(Infodefensa.com) Canberrra – El consejero delegado de la constructora naval francesa DCNS, Hervé Guillou, inauguró la semana pasada la filial DCNS Australia con la que la empresa trata de escalar posiciones en el programa SEA 1000 de futuros submarinos australianos.
En un comunicado, la compañía francesa reconoce que el objetivo de la creación de una “base a largo plazo” en el país oceánico persigue “tomar la iniciativa” en las próximas negociaciones en torno al programa de sustitución de los submarinos de la clase Collins, con los que actualmente opera Australia. DCNS se plantea ofertar su modelo de sumergible convencional Barracuda, dando “a Australia el acceso al diseño y los conocimientos de ingeniería franceses más avanzados”.
La oferta francesa comprende un equipo conformado por representantes del gobierno y la industria del que también forma parte Thales Australia. Durante la inauguración de DCNS Australia, Hervé Guillou destacó su opción por ofrecer “soluciones navales probadas y un robusto mapa de ruta industrial para el futuro programa australiano de submarinos (SEA 1000)”, lo que contribuye a mitigar los “riesgos tecnológicos, garantizando al mismo tiempo la estrategia correcta de entrega y de continuidad de capacidad”.
El acto contó con la presencia del Ministro de Defensa australiano, David Johnston, que encabezaba el grupo de invitados, en el que también figuraban destacados miembros de la industria local y la política del país.
DCNS emplea a 13.600 trabajadores y genera unos ingresos anuales del entorno de 3.400 millones de euros, recuerda el mencionado comunicado.
Navantia, Saab, ThyssenKrupp, Kawasaki y Mitsubishi, entre las competidoras
El programa del futuro submarino australiano, valorado en una horquilla de entre 18.000 millones y 27.000 millones de dólares (entre 13.900 millones y casi 20.900 millones de euros), dio un giro importante después de que el primer ministro Tony Abbott, del Partido Liberal, plantease el pasado verano la posibilidad de que estas nuevas naves se construyesen fuera del país.
A la carrera por dotar a Australia de nuevos submarinos se sumó el pasado septiembre la sueca Saab que quiere concurrir con una versión de 4.000 toneladas de su clase A26 –originalmente de 3.000 toneladas– con la que presentará batalla principalmente a la oferta japonesa de sumergibles de la clase Soryu, de las empresas Kawasaki y Mitsubishi, y la opción alemana del diseño Tipo 214, de ThyssenKrupp.
También, además de DCNS, cuentan con posibilidades en este proceso la española Navantia, con su modelo S-80, y un posible desarrollo norteamericano.