En abril del año 2016 se publicó el Global Firepower Index (Índice global de potencia de fuego) una lista de los 126 países con mejores y mayores capacidades militares.
Para realizar la medición se toman en consideración 50 factores, como la industria militar, población, geografía y recursos naturales, entre otros. Esta evaluación también pondera calificaciones negativas cuando los países del ranking no igualan su poder bélico en comparación con el área geográfica que debieran defender.
En la lista de 2016 destacaron varios países de Sudamérica que aumentaron sus equipamientos superando a Chile que, de acuerdo a los datos del año anterior, era la tercera fuerza militar de la zona. ¿Es Chile un caso aislado? ¿Qué ocurre en su entorno? Pues en su entorno todos los países ganan posiciones.
Brasil, por ejemplo, se ubicó en el puesto 16, subiendo seis puntos con respecto a 2015 y siendo el único país latinoamericano entre los primeros 20 del mundo. ¿Por qué Brasil aumenta su material de Defensa? O mejor dicho, ¿a nadie le llama la atención que el país más grande de la región incremente notoriamente sus capacidades militares?
Argentina subió 12 puntos y se posicionó como la segunda nación sudamericana, quedando en el lugar 35. También Perú, que estaba en el lugar 51, subió al 40 seguido por Colombia en el puesto 41, un país que el año 2015 se encontraba en el lugar 52, Venezuela se ubicó en el 45 y cierra el ranking latinoamericano, en el puesto 123 Panamá.
Chile, en cambio, bajó cuatro puestos, del 43 al 47. ¿Por qué? Y sobretodo ¿por qué precisamente en un momento de incertidumbre mundial con nuevos riesgos encima del mantel de la geopolítica?
El caso es que Chile pasó de figurar como la tercera potencia militar de la región en 2015, a bajar cuatro lugares. Es decir quedamos, a nivel regional, en el sexto lugar. De acuerdo al informe, nuestro país refuerza activamente su arsenal armamentístico, el Gobierno destina importantes recursos del presupuesto militar para la adquisición de armas en el extranjero, sin embargo, quedamos atrás en comparación con nuestros vecinos.
De acuerdo a los datos, los miembros activos de las Fuerzas Armadas de Chile son 60.560 personas y en reserva son 82.000. Contamos con 2.346 vehículos blindados de combate, con 236 aeronaves y 69 buques, todo con un presupuesto de 5.483 millones de dólares estadounidenses.
Está claro que las cifras son importantes, pero si hacemos una comparación con Perú, por ejemplo, que está actualmente en el puesto 40 y pasó de estar en el quinto lugar de las FFAA más potentes de América Latina al tercero, sus miembros activos superan las 120.000 personas y en reserva tiene 272.000. Su armamento proviene de China, Rusia y EEUU, entre otros, y está compuesto por 890 vehículos blindados de combate, 239 aeronaves, 60 buques y un presupuesto de 2.560 millones de dólares estadounidenses.
Ante estos datos, es posible decir que Chile se está quedando atrás, lo que podría ser bastante riesgoso. Además, eso se produce en un contexto en el que otros países de la región están aumentando su poderío militar.
Chile, un caso aparte
De acuerdo al profesor Julio Soto, coronel del Ejército de Chile (Ret), licenciado en Ciencias Militares y jefe del Departamento de Postgrado de la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos de Chile, existen razones que explican el aumento de capacidades militares y que podrían darnos pistas de por qué en el caso de Chile pasa lo contrario.
Según el profesor Soto, las capacidades económicas, la necesidad de modernizar los equipamientos militares defensivos desmejorados debido a bajos gastos en Defensa desde la época de la Guerra Fría y la urgencia de países grandes por fortalecer su poderío militar para equiparar sus ambiciones, explicarían la tendencia de nuestros vecinos, pero no las de Chile, ya que sólo encajamos en la segunda. De acuerdo al profesor, la tendencia de nuestro país ha sido organizar y disminuir los gastos de Defensa de acuerdo a las actuales normas legislativas sobre fondos para adquisiciones de material bélico, según él, para fundamentar la voluntad del Estado y así lograr transparentar todo lo relacionado con las Fuerzas Armadas.
Pero ¿qué pasa con la posibilidad de conflictos en la región? Si bien es cierto que Chile, en palabras del expresidente Sebastián Piñera, no tiene intenciones agresivas con otros países del mundo, no es posible descartar cualquier problema, a pesar de que no tenemos conflictos declarados con ningún vecino, es importante mantener cierto nivel de armamento que permita tanto defender como disuadir, ya que, como la Política de Defensa de Chile afirma, el Estado tiene la responsabilidad de mantener una adecuada capacidad militar para apoyar el logro de sus objetivos nacionales.
Es importante aclarar que nuestro país no se encuentra, claramente, en una carrera armamentista, ya que esto solo sucede cuando existe el deseo continuo y competitivo de dos o más naciones de tener más y mayor cantidad de armas poderosas que el otro o los otros, y Chile no compite con nadie.
Sin embargo, en los últimos 20 años, nuestro país ha reducido un quinto de su personal militar, ha restringido sus gastos en material y gasta más en personal retirado que en servicio activo, lo que sería positivo si el escenario fuera 100% pacífico.
Esperemos que tanto el escenario mundial como el regional provoque un cambio y los resultados del próximo ranking nos igualen a nuestros vecinos, ya que en este ámbito las diferencias, en mi opinión, nos hace vulnerables.