastecimiento para operadores ilegales.
El obstáculo de la geografía
En Honduras, así como en otros países de América, tienen también que lidiar con la presencia de pistas de aterrizaje clandestinas, que pueden ser reparadas rápidamente tras una intervención de las autoridades. Estas pistas no autorizadas son utilizadas tanto en la costa, como en puntos cercanos a ríos y en el interior del país.
Tercero López destacó, entre los puntos que facilitan las operaciones del narcotráfico, el uso de avionetas y la liberación aérea de cargas ilegales desde las aeronaves (sin necesidad de aterrizar); la posibilidad de abastecerse de alimentos, combustible y lubricantes en zonas despobladas; el uso en alta mar de barcos mercantes, lanchas rápidas (go-fast), semi-sumergibles, boyas de anclaje e incluso avionetas y helicópteros como actores de reabastecimiento. Adicionalmente, se utilizan cayos y zonas del litoral como bodegas y almacenes.
Sorprendentemente, el oficial señaló la existencia de pequeñas flotas pesqueras como un eslabón de la estructura de aseguramiento logístico del narcotráfico.
El Plan Fusina
Para hacer frente a la amenazas descritas por el capitán Tercero, la Fuerza Naval de Honduras implementa desde el año 2014 –y hasta 2018– una especie de escudo naval a través del Plan Fusina, que estipula el despliegue de unidades en el Golfo de Fonseca, una zona de soberanía compartida con Nicaragua en la costa pacífica, así como en la costa opuesta del país, divida ésta última en cuatro sectores (A,B,C y D, de sur a norte) con especial atención a la zona costera del departamento de Gracias a Dios.
Entre las embarcaciones que forman inventario en la Armada de Honduras destacan dos patrulleras Damen Stan Patrol 4207, de reciente incorporación, que son consideradas patrulleras con capacidad oceánica; diversas lanchas patrulleras de 105 y 106 pies, operativas pero de cierta antigüedad, patrulleras de 65 y 85 pies de eslora, lanchas interceptoras tipo Piraña de 25 pies, lanchas ribereñas de 36 pies, interceptoras tipo NorTech, interceptoras Damen tipo Lenca, que de reciente adquisición se encuentra en fase de pruebas, lanchas rápidas tipo Caimán, entre otros.
Foto: Peter Watson