Reflexiones mexicanas
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Recibo muchas preguntas sobre el reemplazo de cazas en México y mi lectura no varía, pese a ser importante, no me parece el tema prioritario, lo siento pero así es como interpreto la Agenda de Defensa en México, sé que a muchos no les gusta, pero este es un tema serio, no de gustos subjetivos. Estoy convencido que el tema principal no es, ni serán, los cazas de alto desempeño, al menos en el corto plazo. Aunque siempre me puedo equivocar, creo que la tendencia se centrará en más soluciones ISR, tecnologías, infraestructura e industria militar y sobre todo buscar contratos de mantenimiento más amplios. Si acaso algo llegara a suceder, será una decisión rápida, probablemente en el último cuarto de 2018 a través de los dos primeros años del siguiente presidente, si acaso…

Cómo todos, he visto una cierta curiosidad de la fuerza aérea por algunos jets entrenadores de menor categoría y creo que aviones de este tipo son los que podrían tener una verdadera oportunidad en el corto plazo, porque son astronómicamente más baratos que un gran caza de combate y sobre todo en términos de impacto en la percepción social y de política pública son prácticamente inocuos. Pero a diferencia de muchos yo interpreto este moderado interés como una exploración del Gobierno para ver cómo termina de cubrir la necesidad del modo más rápido y barato posible, sin complicaciones políticas; no como un esfuerzo planificado para formar un pie de entrenamiento.

Hay que ver el bosque, no los árboles. La Fuerza Aérea Mexicana (FAM) y la Armada de México han introducido mucho material nuevo en los últimos diez años, eso es una carga en términos de costos y aprendizaje. Y sin lugar a dudas las instituciones ya se han dado cuenta que sociedades como el MRO para aviones C-295 de Airbus, arrojan enormes beneficios industriales que antes no se conocían. Sin duda, cuidar la inversión hecha en flotas nuevas de aviones y helicópteros es más importante, que comprar cazas nuevos y comenzar otra curva de aprendizaje. También se debe tomar en cuenta el factor político-social de México, que no es para nada el más adecuado.

Como a todos, me encantaría ver cazas nuevos o al menos, volver a ver jets de combate en México, pero creo que en el entusiasmo del imaginario aeronáutico, no hemos explorado todas las posibilidades o las más adecuadas a nuestra realidad, como someter a los F-5 sobrevivientes a un proceso de mantenimiento mayor y mejora en toda la extensión de la palabra. Esa me parece la opción ideal (y realista) en relación con las necesidades de defensa de México, ya que no representa los enormes costos políticos y de adquisición de aeronaves nuevas. Aunque esto no resulve la causa raiz: el mantenimeinto de la aeronave. Sé que no es la opinión más popular y hay quien me señala por estas ideas, pero vamos, lo hacen personas que creen que aviones como el Rafale o el Su-30 son candidatos para México.

La casa rusa

Esto responde la siguiente omni-pregunta. El escenario actual le pone las cosas tremendamente difíciles a la industria rusa, quien nunca en la historia, salvo honrrosas excepciones y a donde México no es una de ellas, se ha destacado por llevar sus líneas de producción y soporte a países fuera de su esfera de influencia. Hay que tomar en cuenta que aparte de un caro pero necesario rescate a los Mil Mi-17 Hip de la FAM, la cartera de productos rusos en México ha sufrido importantes reveses ante bienes y servicios provenientes de Europa y Estados Unidos. Esto no es una casualidad o la intervención de fuerzas oscuras, es un reacomodo del mercado.

Las interesantes propuestas rusas derivadas de Famex 2017 de colocar el Yak-130, servicios industriales de mantenimiento y mas helicópteros Mi-17 junto con servicios de soporte, no parecieron despertar hasta ahora el interés del gobierno mexicano, quien por otro lado sí ha continuado haciendo compras de helicópteros Panther y UH-60M; y que como sabemos, está buscando cerrar tratos por helicópteros antisubmarinos en otros lados, pero...no en Rusia. Incluso pareciera que tanto la armada como la FAM sólo están esperando agotar la vida útil de sus reductos ex soviéticos, Lo que es correcto, porque creo que ya esta muy gastado el aburrido argumento de que debemos comprar más de esos porque son "baratos y aguantan todo". Esto ya no es un argumento válido, ya no estamos en 1995 y ciertamente México no debe comprar nada sin la adecuada inversión y soporte técnico en México.

