“El programa F-35 continúa experimentando retrasos en el cronograma, aumento de costos y entregas tardías”. Lo dice así, textualmente, la Oficina de Responsabilidad Gubernamental (GAO) en la primera de las 90 páginas en las que desgrana la situación de este proyecto militar, el más caro de la historia (por encima de 400.000 millones de dólares para el suministro de 2.470 aviones solo a Estados Unidos, sin contar los cientos de aparatos exportados, y 1,7 billones si se incluye el ciclo de vida previsto de los aviones que entrarán en servicio para Washington). El amplio informe, fechado en mayo y elaborado por esta agencia que actúa como auditora para el Congreso de Estados Unidos, va encabezado por un título que aún deja menos dudas sobre sus conclusiones: F-35 Joint Strike Fighter: se necesitan más acciones para explicar el crecimiento de costos y respaldar la decisión de modernización del motor.
El documento añade que “los retrasos en el programa para completar el simulador del F-35 continúan impidiendo que el Departamento de Defensa [de Estados Unidos] complete las pruebas requeridas para demostrar que el F-35 está listo para tasas de fabricación completas, a pesar de que el programa ya está produciendo más de 125 aviones por año”.
El trabajo sitúa el incremento de los costes totales de adquisición del programa en 13.400 millones desde la última estimación, publicada en 2019. Y lo atribuye, “en parte, a que el Departamento de Defensa extiende las compras de aeronaves y agrega años a su cronograma de entrega”. Además, los contratistas continúan teniendo problemas con la entrega de aeronaves y motores a tiempo, “pero están trabajando para abordar estos asuntos”.
El Pentágono lleva un lustro inmerso, además, en el esfuerzo de desarrollar la modernización de las capacidades de la aeronave. Es el denominado Block 4 (Bloque 4), en el que, reconoce el informe, se están “experimentando retrasos en el desarrollo de importantes actualizaciones tecnológicas”. Los costes estimados para ese Block 4 “también han aumentado a 16,500 millones”, lo que equivale a un incremento de más de un millar de millones de dólares desde el anterior informe de la GAO.
Encarecimiento del Block 4
En todo caso, los redactores del trabajo reconocen que los mecanismos seguidos para elaborarlo no les permiten explicar completamente los motivos del incremento de los costes. Y ponen como ejemplo la incapacidad de distinguir entre costes en el Block 4 que se elevan más de los esperado, y que por tanto precisan de una justificación para entenderlos, de otros que se deben a la inclusión de nuevas capacidades en ese bloque, y que por tanto son más fáciles de explicar. “En consecuencia, el Congreso no tiene una imagen completa de la escalada de los costos de modernización del F-35”, concluyen.
Actualmente, el programa está explorando opciones para modernizar el motor y el sistema de gestión térmica del avión de combate de quinta generación que se utiliza para enfriar los subsistemas de aeronaves que generan calor. El programa planea administrar este esfuerzo multimillonario bajo el programa existente, que está agendado para la transición al mantenimiento en breve y que limitaría la supervisión del Congreso. El sistema de enfriamiento está sobrecargado, lo que requiere que el motor funcione más allá de sus parámetros de diseño. El calor adicional aumenta el desgaste del motor, lo que reduce su vida útil y conlleva un sobrecoste de mantenimiento que se estima en 38.000 millones.
Un nuevo programa para el motor
La Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) advirtió hace dos meses de problemas de rendimiento en el motor del F-35. El programa llegó a evaluar algunas opciones de mejora del motor y la refrigeración, pero no ha definido completamente los requisitos sobre la cantidad de refrigeración que necesitará la aeronave en el futuro. El informe recoge que con “esta información clave, el Departamento de Defensa y los servicios estarían más informados sobre el desempeño futuro, el costo y las implicaciones técnicas”.
El estudio de la GAO recomienda al Congreso “considerar dirigir el programa F-35 para administrar la modernización del motor como un programa separado”. En este punto justifica que así se lo transmite ahora al Congreso a la vista de que el Departamento de Defensa “no se ha comprometido con un programa de motores separado de acuerdo con la recomendación de la GAO. En total, la agencia ya hizo siete recomendaciones previas al Pentágono, “incluida la mejora de sus informes sobre el crecimiento de costos del Block 4 y la definición de los requisitos del motor”. Según la agencia, el Departamento de Defensa se mostró, “en general”, de acuerdo con tres de estas recomendaciones; estuvo parcialmente de acuerdo con otras tres y no estuvo de acuerdo con otra.