En una posición central del Mediterráneo Oriental, se encuentra la isla de Chipre, disputada entre Grecia y Turquía y sobre la que existe una OPAZ (Unficyp), separando a la República de Chipre y a la República Turca del Norte de Chipre. En el entorno de ese escenario, se encuentran otras áreas de tensión como las relacionadas a la primavera árabe y al conflicto palestino-israelí.
Chipre, ya tiene antecedentes de desencuentro con Turquía, al ser amenazado el año 2011 con enviar buques de guerra a la zona si continuaban las exploraciones por el gas. El año 2013, Turquía no reconoce la zona económica exclusiva de Chipre y advierte a Nicosia de su oposición a utilizar el gas como cualquier garantía de rescate si el estado político de la isla continuaba siendo el actual y propuso, en esa fecha, dividir definitivamente la isla en dos Estados para aprovechar los yacimientos (Héctor Estepa, 2013). Hoy, es Turquía la que va en la búsqueda del gas a través de la exploración del fondo del Mediterráneo.
La crisis actual tiene relación con esos primeros desencuentros por el petróleo, con una visión neo-otomana de Erdogan y la nueva frontera que significa el diseño de las plataformas continentales más allá de las zonas económicas exclusivas. Esas nuevas prospecciones turcas, afectan las reclamaciones de Chipre y, particularmente, algunas islas griegas, que ha amenazado incluso con la guerra.
El presidente Erdogan justifica estas nuevas prospecciones en el acuerdo firmado entre Grecia y Egipto y, lo hace, desde la Mezquita de Santa Sofía, un símbolo del nuevo diseño estratégico de las relaciones exteriores de Turquía, en donde se enmarca esta posición dominante en el Mediterráneo Oriental.
Otro aspecto que es necesario observar de esta crisis es que Grecia y Turquía pertenecen a OTAN y, quien va en apoyo de Grecia frente a la amenaza naval turca es Francia, otro integrante OTAN. Ante la cercanía de un escalamiento de la crisis, la Unión Europea ha pedido diálogo y Francia, en el seno de la OTAN, ha solicitado un castigo a Turquía.
Hoy la tensión se mantiene y, tanto la UE como la OTAN esperan que la canciller alemana, Angela Merkel, pueda conversar con los líderes griego y turco para desescalar la crisis de un conflicto que permanecerá en el tiempo, dada la nueva estrategia en su política internacional de Erdogan.