La tendencia es clara en este sentido, las Fuerzas Armadas Mexicanas llevan al menos 12 años comprando tecnología y alineando sus estrategias con occidente, situación que de paso está nutriendo a la industria nacional mexicana. El mercado en México ya rebasó el anacronismo de lo "barato y aguantador" y si bien los precios y la oferta tecnológica rusa son mas competitivos; el hecho es que en México, la inversión aeronáutica rusa de soporte y mantenimiento es cercana a la inexistencia, esto se traduce en un factor de encarecimiento insostenible.

Personalmente creo que la industria rusa ya no ha tenido éxito en México por dos factores, 1) El bajo nivel de compra de México que rara vez se compromete a algo por arriba de las 12 unidades y 2) La distancia geográfica entre México y las cadenas de producción rusas, que para importar una refacción puede tardar de dos a tres meses. Esto se suma a la carga financiera de mantener una línea logística de baja demanda y por lo tanto de alto costo para el cliente final o sea nosotros; sin contar que aparte, tendrán que competir contra modelos de negocio mucho mas agiles y fuertes provenientes de Estados Unidos o Europa a través de empresas como Beechcraft, Lockheed Martin, Boeing, Sikorsky o Airbus que sí soportan cadenas de producción en sitio para otros mercados y productos.

Es muy probable que la misma industria rusa no este precisamente motivada para arriegarse a abrir mercado en México, mientras la demanda en el país no convierta su presencia rentable. Arriesgar capitales para dar mantenimeinto a diez aviones por los siguientes 30 años, no suena como un buen negocio para ninguna de las partes. Así que si bien nada es imposible, personalmente no veo en el modelo tradicional de compra, las cualidades para enfrentar este escueto mercado, ni a México interesado en aventurarse a consumir grandes cantidades de sus productos, por lo que la presencia de cazas rusos en México me parece poco probable de momento.

¿No será ya el momento de decir adios a los casi 40 Mil Mi-8 y 17 que operan en México y que son una pesada carga de mantenimiento para buscar un contrato de inversión con los constructores que sí estan invirtiendo en México e incluso amarrar la posibilidad de abrir una línea de montaje en algún cluster del país? Los beneficios industriales, educativos e incluso hasta sociales serán muchos más, que seguir sufiendo por refaccionamiento de una flota de helicopteros de la epoca de la guerra fría.

Otra pregunta que escucho es si México podría acceder al Gripen desde Brasil. Bueno, al menos en la teoría suena interesante y sin duda alguna Saab en su acuerdo para abrir una línea en Brasil podría considerar la idea de colocar sus productos en Latinoamérica a través de este mostrador. Sin embargo queda claro que su meta principal es cumplir con el proyecto brasileño; aparte de que ese es un logro industrial de Brasil, no de México y lo repito, es a México, a quien le toca llamar a esa puerta.

A menos que algo verdaderamente atípico suceda, la industria occidental y específicamente la norteamericana, es quien tiene las mayores posibilidades de cerrar alguna venta a México, a lo que especular y adivinar de momento sobre cómo, cuándo y qué jet será el elegido, está fuera de mi alcance y si he de ser más que honesto, ya es un tema que me parece tedioso y de un insensato agotamiento. En México están sucediendo avances industriales mas interesantes y que sí son reales.

Buenas noticias

Como saben, nos hemos dedicado a cubrir como nadie el tema de la Pola, en este respecto hemos tenido la fortuna de no tener que especular con el tema, al contar en exclusiva con las opiniones y la información de los principales actores del tema. Lamentablemente este esfuerzo se ve ligeramente opacado por el ruido que las redes sociales han generado. A este respecto recibí una serie de tristísimos correos sobre la noticia de que sólo se construiría una sola fragata, lo que se interpretó como un recorte al programa. Seamos claros, al proyecto Pola no se le recortó nada, los fondos autorizados por la autoridad hacendaria mexicana, sólo son y han sido para un buque.

