ISBN: 9788497816991
Año de publicación: 2012-03-10 00:00:00
Introducción del libro:
Este libro es para aquellos que piensan que los espías es un invento reciente. Nada más lejos de la realidad, El libro del profesor Taracha, catedrático de Historia de España de la Universidad Católica de Lublin (hoy dedicada a su profesor más universal, Juan Pablo II) demuestra con clarividencia todo lo contrario. Este trabajo, aparecido primero en polaco en 2005 y ahora en español gracias al Ministerio de Defensa, supone un acercamiento tanto a la estructura, el funcionamiento y los hombres relacionados con la inteligencia y la información en la época de los primeros Borbones, como a la realidad histórica del papel de España en ese período, deseosa de recuperar su anterior poder y grandeza.
En sus más de 200 páginas expone los problemas más importantes relacionados con los servicios de información secreta de aquel tiempo. Es decir, su organización y financiación y las actividades desarrolladas por sus agentes en el continente europeo a lo largo del siglo XVIII, destacando la creciente importancia del espionaje económico y científico. Asimismo estudia el factor humano involucrado en esta actividad, tanto a políticos como a diplomáticos, organizadores de los servicios y redes de espionaje, como a los propios agentes y espías. Finalmente, analiza los métodos y medios de espionaje utilizados en aquel tiempo, la época clásica de la diplomacia y la inteligencia.
Especialmente interesante es, por ejemplo, el perfil biográfico que realiza de Jorge Juan, “un hombre –dice- cuyos logros podrían servir como base de una novela de espionaje o como material para el guión de una película” y que destacó por dirigir una de las acciones más brillantes y arriesgadas en la historia de la inteligencia española del siglo XVIII Natural de Novelda (Alicante), donde nació en 1713. Se convirtió en un caballero de la Orden de Malta y estudió en la Academia de Guardias Marinas de Cádiz donde se licenció con rango de teniente (1735). El entonces ministros de Marina, marqués de la Ensenada, se fijó en él para la difícil tarea de dirigir un grupo extranjeros que ayudará a España a reconstruir la flota española, destruida en 1747 por los ingleses en la batalla naval en las costas de La Habana. Escogió a dos hombres y marchó en secreto al año siguiente a Inglaterra. Su misión duró aproximadamente un año y la tarea principal de los agentes españoles era el reclutamiento de expertos y su transporte a lugares determinados de la metrópolis. Su misión fue especialmente difícil porque al poco tiempo, el Gobierno inglés prohibió la entrada de extranjeros a los astilleros y arsenales e incremento el control policial sobre los edificios vinculados a la industria del armamento, para impedir la salida de expertos y de maquinaria al extranjero. El primer experto reclutado fue un excelente constructo llamado Rooth que se comprometió en realizar el plan de un buque y de una fragata. También se logró la participación de otros doce especialistas más, algunos de ellos irlandeses y catálogos, y en la mayoría de los casos dispuestos a ayudar al rey de España por dinero o venganza. Estos hombres comenzaron su trabajo en los astilleros españoles y en las fábricas que producían para la Armada, aportando conocimientos y habilidades invaluables (pág. 162).
En el capítulo sobre métodos y técnicas del espionaje español en el siglo XVIII, el profesor Taracha confirma la utilización de códigos y claves por parte de agentes y diplomáticos. Por ejemplo, se refiere a las instrucciones enviadas en mayo de 1760 por el embajador de España en la corte de Augusto III, el conde de Aranda, sobre el uso de la cifra, o las que en el mismo sentido remite Pedro de Almodóvar (1751), desde la misión en San Petersburgo, en las que destaca que solamente debe ser utilizado para asuntos de “gravedad o importancia”. Sin embargo, poco aporta sobre los mismos y no explica cómo funcionan o su complejidad.
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