Esto no quiere decir que en el futuro la armada no pueda buscar más fondos para más fragatas, pero nosotros basamos nuestras noticias en hechos comprobables, y en este caso fue la armada mexicana quien nos hizo accesible la información que deja ver que actualmente se tienen en construcción sólo uno de estos barcos y déjenme recordarles que las versiones que hablan de 6 u 8 buques de este tipo no son un pronunciamiento oficial. Esperamos con toda buena voluntad a que al menos se puedan botar tres a cuatro de estos navíos en los próximos diez años, que es un ritmo más realista. Recuerden que como suele suceder en México, a las palabras y los planes se las llevan los vientos electorales y políticos.

Cambiando el tema, ya son diversos los comentarios que hemos recogido acerca de que en la FAM se están percibiendo un notable cambio de orden con la llegada de su nuevo comandante, a lo que sólo podemos decir enhorabuena. Por los comentarios que hemos escuchado, la FAM está trabajando extraordinariamente para enfrentar los retos que tuvo en 2017 y los que vienen, y sí, de hecho las cosas comienzan a percibirse mejor.

Su nuevo comandante, el General Vallín Osuna, será de los pocos mandos que trancisionarán al siguiente gobierno en su actual puesto y tendrá mucho, pero mucho trabajo después de las elecciones, especialmente porque viene el ciclo de inauguración e introducción del proyecto Azteca y el inicio del tercer periodo de gobierno bajo las nuevas políticas y planes de compra; aparte del seguimiento institucional ya acordado hacia proyectos como el Pegasus. Y por si fuera poco comienza la cuenta regresiva para abrir las instalaciones de la FAM en Querétaro y que terminarán convirtiéndose en lo que por ahora llamaremos entre compañeros como "La nueva Santa Lucía”

Sobre estos temas también recibo muchos comentarios y preguntas, la mayoría centradas en cuál creo que es mejor avión, el Azteca o el Pegasus. Para empezar son dos aviones distintos, con conceptos incomparables e incluso tecnologías distintas, no creo que como avión estén en competencia por que no aspiran a realizar el mismo rol. Azteca está pensado como un entrenador primario para la escuela militar de aviación de la FAM, con la idea de que los pilotos nóveles puedan familiarizarse con el vuelo, hacer sus primeros solos y apuntarse sus primeras 40 a 50 horas. El Pegasus, pese a aún estar en una etapa de pruebas y pendiente de su primer vuelo, sería un entrenador táctico de bajo precio, que ofrece la posibilidad de mantener pilotos volando más tiempo, a menor costo, antes o en paralelo al Texan II, lo que a mí me parece una buena oportunidad; especialmente para la armada y en el caso de la FAM como un potencial reemplazo en sus numerosos escuadrones equipados con aviones Cessna C-182. Me gusta pensar que ambas dependencias tienen una obligación moral, histórica y ética para apoyar en alguna medida proyectos de éste tipo.

Mi apuesta va por México. Creo que estos y otros desarrollos como el Halcón de Horizontec, son proyectos que debemos difundir, conocer y apoyar mientras sean viables, no sólo porque están reviviendo las construcciones aeronáuticas en México, sino que el trabajo, tiempo y en ocasiones recursos propios, que sus creadores están invirtiendo, va más allá de lo que el público general si quiera se imagina y porque se trata de que México vuele por cuenta propia.

La periodista Dinorah Becerril en su artículo El primer avión mexicano quiere volar tiene toda la razón al decir que la industria aeronáutica mexicana se ha centrado en las necesidades de los grandes constructores y no en buscar promover las pequeñas cadenas de producción que faciliten a otros emprendedores a desarrollar aviones con más agilidad. Esto no es malo, pero si es una llamada de atención de que ya comienzan a abrirse espacios y necesidades locales. Desatenderlas es imposibilitar el desarrollo aeronáutico industrial de México.



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